Viaje a la ruralidad

Publicado:
27
Nov
2012
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Para llegar a la localidad de Sumapaz lo importante es atreverse. Saliendo de Usme (pueblo), por una vía pavimentada en un buen trayecto a lado y lado de la carretera, solo se ven fincas y hombres y mujeres laboriosos en cultivos de papa, hortalizas o ganadería, mientras niños y niñas con libros, a pie, recorren caminos para llegar a la escuela.

Un letrero en la mitad del páramo indica que la localidad empieza y allí se siente el orgullo de compartir una riqueza natural, considerada como el paramo más grande del mundo, 15.400 hectáreas, de acuerdo a las medidas, versiones y estudios de biólogos y científicos de diferentes partes del orbe.

A unos 25 kilómetros por carretera se inicia el destapado y no se termina de contemplar a lado y lado esa inmensa fábrica de agua que forman lagunas dejando descolgar hilos cristalinos que forman quebradas y riachuelos que llevan a diferentes cuencas entre ellas la de Sumapaz que se observa imponente y caudaloso a su paso por Boquerón, para luego llegar al Río Magdalena en la parte central del Tolima.

Adentrarse en este parque localidad, que limita con Cundinamarca, Meta, Tolima

y Huila, es llegar a un territorio que desde épocas precolombinas fue sitio especial de tributo a la naturaleza como lo confirma la famosa Balsa de Oro Muisca emblema del Museo del Oro, que da cuenta de la riqueza orfebre y de la dedicación y respeto de los indígenas por su territorio.

Después de transcurrir por el corazón de estas montañas onduladas, llenas de frailejones, se desliza la vía hacia el bosque montano donde los encenillos, el siete cueros, el pegamosco, y otros arbustos permiten que el conejo y el curí circulen para ser el alimento del águila real, propia de este páramo, entre otras muchas especies de flora y fauna descubiertas y por descubrir en este laboratorio vivo del planeta.

Llegar a San Juan de Sumapaz es encontrarse con un caserío donde entre semana se vive en  completa calma y sus habitantes explican que el nombre de Sumapaz se debe a la tranquilidad que se vive en todo su territorio inspirado en el páramo, como cumbre de las montañas y San Juan por el apóstol, pero también algunos lo relacionan con el líder liberal que se llamó Juan de la Cruz Varela, que en los años sesenta y setenta lideró las autodefensas campesinas que luego se transformaron en proceso políticos de defensa y protección de su tierra, hasta volverse territorio de las legendarias Farc, hoy desplazadas a otras regiones de Colombia..

Tanto San Juan, La Unión, Nazarareth, como Betania y todos los otros espacios urbanos existentes en esta localidad, son lugares de encuentro académico, donde niñas, niños y jóvenes vienen para educarse y encontrar en el proceso académico oportunidades para crecer como personas ayudando a sus familias. Reflejo de ese esfuerzo mutuo entre administración local y distrital como comunidad para crecer es el funcionamiento de los Centros educativos Jaime Garzón y Juan de la Cruz Varela de donde han salido estudiantes a formarse como médicos en la República Socialista de Cuba.

Todos los estudiantes cuentan con apoyo de transporte y alimentación para mantenerse en el proceso educativo, lo que hace que sea una de las localidades donde no hay disculpa para asistir al colegio, pues así sea a pie o caballo se ve en las mañanas estudiantes optimistas de su presente y su futuro.

Tomado de: S. XXI.NET