En voz del arquitecto Mauricio Uribe, director del Instituto de Patrimonio Cultural de Bogotá, comprobamos si algunas afirmaciones sobre la historia de la capital son o no ciertas.
¿Bogotá se fundó en la plazoleta del Chorro de Quevedo?
Es un mito. Las versiones oficiales aseguran que el inicio de Bogotá se dio en el parque Santander el 6 de agosto de 1538. Ese día Gonzalo Jiménez de Quesada oficializó una misa en este lugar.
¿Por qué se ha difundido que fue en el chorro?
Porque estas versiones hacen más rica la historia sobre el nacimiento de Bogotá. Por eso incluso guías turísticos han retroalimentado este mito a quienes visitan este lugar.
¿Qué pasaba en el Chorro de Quevedo durante esa época?
Era el lugar del Zipa (gobernante supremo). Ahí él tenía su lugar de recreo porque, además, gozaba de la mejor vista a la sabana.
Calle del Embudo, una de las principales vías al Chorro de Quevedo, es de las pocas que están empedradas en Bogotá #VolvióElChorroAQuevedopic.twitter.com/waFqr9VBJZ
— Patrimonio Cultural (@Patrimoniobta) 28 de julio de 2017
Es cierto que los españoles llegaron a lo que hoy es el centro histórico de Bogotá, por lo que se ha creído que el nacimiento de la ciudad se originó en el Chorro.
¿Por qué otras razones se creyó que fue en el chorro?
La historia toma también fuerza porque dicen que la capilla la Ermita de San Miguel del Príncipe, ubicada en la plazoleta del Chorro, fue la primera en la ciudad. Y esto es totalmente falso porque su construcción es relativamente moderna y fue hecha en 1969.
Esta capilla se edifica un poco bajo el modelo de lo que fue la primera iglesia de la ciudad El Humilladero, que sí estaba cerca al parque Santander.
El Humilladero se construyó cinco años después de la fundación de Bogotá, en 1543 y se demolió en 1887.
¿Después de la fundación, cómo se empieza a consolidar la ciudad?
Después de la fundación se trazó la ciudad y se decidió que se ubicaría entre los ríos San Agustín y San francisco. Ahí se dispuso los solares y el trazado de la ciudad con la Plaza de Bolívar.
