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Ilustración de trineo navideño con animales que lo conducen

Navidad es cultura en Bogotá

Navidad es cultura

En 'Bogotá, mi ciudad mi casa'
así celebramos esta navidad 2025

Del 5 al 23 de diciembre, la ciudad se convierte en un escenario mágico que celebra nuestra diversidad con luces, arte, música y espectáculos de talla mundial que nos inspiran y reúnen.

Desde los cerros hasta los parques y plazas, Bogotá se llena de experiencias únicas que hace vibrar a quienes la habitan y a quienes la visitan, con el calor humano y la riqueza cultural que nos caracteriza. De la mano de las entidades distritales, proyectamos más de 600 actividades gratuitas, pensadas para que toda la ciudad se encuentre, disfrute y celebre.

La historia de nuestra navidad

Conoce a los personajes que llevan a Bogotá a una navidad de fantasía

Agenda de actividades

Espectáculos de talla mundial iluminan la navidad capitalina

Ruta de la Navidad

Próximamente, el Grupo Energía Bogotá enciende la magia de la ciudad.

Hablemos hoy, para no lamentarlo mañana

Hay recuerdos que no se borran

En esta navidad Evita el uso de pólvora

Conoce más

Conoce la historia de nuestra navidad

Es siete de diciembre, son las seis y media de la tarde, y la Navidad anuncia su llegada a Bogotá con un atardecer rojizo que tiñe el cielo y refleja la vida de esta ciudad nacida del agua —de sus ríos y humedales—. Una ciudad que es casa, refugio y encuentro; el lugar donde vuelve a sentirse el latido del corazón de Colombia.

El sol se despide sobre la línea del horizonte y da paso a la luna, que se acomoda en el cielo estrellado mientras las luces navideñas comienzan a brillar en cada barrio y localidad. Ciudadanos, visitantes, niños, jóvenes y adultos mayores llenan las calles y el transporte público, ansiosos por llegar a casa. La noche los llama al encuentro: con la familia, los amigos y los vecinos. Es la noche de las velitas, esa que anuncia la llegada de la luz y la esperanza a Bogotá.

En una de esas cientos de casas, en el tradicional barrio La Candelaria, vive Cielo, una niña de trece años, junto a su gato Copo. Asomados a la ventana, esperan con emoción la llegada de su mamá y sus hermanos para cocinar la dulce natilla y los buñuelos de siempre.

—“¡Ya quiero pedir mis siete deseos!” —grita Cielo, impaciente.

Cada año, pide tres cosas: un juguete para ella, que su gato Copo le dure más de siete vidas, que sepa volar, y —como le enseñó su abuela Clarita— un deseo para alguien que lo necesite.

Al otro lado de la ciudad, en Tunjuelito, vive Marcelo, un niño inventor y músico de doce años. Está triste porque esta noche no podrá estar con sus papás: su mamá es enfermera y su papá, guarda de seguridad. Ambos deben trabajar toda la jornada.

Lo anima saber que su tía Margarita y sus primos Candelaria y Rolo llegarán pronto. Con ellos ha encendido las velitas cada año y ha escrito cartas a los Ángeles de la Navidad, una tradición que heredaron del abuelo Martín, quien siempre decía que “los deseos escritos desde el corazón son los que se hacen realidad”.

Para alegrarlo, sus primos y la tía Margarita —una bailarina retirada y cómplice de todas sus aventuras— deciden convocar a los niños y vecinos de la cuadra para hacer una gran comparsa. Cada uno aporta algo: don Victorino, el mejor panadero de la localidad, ofrece buñuelos para todos; Ana, la modista, presta las máscaras que está creando para el tradicional desfile de comparsas de Navidad; y doña Isabel, yerbatera y cocinera, prepara un enorme sancocho para compartir.

Mientras tanto, Marcelo, acostado en su cama, escribe su carta a los Ángeles:

“Quiero viajar hasta donde están mis papás y que esta noche sea como las de antes.”

Casi al mismo tiempo, en su casa de La Candelaria, Cielo también cierra los ojos y pide su séptimo deseo de velitas:

“Alegra y cumple los anhelos de todos los niños que no tengan cómo celebrar ni estén con su familia.”

En la cuadra de Marcelo, la música suena, el olor a sancocho y buñuelos invade el aire, y las risas se mezclan con el ritmo de la comparsa.

Marcelo, curioso, abre la puerta y pregunta:—“¿Qué es todo esto?”

“¡Sorpresa!” —responden todos entre risas, disfrazados con los atuendos improvisados de Ana.

Lo que ve es un carnaval de barrio. Conmovido, Marcelo abraza a su tía Margarita, disfrazada de pájara bailarina.

¡Disfruta! Todos somos tu familia, y queremos que nunca olvides esta noche.”

Entre risas y canciones, llega la medianoche. Marcelo se siente feliz, pero en su corazón aún habita la nostalgia: ¿qué estarán haciendo mis papás ahora mismo?

Cae la madrugada y Bogotá sigue celebrando.

Cielo, Marcelo, sus primos y el gato Copo caen rendidos, soñando con los deseos que escribieron.

Entonces, la luna brilla con una intensidad distinta. Su luz envuelve la ciudad y la magia comienza: los juguetes, los disfraces, la música… todo se eleva.

Cielo abre los ojos. Frente a su ventana se ha detenido un carruaje luminoso con forma de su gato Copo. Dentro hay regalos y, en lo alto, un alce toca unas maracas.

—“¿Quieres manejar?” —le pregunta.

—“¿Quién eres?” —responde asombrada.

—“Soy Paco, el alce y ángel de la Navidad. En realidad, somos muchos.”

A su alrededor aparecen nuevos amigos:

Aurelio, el conejo del rock; Pablo, pandereta, que nunca se quita su casco y ama los villancicos; Antonia, la tortuga deportista que recorre los cielos patinando; y, por supuesto, un sonriente Papá Noel, guardián de las tradiciones y que esta noche acompaña la misión.

—“Pediste cumplir los sueños de quienes no podían celebrar. ¡Tu deseo se hizo realidad! Ven, vamos a cumplir más sueños de Navidad.”

Incrédula pero emocionada, Cielo sube al Copocarruaje. Al tocar la magia, su cabello se alarga y ella misma se transforma en un ángel de la Navidad.

Paco le explica que su primer destino será Tunjuelito: deben cumplir el deseo de un niño llamado Marcelo.

Recorren Bogotá y vuelan sobre la Plaza de Bolívar, la Plaza Cultural La Santamaría y el Parque Metropolitano El Tunal, donde finalmente aterrizan.

Cielo despierta a Marcelo y lo invita a unirse a la aventura.

—“Soy Cielo, y vengo con los Ángeles de la Navidad. ¡Vamos a ver a tus papás!.”

Rolo, que escucha la conversación, despierta y dice:

—“¡Esperen! Llevemos nuestros instrumentos, necesitaremos música para el camino.”

Y así, el saxofón y el violín también suben al carruaje.

Durante el viaje, se unen más vecinos: la tía Margarita, don Victorino convertido en un simpático chef ratón, y otros personajes del barrio.

Bogotá brilla bajo ellos como un manto de pequeñas luces. En cada rincón hay risas, abrazos y música: la ciudad entera parece flotar.

Finalmente, llegan al hospital de Suba. Donde trabajan los padres de Marcelo, quienes ven llegar el gran carruaje y no pueden creerlo….corren a abrazar a Marcelo.

Entre lágrimas, descubren que esta noche de velitas fue hecha por todos, para su hijo… y también para ellos. Esa noche, Bogotá se volvió una gran familia: una ciudad donde los sueños se cumplen, la cultura, el orgullo por lo que somos se convierte en el regalo más grande de todos.

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Marcelo

El niño soñador

Marcelo es un niño bogotano con alma de inventor y corazón de músico. Le gusta construir cosas con lo que otros llaman desechos: pedazos de cartón, tapas, cuerdas viejas o latas que convierte en robots, instrumentos y sueños con vida propia. Dice que Bogotá le enseña cada día a ver magia donde otros solo ven rutina.

Aunque nació aquí, siente que pertenece a muchos lugares: sus vecinos vienen de distintas regiones, sus amigos hablan con acentos distintos y en su cuadra cada casa tiene una historia. Por eso, Marcelo representa a todos los niños y niñas que hacen de Bogotá su hogar, los que llegaron buscando oportunidades y los que nacieron entre sus montañas, todos unidos por la curiosidad, la creatividad y el deseo de construir un futuro mejor.

En la historia de la Navidad, Marcelo es el símbolo de la esperanza y la imaginación infantil, de esos sueños que, con un poco de música, amistad y magia, se vuelven posibles.

Cielo

La niña de la esperanza

Cielo es una niña de mirada brillante y corazón generoso.

Cada diciembre espera la Navidad no solo por los regalos, sino porque es la época en la que siente que el mundo se llena de oportunidades para ayudar. Le gusta encender velitas pidiendo deseos, no para ella, sino para los demás como le enseñó su abuela Clarita: para que nadie esté solo, para que todos tengan un motivo para sonreír.

Cielo representa la solidaridad y el espíritu de compartir, esa fuerza invisible que une a los barrios, las familias y los sueños. Cuando ve que alguien necesita compañía, extiende su mano; cuando descubre tristeza, inventa un juego; cuando escucha silencio, canta.

En la historia, es ella quien enciende la chispa de la magia y nos recuerda que la ciudad del mañana se construye con pequeños gestos de bondad, con empatía, con arte y con la alegría de pensar en los otros.

Candelaria

La niña que encontró su hogar

Candelaria llegó a Bogotá con su familia desde otra ciudad, llevando en su maleta los sabores, los cantos y las pequeñas tradiciones que le daban sentido a su Navidad. Al principio todo era distinto: el clima, las calles, el acento. Pero poco a poco, la ciudad comenzó a abrazarla.

Descubrió que en Bogotá las luces también cuentan historias, que en cada barrio hay una familia nueva esperándote y que la Navidad puede sentirse igual de cálida aunque estés lejos de donde naciste.

Candelaria representa a todos los niños y niñas que han llegado de distintas regiones del país y que hoy llaman a Bogotá su casa. Con su alegría, su curiosidad y su espíritu generoso, ha tejido un puente entre su lugar de origen y esta ciudad que la adoptó.

Ella nos recuerda que migrar no es perder, sino multiplicar: que las tradiciones viajan con nosotros y florecen donde hay amor, comunidad y esperanza.

Copo

El gato guía

Copo es el gato curioso de Cielo, aquel que siempre mira por la ventana como si esperara descubrir un secreto en el resplandor de la ciudad. Pero en la noche de este 7 de diciembre, cuando las luces de Bogotá comenzaron a danzar sobre los tejados, algo cambió: su curiosidad se transformó en magia.

Guiado por el brillo de las velas y los sueños escritos por los niños, Copo se convirtió en el guardián de la travesía navideña. Su instinto lo llevó a recorrer los cielos bogotanos junto a Cielo y los Ángeles de la Navidad, abriendo el camino hacia el reencuentro de Marcelo con sus padres.

En cada salto entre nubes, Copo sigue el resplandor de las esperanzas que iluminan la ciudad. Representa la intuición, la ternura y esa chispa de curiosidad que hace que los sueños encuentren su rumbo.

Porque en Navidad —como en la vida— siempre hace falta un guía que vea más allá de la oscuridad. Y en Bogotá, ese guía tiene ojos brillantes, bigotes inquietos y el corazón lleno de luz.

Victorino

El chef de Sabor Bogotá

Entre aromas de buñuelo recién frito y natilla humeante, vive Don Victorino, un pequeño ratón chef con un gran corazón y un talento inmenso para cocinar. Dicen que nació en una panadería del barrio Restrepo, entre sacos de harina y risas de vecinos, y que desde entonces aprendió que la comida también es una forma de compartir amor.

Para él, cada receta guarda una historia y cada sabor tiene memoria. Con su gorro de cocinero remendado y su cuchara de palo preferida, recorre la ciudad enseñando que la gastronomía bogotana es cultura viva, un tejido de saberes, manos y aromas que une a todos los que habitan esta gran mesa llamada Bogotá.

Don Victorino representa a quienes cocinan desde el alma: las abuelas que enseñan a amasar, los jóvenes que innovan, los mercados que alimentan los barrios y los artistas que transforman los ingredientes en experiencias.

Con él, la Navidad huele a tradición, a diversidad y a comunidad.

Porque cada plato compartido es una historia que contar, un lazo que une y un motivo para sentir orgullo por nuestra ciudad.

Don Victorino no solo cocina… también celebra el sabor de ser bogotano.

Paco

Ángel de los residuos

Paco es un alce nacido de una estrella que cayó sobre los Cerros Orientales una noche de velitas. Desde entonces recorre los cielos de Bogotá llevando la magia de la Navidad al ritmo de sus maracas hechas con materiales reciclados, símbolo de una celebración que cuida la tierra y celebra la creatividad.

Es el primer guía de la Navidad, capaz de transformar los residuos en música y los encuentros en esperanza.

Cada vez que suenan sus maracas, la ciudad se llena de luz, los corazones se abren y Bogotá recuerda que la magia está en compartir y crear juntos.

Ángel Pablo

Pandereta

Pablo es un niño callado, de sonrisa tímida y corazón sonoro.

Dicen que desde que encontró una pandereta vieja en una caja de juguetes, no ha dejado de hacer música con todo lo que toca. Ama los villancicos y puede pasarse horas tarareando entre luces y risas, dejando que cada nota le devuelva la confianza para brillar.

Nunca se quita su casco de hongo, un pequeño tesoro que, según él, lo protege de la vergüenza y le da el valor para salir a tocar frente a los demás. Detrás de ese casco, Pablo sueña, imagina y deja que su música hable por él.

Pablo, pandereta representa a los niños y niñas tímidos, aquellos que encuentran en la imaginación, la cultura y el arte un refugio para expresarse.

Nos recuerda que cada voz —por pequeña que parezca— tiene una idea que merece ser escuchada.

Antonia

La tortuga deportista

Antonia es una tortuga patinadora que rompe todos los estereotipos: mientras los demás creen que debe ir despacio, ella acelera con una sonrisa y un brillo en los ojos que contagia a todos los que la ven pasar.

En la Navidad 2025, Antonia representa la energía que recorre la ciudad: las ciclovías llenas de vida, los parques encendidos, los niños que juegan hasta tarde y las familias que se reúnen alrededor de la música y el deporte.

Su casco brillante refleja las luces navideñas mientras patina por las calles, uniendo barrios y corazones. Cada giro suyo es una invitación a disfrutar el presente, a celebrar la vida activa y a cuidar el cuerpo como se cuida la ciudad: con amor y respeto.

Antonia enseña que no importa la velocidad, sino el impulso de avanzar. Que en Bogotá, el espíritu deportivo también es una forma de celebrar la Navidad: moviéndonos juntos hacia una ciudad más alegre, saludable y solidaria.

Agenda de actividades

Grandes espectáculos

Encendido de la Navidad

Gran desfile inaugural

Plaza de Bolívar

Parque El Tunal

Plaza Cultural La Santamaría

Programación distrital

Fecha:

Lugar: