Durante Bienal Internacional de Artes para la Infancia, Bogotá será el escenario deEcos espaciales de las infancias, una exposición interactiva que invita a los más pequeños y sus familias a explorar, jugar y crear en cinco espacios diseñados especialmente para activar la imaginación y los sentidos.
(Este contenido se puede interesar: Ya viene el Festival África en Bogotá 2024 para gozar de nuestra riqueza afro)
Del 15 al 25 de octubre, la Sala de Exposición Débora Arango del Fondo de Cultura Económica acogerá las cinco propuestas artísticas que transformarán el espacio en un ecosistema vivo de descubrimiento.
La entrada a la exposición es libre, lo que la convierte en una excelente oportunidad para que las familias de Bogotá se acerquen a una oferta artística diseñada especialmente para los más jóvenes, con actividades para niñas y niños de 0 a 12 años. Esta es una invitación a disfrutar del arte a través del juego y la imaginación.
La muestra, organizada por el Instituto Distrital de las Artes - Idartes, incluye proyectos de creadores nacionales e internacionales que conectan a las infancias con las artes desde una perspectiva lúdica. Cada instalación busca que las niñas y los niños no solo sean espectadores, sino protagonistas activos de la creación. Tal como lo menciona María Claudia Parias, directora del Idartes:
“Queremos que se sientan no solo bienvenidos, sino que encuentren en el arte una herramienta para expresar su mundo interior y su relación con el entorno”.
Entre las propuestas que se presentarán, está Táctil, un espacio ideado por el área de creación digital del Programa Crea de Idartes. Aquí, los participantes podrán explorar el arte desde una experiencia multisensorial, interactuando con obras que responden al tacto y generan sonidos y señales.
Las niñas y los niños podrán experimentar con texturas y formas, dándoles la libertad de manipular el espacio y crear nuevas configuraciones mientras reflexionan sobre el rol de los sentidos y la tecnología.
Por otro lado, Juguetoría, una fábrica de juguetes creada por la artista invitada Sara San Gregorio, trae una serie de módulos hexagonales y piezas de microarquitectura que permiten construir mundos infinitos. Cada día la exposición se transformará ofreciendo nuevas formas de juego para crear una atmósfera de sorpresa y descubrimiento constante.
Ciudad Abrigo, una propuesta del Programa Nidos de Idartes, ha sido diseñada específicamente para niñas y niños de 0 a 5 años con sus acompañantes.
Este espacio de arquitecturas blandas invita a los más pequeños a explorar y gatear en un ambiente suave y seguro, fortaleciendo sus lazos afectivos con sus cuidadores mientras descubren nuevas formas de moverse y relacionarse con el entorno. La instalación está pensada para activar la imaginación y ofrecer un refugio de tranquilidad y descubrimiento.
Otra sección relevante es Exploradores de la Arquitectura, diseñada por Lunárquicos, que introduce a los asistentes a los conceptos de espacio topológico, proyectivo y euclidiano. A través de esta práctica experimental de arquitectura, los participantes se convierten en arquitectos exploradores, utilizando su cuerpo para percibir el espacio, construir maquetas y experimentar cómo se organiza su entorno desde diferentes puntos de vista.
Finalmente, la propuesta Rolos 5.302, creada por el colectivo Destellos Sayayines del Programa Crea, trae una visión futurista y post apocalíptica de Bogotá en el año 5302. En esta instalación, los asistentes imaginan un mundo donde la fauna y la flora han mutado debido a la radiación, creando criaturas híbridas que habitan un paisaje inusual. Este espacio invita a reflexionar sobre el futuro de la ciudad y a imaginar nuevos ecosistemas que transformen las visiones futuras del mundo.
“Esta exposición permite a las infancias tomar el control de su propia narrativa, ofreciéndoles la oportunidad de moldear el espacio a su antojo”, añadió Parias.
A lo largo de diez días, cada rincón de Ecos Espaciales de las Infancias se convertirá en un laboratorio de creación para descubrir, imaginar y dejar huella, pues allí las niñas y los niños son ciudadanos culturalmente activos.
