Por: John Fredy Cortés
¡Aquí sí pasa, Bogotá, mi Ciudad, mi Casa es sede de grandes eventos! El Festival Salsa al Parque 2025 llega a su edición número 26 consolidado como una de las plataformas más importantes para el talento local como la Orquesta Candombé. Un jueves cualquiera en Bogotá, la noche cae húmeda y fría. En un bar del centro, el murmullo de la gente se mezcla con el tintineo de vasos y el humo que se escapa desde la cocina. De pronto, el golpe de una conga interrumpe la conversación: un latido profundo, como si la ciudad entera se despertara. Los metales responden con un grito brillante y el coro estalla: la Orquesta Candombé está en tarima.
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Desde su nacimiento en 2022, esta agrupación ha hecho que Bogotá suene distinto. No es la salsa que se escucha de fondo en una fiesta familiar ni la que revive viejos clásicos en los bares; es una salsa que busca renovar, hablar con palabras nuevas y, al mismo tiempo, respetar el legado de los grandes.
Han recorrido escenarios como Galería Café Libro, Goce Pagano, Caña Brava Salsa Bar y Pachanga y Pochola, lugares donde los bailarines habituales ponen a prueba cada tumbao. Y este año llegan a lo más esperado: Festival Salsa al Parque 2025, con la promesa de prender la rumba al aire libre.
Una idea que nació en una tienda
Candombé no nació en un estudio de grabación ni en una oficina de managers. Surgió en la mesa de una tienda bogotana, entre tres amigos que compartían un mismo sueño: Diego Latorre, Brayan Ramírez y Cristhian Beltrán,
"La salsa siempre se ha visto como fiesta y gozadera, pero queríamos darle otro sentido: letras nuevas, estructuras modernas, un formato que vuelva a enamorar al oyente", cuenta Diego Javier Latorre, uno de los fundadores de la agrupación. "Así nació la orquesta: como un acto de amor al tumbao."
Profesionales de día, músicos de noche
La orquesta está hecha de contrastes. En el escenario todos parecen músicos de tiempo completo, pero en la vida diaria son policías, bacteriólogos, profesores y administradores de empresas. Cada uno carga con su mundo, y cuando se juntan, lo transforman en ritmo. Es una especie de doble vida: de día la rutina, de noche la salsa.
Bogotá como bandera
Candombé se asume bogotana hasta la médula. "Somos locales, de la capital, y nos sentimos orgullosos de mostrar que aquí también hay sabor. Desde el centro del país queremos enviar salsa al resto del mundo", asegura Latorre.
Bogotá, con su cielo gris y su frío persistente, también sabe encenderse en clave de son. La orquesta es prueba de ello.
El tambor que da nombre
"El Candombe es un ritmo afro-latino que respira en los tambores. Lo escogimos para rendir homenaje a esas raíces. Y al transformarlo en Candombé, con la ‘é’, le dimos nuestro propio acento, una mezcla de tradición y modernidad", explica Latorre.
La música avanza y el bar vibra. Las parejas bailan pegadas, otros marcan el paso tímidamente con el pie, mientras los más arriesgados giran y se sueltan al ritmo. Afuera, Bogotá sigue su curso, pero dentro, el tiempo parece detenerse.
En la siguiente publicación en la red social Instagram, conoce un video de la orquesta Candombé:
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Candombé no solo toca salsa: la pinta de colores nuevos, le devuelve el tambor a la ciudad y la convierte en un latido compartido. Y cuando el último acorde se apaga, lo que queda no es silencio, sino la certeza de que Bogotá, bajo su cielo frío, también arde en clave de son.
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