Después de casi un año sin poder asistir a las aulas de su querido colegio, esta semana 160 niños de los grados jardín y grado cero volverán a las instalaciones del Enrique Olaya Herrera, uno de los ocho colegios oficiales, que tienen la autorización para iniciar este lunes las clases presenciales con el Modelo de Reapertura Gradual, Progresiva y Segura, implementado por la Secretaría de Educación de Bogotá.
Y a pesar de la ansiedad que sienten los pequeñines de volver a estudiar y ver a sus compañeritos, solo podrán hacerlo el martes, pues el lunes el turno será para sus padres, quienes vivirán en carne propia todo el alistamiento y los protocolos establecidos por el colegio de la localidad Rafael Uribe Uribe, para que el retorno a clases sea seguro para todos, incluidos los profesores.
“El lunes ingresan a las 7 a.m. y se les va a hacer el protocolo de ingreso con todas las medidas de bioseguridad. Luego un recorrido por el colegio y por los salones. Va a ser un juego de roles que terminará con una reunión para resolver las inquietudes que les hayan surgido a los papás. El propósito es que ellos nos ayudan a generar confianza entre sus hijos en este proceso de la metodología del reencuentro”, dice Edgar Riveros Leal, el rector del colegio.
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Con los salones debidamente acondicionados para que los pupitres estén separados dos metros, guardando el distanciamiento social, y las demás medidas de bioseguridad, los niños cumplirán una jornada educativa que no superará las tres horas diarias porque se limitarán al máximo las actividades de intercambio, incluidas las tradicionales filas para comprar y compartir alimentos en la cooperativa.
“Los recreos, con los partidos de micro o banquitas ya no se pueden permitir, pero sí debe haber recreación con otras actividades físicas que no impliquen deportes de contacto”, aclara el rector, quien agrega que los profesores de educación física tienen un sinfín de propuestas para el desarrollo de la motricidad.
Tan es así que Jhon Jairo, uno de sus profesores, de segundo grado de primaria, ganó un premio por la creatividad para impartir sus clases virtuales de motricidad y resistencia física.
La Secretaría de Educación ha recomendado que, en lo posible, las actividades se cumplan al aire libre con un distanciamiento mínimo de tres metros.
"Estamos trabajando conjuntamente, todos del mismo lado, porque queremos que los niños regresen. Desde la secretaría acompañamos a los colegios, a los profesores y a las familias, ganando confianza para saber vivir con este covid", dijo la Secretaria de Educación, Edna Bonilla, al hacer una visita al colegio para verificar cómo se estaba preparando para el retorno a clases.
Con un área de veintitrés mil metros cuadrados el Olaya Herrera, antes de la pandemia acogía a 5 400 estudiantes. Con las nuevas normas impuestas por la pandemia podrá albergar a unos 2 500 de los diferentes niveles, sin dejar de cumplir con todos los protocolos de distanciamiento por lo que en los salones en que habitualmente estaban 36 alumnos ahora solo podrán estar entre 12 y 16.
“Hemos recibido cerca de 600 nuevos estudiantes de colegios privados por las dificultades económicas que viven sus padres y porque ven en la educación pública proyectos muy atractivos”, afirma con orgullo el rector que desde hace diez años lidera esta institución, localizada en el Country Sur, y que en 2004 fue sometida a una renovación estructural.
A partir de este lunes enfrentará un nuevo reto, en medio de una situación muy anormal, pero es consciente de que, al lado de los profesores, se han preparado para que todo salga bien gracias a unos rigurosos protocolos que también tienen contemplado el caso de un posible contagio.
“Tenemos el procedimiento establecido con un salón de aislamiento para hacer el cerco epidemiológico. El niño siempre va a estar con el mismo profesor y los mismos compañeros. En un posible caso de contagio se hace el protocolo del primer respondiente, se informa al padre y se surte el proceso con la Secretaría de Salud”, afirma sin vacilar.
El colegio distrital Enrique Olaya Herrera es así uno de los abanderados que afrontará la nueva realidad a la que se tienen que enfrentar los estudiantes, sus familias y los profesores de 400 colegios oficiales que de manera gradual desde el 15 de febrero y durante dos meses, iniciarán la vuelta a clases presenciales.
“Hay que retomar entre todos la confianza y seguir manteniendo los protocolos para cuidar a nuestros semejantes, sin dejar de lado el papel del colegio y no podemos esperar más tiempo para reactivarnos en este sector tan importante que a todos nos afecta”, sentencia el directivo estudiantil.
Es tanta la necesidad de retornar a las aulas que recuerda el caso de una profesora de 66 años que todos estos días le ha pedido que le permita volver a dictar a clases, porque le hacen mucha falta sus niños de preescolar y quiere estar en el salón, pero que lamentablemente no puede asistir por las restricciones para los adultos mayores. “Una disposición impresionante”, concluye.
