Él es uno de los mejores taxistas de Bogotá

Gustavo Adolfo Bejarano Benavides es uno de los integrantes de la Selección Amarilla  escogida por el Distrito. Estar en esta selección lo convierte en uno de los mejores taxistas de Bogotá.

Este concurso, realizado por la Secretaría de Movilidad, se basó principalmente en las calificaciones  de los usuarios hechas a través de aplicaciones. Además de este aspecto, se tuvo en cuenta el historial de comparendos de los participantes. Así, escogieron a los 11 miembros de este equipo.

Gustavo, quien desde hace 10 años trabaja en este oficio, estuvo entre los dos primeros puestos. Se graduó como técnico en Revisión Tecnomecánica pero nunca ha ejercido, pues su experiencia en un taller de mecánica despertó su pasión por ser taxista.

“Yo le ayudaba a un familiar en un taller y ahí llegaban muchos taxistas, así que tan pronto terminé de estudiar, hablé con un amigo para que me contactara con el dueño del taxi”, recuerda.

“Paciencia y amor es lo que se necesita para ser taxista”, asegura Bejarano, de 28 años. “Debemos transportar a nuestros usuarios con la mayor amabilidad posible, este es nuestro trabajo y por esto nos pagan”, está convencido el joven conductor.

Este bogotano no deja de prepararse. Gracias a los niveles de inglés que cursó en la Universidad Libre, ha logrado comunicarse con los extranjeros que solicitan su servicio. También tomó un curso de radioteléfono, indispensable para los integrantes de este gremio.

“Esta capacitación es clave porque nos enseñan a manejar el taxímetro, y a trabajar con vales y frecuencias. Me parece muy bueno que todos mis compañeros reciban estas clases”, invita Bejarano.

Cuando se enteró que había sido seleccionado como uno de los mejores taxistas de Bogotá sintió que su trabajo había sido valorado. Precisamente, con esta iniciativa, se quiere incentivar el buen comportamiento de los conductores. Además, exaltar el trabajo de quienes se esmeran por brindar un buen servicio.

Gustavo es de los que se dedica un día entero a limpiar su carro. Paradójicamente prefiere la bicicleta en  sus días libres, y se moviliza en este medio de transporte cuando no tiene que trabajar porque sabe que a la ciudad le va mejor con menos motores encendidos.

Gustavo asegura que el mayor reconocimiento a su labor es que sus pasajeros se despidan con gesto de gratitud, cuando los deja en su destino final.



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