“Lo único que les pido en estos momentos de gran dificultad es respeto para la Comunidad LGBTI, que no nos vulneren nuestros derechos, que no nos hagan el feo, ni nos hagan burlas, también tenemos derecho a abastecernos de alimentos porque tenemos familia e hijos”.
Este sentido testimonio fue pronunciado por Karol, una mujer transgénero, en una jornada pedagógica dirigida a empleados y administradores de locales comerciales y entidades financieras con el objetivo de garantizar los derechos de las personas trans y no binarias (personas que no se autoperciben en lo masculino o lo femenino), que buscaban abastecerse de alimentos, medicamentos y realizar trámites notariales y de bancos.
Las actividades educativas se desarrollaron en el marco de la aplicación del pico y género que estuvo vigente entre el 13 de abril y el 10 de mayo del presente año. Participaron entidades distritales, la Policía y organizaciones sociales.
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De acuerdo con el balance entregado por la Administración capitalina durante el tiempo que duró la medida se visitaron 251 establecimientos comerciales, 141 considerados de alta y mediana superficie y 110 pequeños, en 14 localidades de la ciudad. Además, se lograron 432 contactos directos con personal que atendía público.
También se hizo seguimiento a un caso de tentativa de homicidio contra una mujer trans donde ya hay una persona capturada, señalada de realizar ese hecho.
El pico y género no solo ayudó a controlar las conglomeraciones en puntos de abastecimiento en esta cuarentena obligatoria, sino que también puso al desnudo hechos de discriminación y transfobia.
Según Gabriel Burbano, experto en temas de diversidad de género y asesor de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, más de 40 casos de intolerancia y rechazo por diversidad de género fueron reportados en la Unidad Contra la Discriminación de la Secretaría de Integración Social.
“Estos hechos se presentaron principalmente en establecimientos de comercios grandes, en donde el personal de vigilancia y empleados no permitieron la entrada a las personas transgénero y no binarias o las obligaban a retirarse de los locales. Incluso, en algunos casos, fueron los propios clientes los que realizaron ataques verbales contra esta población. Algo que debemos tener en cuenta porque fue de cara al servicio donde se generaron esos mayores actos.”, sostuvo Burbano.
Agregó que durante las charlas de sensibilización se explicaba que las personas podían abastecerse los días que decidieran identificarse de acuerdo a su autorreconocimiento y que no se les podía exigir la cédula, pues esta solo es pedida por la Policía Nacional para efectos de verificar antecedentes judiciales.
Frente al balance de las jornadas pedagógicas, Burbano indicó que son varios los aprendizajes para tener en cuenta en la aplicación de futuras estrategias para seguir avanzando en una sociedad más empática y sin prejuicios.
Por ejemplo, el protocolo que en principio se diseñó para prevenir abusos de autoridad, debe reformularse y convertirse en un plan integral que involucre más actores, porque durante el pico y género se evidenció que el sector privado fue uno de los focos generadores de discriminación.
De la misma manera, el diálogo que se activó por la pandemia del Covid 19, entre distintos entes para atacar el problema de la discriminación, debe mantenerse y fortalecerse, aun después de que se superen las circunstanciales actuales.
“Así mismo, hay que reconocer que hay una intención y voluntad inmensa por parte de instituciones distritales para trabajar y fortalecer los temas de género y diversidad. No puede dejarse de discutir y dialogar, debe ser una tarea constante que nos permita avanzar hacia una sociedad que haga el tránsito hacia el respeto y la empatía, que entienda que existen muchas formas de ser y vivir”, puntualizó Burbano.
