El Bronx cuenta con Centro de Lectura en Familia

Publicado:
6
Mayo
2013
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El espacio creado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, asesorado y operado por Fundalectura, está enmarcado en el plan de desarrollo Bogotá Humana que pretende crear ambientes adecuados para el desarrollo  integral de la primera infancia y que tiene como meta atender a 133 mil niños y niñas en un ámbito familiar.

El espacio cuenta hasta el momento con 15 familias de 51 niños de de 0 a 6 años y está  dotado con 300 libros infantiles con temas de interés para los padres y cuidadores. Todos los días se da inicio a la jornada con una lectura en voz alta que posteriormente es apoyada  con una serie de actividades lúdicas que soportan el ejercicio de lectura y escritura.

Mientras la mañana avanza, más niños llegan al Centro de Lectura de la mano de sus madres, se sientan evitando interrumpir el cuento para enseguida sonreír con cada travesura del protagonista de la historia. El espacio cuenta con  cojines y mesas que permiten la comodidad de los niños y su madres que juiciosamente siguen cada una de las lecturas  realizadas por dos estudiantes de Pedagogía Infantil y Educación Artística de la Universidad Distrital.

Rocío Castro, coordinadora de lectura en espacios no convencionales de Fundalectura, afirma que “lo interesante del espacio es que se crea el hábito de la lectura no sólo en los niños sino también en sus familias, que es el objetivo del programa”.

El Centro de Lectura La Libelulosa presta servicio en distintos horarios, cuatro horas diarias de lunes a viernes, para un total de 80 horas al mes. Además, programa talleres mensuales de formación dirigidos a maestras, promotores de lectura y profesionales de la salud. Para este 2013 se pretende ampliar la cobertura a 90 familias del sector.

Una mañana sapo se levantó y supo inmediatamente que algo andaba mal en el mundo...". Este fragmento del cuento Vamos al acuario nos da la bienvenida al Centro de Lectura La Libelulosa del sector de El Bronx. Blanca Tobaría, madre cabeza de hogar y vendedora ambulante, es la primera en llegar todos los días desde que se habilitó el Centro de Lectura, para llevar a su pequeño de dos años. Para Blanca ha sido un gran acierto este espacio, ya que por su trabajo es complicado compartir con su hijo. “Los niños aprenden a leer más rápido y además aprenden a compartir; igualmente nosotras sabemos cuándo reprenderlos y cómo hacerlo”, dice mientras se dispone a escuchar la lectura.