El defensor de los derechos Humanos en Sumapaz

Manifestación de la comunidad - Foto: Héctor Edilmar González Rubiano
Manifestación de la comunidad - Foto: Héctor Edilmar González Rubiano
Publicado:
17
Feb
2016
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Un hombre logró que los estudiantes de colegio de Sumapaz puedan subirse a la ruta sin tener miedo a que un actor armado los pare. El hombre detrás de esa historia es Héctor Edilmar González Rubiano, defensor de derechos humanos en la localidad desde hace 30 años.

Nació en Cabrera (Cundinamarca) y promete que seguirá haciendo su trabajo aunque sea peligroso. Ya es todo un experto en poner denuncias y hacerles seguimiento, además de resolver dudas sobre alguna violación que hayan sufrido del estado, actores armados al margen de la ley y hasta de las mismas instituciones en cuanto a sus derechos.

Su labor consiste en ser puente entre el campesinado y la ciudadanía con las instituciones, a través de la Comisión de derechos humanos y de los entes encargados de vigilar y controlar este mismo tema en la localidad.

“La gente nos llama para que observemos y coloquemos en conocimiento al gobierno, a las instituciones, a los organismos defensores de derechos humanos, las violaciones o las irregularidades que se presentan. Mientras haya desigualdad social, mientras no se le garanticen los derechos colectivos e individuales a cada campesino y a cada ciudadano, tendremos que estar atentos a cualquier situación que se presente”, vislumbra González.

El defensor cuenta orgulloso algunos de sus logros: “En el tema de la salud logramos que los habitantes de Sumapaz sean atendidos cuando se requiere, oportunamente”, también dice que se ha avanzado mucho en el tema de los derechos colectivos. “Hoy día una organización puede estar en el territorio sin que sus lideres campesinos sean capturados por el simple hecho de sospechar que pertenecen a un determinado actor en conflicto”.

Hace unos 10 años por las veredas de Sumapaz se sentía temor al ir al colegio. En el caso de las rutas escolares, conductores y alumnos se sentían en riesgo permanente cada vez que emprendían sus recorridos, particularmente al colegio de Las Auras, en el corregimiento de Nazareth. El temor tenía una razón: los soldados se subían a las puertas de los buses para que los trasladaran. Los estudiantes sentían miedo de posibles enfrentamientos o de que algo pudiera pasarles por la presencia de los uniformados en su ruta.

En cuanto a los transportes intermunicipales, en los puntos de retenes, la gente era bajada de los buses por la fuerza pública para ser requisados. En ambos casos, se ha logrado eliminar casi que por completo estas acciones.

En la actualidad ya no hay rutas invadidas ni se requisa de la misma manera. Se siguen haciendo requisas y revisando documentos, pero ya no con la misma intensidad ni frecuencia. Los comerciantes, agricultores y campesinos de las veredas cercanas que tienen que pasar dos o tres veces durante el día por el mismo sitio, ya no son presionados ni requisados cada vez, porque ya los conocen y saben que son trabajadores del sector, información que antes no importaba.

Además de desarrollar su labor social en Sumapaz, la extiende también a las otras localidades rurales de Bogotá (Usme y Ciudad Bolívar); también la implementa en los 10 municipios de la provincia de Sumapaz y además en el municipio de La Uribe (Meta), en el Tolima y en el Huila, en la vereda de San Emilio y Santa Ana.

Quienes viven en zonas rurales tienen temas en común que requieren atención: la contaminación del medio ambiente y del páramo; la tala de frailejones y árboles nativos que se cortan para acampar; todo lo que tiene que ver con el atentado contra la naturaleza misma y con los ciudadanos, y la regulación y disminución del conflicto.

“La normatividad de los derechos humanos dice que la fuerza pública no puede estar a menos de 30 metros de un centro poblado o de un lugar de residencia, y en nuestro caso, uno los ve a 10 metros. Esto hace que la comunidad se sienta incomoda e inconforme, estas son las denuncias que nosotros tratamos de resolver ajustados siempre a la normatividad de derecho internacional”, ejemplifica González.

“Yo hago las cosas porque me nacen, porque me gusta, porgue las he desarrollado. Mi anhelo es lograr que el gobierno nacional y distrital nos dé garantías de derechos a nosotros los defensores de los mismos. Que en un futuro no lejano podamos contar con un observatorio permanente de los derechos humanos en Sumapaz”, sueña el defensor.

Quien quiera comunicarse con Héctor Edilmar González Rubiano, puede hacerlo a través del correo electrónico impactoregionalsumapaz@gmail.com, al número de celular 310 281 29 00, en la Alcaldía Local de Sumapaz o en la Personería Local de Sumapaz, donde los últimos martes de cada mes se reúne el Comité Local para liderar el tema de los derechos humanos.

Lina María Echeverry Cabeza
Redactora bogota.gov.co

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