Hombres y mujeres privados de la libertad ahora son bachilleres

Foto: Secretaría de Seguridad
Foto: Secretaría de Seguridad
Publicado:
22
Feb
2018
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Bachillerato, manipulación de alimentos, manualidades, artesanías, screen, madera, tejido, marroquinería, panadería, confecciones, lavandería, peluquería y jardinería. Todos estos oficios se convirtieron en sueños cumplidos que lograron realizar hombres y mujeres privados de la libertad.

Gracias al proceso pedagógico bajo el sistema de educación flexible promovido e implementado por la Secretaría de Educación, la Cárcel Distrital y la Corporación Infancia y Desarrollo, se ha logrado que 11 reclusos  ya tengan su título de bachiller y que además otros 300 estén en proceso de terminar sus estudios.

“Fue difícil, pero estoy muy alegre porque al fin logré esto que tanto quería, se lo debía a mi mamá. Si Dios me lo permite quiero seguir estudiando para ser alguien para mis hijas. En principio no estaba muy animada pero los docentes le dan moral a uno para seguir adelante… Estoy muy feliz”, dijo una de las graduandas.


Según la Secretaría de Seguridad, estos programas de resocialización no solamente les dan la posibilidad a estos hombres y mujeres de redimir su pena en cumplimiento de la ley y utilizar el tiempo de detención en actividades productivas, sino también otorgarles herramientas a los privados de la libertad para insertarse a la sociedad una vez recobren su libertad.

 

“Ahora no solo contamos con estos talleres, también tenemos una biblioteca organizada con los estándares que demandan los organismos internacionales. Hay que resaltar dos cosas: por un lado el trabajo de estas personas se hizo bajo la premisa de la confianza, pues durante el proceso no tuvieron vigilancia de la guardia; y por el otro, la inversión, que fue prácticamente nula, pues sólo se contó con la voluntad de muchas personas que facilitaron elementos como una máquina de escribir”, comentó Alejandro Peláez, subsecretario de Acceso a la Justicia.


Además, señaló que la Cárcel Distrital de Varones y Anexo de Mujeres podría ser, durante este año, el primer centro de este tipo en Suramérica acreditado por la Asociación Americana de Correccionales ACA, por la aplicación en mejores prácticas y protocolos para atención de la población carcelaria, y por su política de resocialización.