El estudiante y atleta de la Universidad Distrital, Jhon Alexander Castañeda, participará este jueves 5 de agosto desde las 2:30 a.m. en la prueba de marcha de 20 kilómetros de los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino…” Estos versos del poeta español Antonio Machado parecen haber inspirado la vida del atleta bogotano Jhon Alexander Castañeda Angulo, quien más que caminar ha marchado por la vida desde cuando tenía 14 años y un entrenador lo alejó del fútbol y lo descubrió para el atletismo, en particular para la marcha, esa modalidad en la que los deportistas deben caminar los más rápido posible, como si quisieran alzar vuelo, eso sí, teniendo cuidado de no correr para no ser descalificados.
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Una carrera deportiva ligada a la Universidad Distrital
Con ese estilo particular y con ese ritmo, que le permiten avanzar de 12 a 15 kilómetros por hora, mientras un humano normal hace de 6 a 8 kilómetros, ha recorrido una buena parte del mundo, acumulando 13 títulos nacionales y el oro de campeón panamericano en Lima 2019. Además, también tiene dos campeonatos nacionales en los Juegos Universitarios de Ascun, gracias a que ha sido y es un estudiante de la Universidad Distrital ‘Francisco José de Caldas’, primero como ingeniero y hoy haciendo una maestría.
Una relación que se ha desarrollado a la par con su carrera deportiva y gracias a la cual estuvo becado la mayor parte de los siete años que requirió para graduarse como profesional.
“Se me fueron como 14 semestres- dice Jhon-. Igual, lo importante era terminar, lo que me da mucha satisfacción porque hay muchos deportistas que se retiran porque no pueden con las dos cosas: el deporte y el estudio”.
Esa satisfacción que le dio recibir su grado de ingeniero de producción, después de muchos sacrificios -uno de ellos, el repetir una materia por fallas, mientras competía- fue una de las emociones más hermosas que recuerda en su vida, pues allí estaba su mamá, Marta Ángulo, quien con su taller de confección en La Alquería y por supuesto su gran amor, ha sido el gran soporte para apostarle con éxito a su marcha atlética y al estudio, siendo un triunfador en ambas.
Un reconocimiento que ha fortalecido más su admiración por el claustro universitario de los capitalinos, del que resalta el don de gentes y el compromiso que se tiene por fomentar los valores como persona entre los estudiantes, por encima de los educativos, que no son menos valorados. “Destaco la formación humana, ante todo, porque muchos docentes hacen énfasis en eso: en formar a las personas y después a los profesionales porque primero somos personas y después debemos asumir el título”, resalta.
Una carrera que, en lo deportivo, le brindó su máxima satisfacción el pasado 2 de julio cuando su nombre fue confirmado en la lista de los atletas que por Colombia estarían participando en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Un logro por el que estuvo trabajando mucho tiempo, con unos sacrificios y dedicación que solo consiguen los deportistas de alto rendimiento. Él, quien hace unos años estuvo al borde del retiro, por desmotivación y falta de apoyo, ahora recibía el máximo galardón para un atleta: ir a las competencias donde cerca de diez mil deportistas de todo el planeta cumplen sus sueños con el solo hecho de participar.
Impulsado por esa energía y convicción, este marchista; con su metro 68 centímetros, sus 65 kilos y con sus zapatillas número 40; se parará en la línea de salida para tomar la largada a las 2 y 30 de la madrugada colombiana del 5 de agosto, 4 y 30 de la tarde en Japón; cristalizando así su participación en una olimpiada, entregando hasta el alma por su querida mamá, por su Universidad Distrital, por Bogotá y por su remota Colombia, llevando la bandera tricolor que con mucho orgullo siempre estará atada a su corazón.