BOG25: el arte como transformación y orgullo de ciudad
10•Nov•2025
La primera versión de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad de Bogotá, BOG25, dejó una huella profunda. No solo consolidó a la capital como escenario del arte contemporáneo, barrial y comunitario, sino que abrió una conversación distinta sobre lo que significa habitar y sentir esta ciudad. Más que un evento, la Bienal fue una plataforma de transformación social y cultural, un ejercicio de confianza colectiva y de reencuentro ciudadano.

Santiago Trujillo Escobar
Secretario de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá
BOG25 fortaleció el ecosistema de las artes plásticas y visuales, y reavivó el disfrute de la arquitectura y el diseño como parte esencial de la experiencia urbana. Ofreció a Bogotá y al país una plataforma internacional de gran magnitud y un espacio de diálogo entre generaciones, donde nuevos talentos y curadores emergieron junto a maestros consolidados. La Bienal confirmó que Bogotá no solo produce arte: también piensa, gestiona y lidera cultura con estándares globales.
Más allá de su impacto sectorial, BOG25 posicionó a Bogotá en el mapa mundial como una capital de grandes eventos culturales. En cada sede, obra y acción pública, la ciudad se reconoció como un epicentro creativo y diverso. Con muestras y activaciones en 19 de sus 20 localidades, Bogotá se proyectó en toda su pluralidad como una de las grandes capitales culturales de Latinoamérica.
Pero el legado más profundo está en el corazón de la ciudadanía. Desde la visión del alcalde Carlos Fernando Galán y bajo la coordinación de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, BOG25 resignificó la relación emocional entre los bogotanos y su ciudad. Miles regresaron al centro para recorrer sus calles, descubrir sus edificios patrimoniales y reencontrarse con una Bogotá viva y sensible.
Al cierre, más de tres millones de personas habían visitado o circulado por las 28 sedes de la Bienal, en recintos cerrados y espacios públicos. Una respuesta sin precedentes para un evento de arte en la ciudad. Además, cerca de dos millones de usuarios diarios de TransMilenio podrán disfrutar las 137 intervenciones de arte urbano en 8 portales y 37 estaciones, una vez sean finalizadas.
El orgullo ciudadano también se hizo sentir: según una encuesta a más de dos mil asistentes, el 94,3% afirmó sentirse orgulloso de la oferta cultural de Bogotá gracias a BOG25.
La Bienal nos deja improntas memorables, como la acción colectiva El canto del río, metáfora luminosa de reconciliación que tiñó con flores el Eje Ambiental; La casa en aire de Leandro Erlich, rebautizada por el propio artista en homenaje al maestro Escalona; el monolito de Iván Argote, erigido en el lugar del antiguo monumento al fundador de Bogotá, que invitó a nuevas reflexiones sobre la memoria y el arte público; y la apertura del Palacio de San Francisco, que permitió a miles redescubrir un ícono patrimonial gracias al apoyo de la Gobernación de Cundinamarca.
BOG25 re enamoró a Bogotá de sí misma. Logró que miles se sintieran orgullosos de habitar esta ciudad, entendiendo que el orgullo es la primera condición para cuidarla y transformarla. Desde el arte y la cultura, la Bienal propició un nuevo tono a la conversación pública: menos polarizado, más reflexivo y esperanzado, donde artistas, arquitectos y pensadores ayudan a imaginar una ciudad más sensible y compartida.
Este gran hito de ciudad fue posible gracias al trabajo esmerado del equipo de la Secretaría de Cultura; a la rigurosa labor de gerencia y producción de la Bienal, a sus codirectores y curadores; a los artistas bogotanos, colombianos y extranjeros participantes; y, por supuesto al apoyo de los 65 patrocinadores y aliados públicos y privados que se unieron a esta gran apuesta de ciudad. A todos ellos, nuestra inmensa gratitud.
Hoy Bogotá puede decir con certeza que el arte no solo embellece los espacios: los llena de sentido, de futuro y de confianza. Esa es la herencia de BOG25 y el punto de partida para pensar, con la mira puesta en BOG27, la ciudad que somos y la que queremos ser.

