ZIBO: la antigua zona industrial de Bogotá renace para convertirse en un territorio verde y creativo
24•Nov•2025
La adopción del Decreto distrital 550 de 2025, que oficializa la Actuación Estratégica Zona Industrial de Bogotá (ZIBo), es un hecho trascendental en el desarrollo de Bogotá y marca un hito en el proceso de transformación del tejido urbano de la ciudad.

Carlos Felipe Reyes.
Gerente de RenoBo
Luego de un arduo trabajo interinstitucional liderado por RenoBo y la Secretaría Distrital de Planeación, la norma faculta a la administración distrital para renovar 541 hectáreas en el corazón de la capital.
Más que un cambio en el uso del suelo, ZIBo es una apuesta por promover una ciudad de proximidad, en la que todo esté al alcance de la mano.
Durante décadas, esta área concentró fábricas, bodegas y talleres que sostuvieron la economía local; la Actuación Estratégica busca recuperar esa memoria industrial a través del reciclaje arquitectónico, orientando la reconversión hacia desarrollos de usos mixtos, que permitan la coexistencia de vivienda, cultura, innovación y espacios públicos en un mismo territorio.
En términos de impacto, ZIBo tendrá 35.000 nuevas viviendas, 8,4 km de corredores comerciales, 159.000 empleos y cerca de 545.000 m² de espacio público (entre existente y proyectado). Las cifras muestran la magnitud de la intervención y advierten la importancia de gestionar con cuidado los efectos sociales que acompañan una transformación de esta escala.
En concreto, el Decreto habilita la capacidad de planificar y ejecutar a escala; licenciamiento directo en buena parte del área, mecanismos de reparto de cargas y beneficios, integración inmobiliaria, derechos de edificabilidad adicional, y modelos asociativos entre propietarios y desarrolladores. Estos instrumentos permiten que el proceso de renovación sea más ágil que los planes parciales tradicionales y que la captación de valor urbano se traduzca en cesiones para espacio público y en recursos para obras e infraestructura dentro del mismo territorio.
Así mismo, el Decreto incorpora una lectura ambiental integrada: permite articular la restauración de la Estructura Ecológica Principal con instrumentos de gestión de suelo para financiar la conservación de zonas estratégicas (como la Van der Hammen o los Cerros Orientales). Con él, la administración del alcalde Carlos Fernando Galán hace una apuesta por lograr que la protección ambiental y la renovación urbana no compitan, sino que se complementen mediante mecanismos de mercado regulados.
Pero, como en todo, las oportunidades vienen acompañadas de responsabilidades. Para que ZIBo cumpla su promesa debe existir un esquema de gobernanza efectivo y mecanismos de seguimiento técnico y participativo. La calidad de la transformación se decidirá en los detalles: en cómo se diseñan las supermanzanas, en la preservación del patrimonio, en la integración de la movilidad activa y en las garantías para los actuales habitantes y unidades productivas.
Hoy la ciudad tiene la norma que nos permite actuar; el reto es convertir ese mandato en proyectos concretos que equilibren inversión, patrimonio y sostenibilidad. Si lo hacemos bien, ZIBo será un caso de éxito en renovación urbana: industria que se recicla, barrios que se fortalecen y una ciudad más sostenible y productiva para todos.

