Así se lucha contra la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en Bogotá

11·FEB·2019
María Quintero es una menor que vive en una Unidad de Protección Integral del Idiprón contra la explotación sexual. Conoce su historia.
El Idiprón ha atendido a más de 150 víctimas en los últimos seis meses.
El Idiprón ha atendido a más de 150 víctimas en los últimos seis meses.

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Con tan solo 14 años, María Quintero fue remitida por el ICBF a una de las Unidades de Protección Integral del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez (Idiprón) en Bogotá, que recibe y acoge las 24 horas del día a las niñas, niños y adolescentes que han sido víctimas de explotación sexual comercial.

A causa de la falta de acompañamiento continuo de su mamá, quien dedicaba la mayor parte de su tiempo a trabajar en las calles de la capital para llevar el alimento diario, María se sentía sola y decidió salir de su casa a construir su propio proyecto de vida.

“Al comienzo fue duro porque me dejé influenciar de forma negativa por mis amistades, llegué al barrio Santa Fe, caí en las drogas, andaba de fiesta en fiesta y terminé vendiendo mi cuerpo a cambio de las cosas que me ofrecían”, comenta María.

En esta unidad de protección, María se encontró con una nueva mirada respecto a la vida y la convivencia. Allí hay más niñas y niños que, como ella, han sido víctimas de explotación y han vivido situaciones similares de abuso contra su integridad física, psicológica y moral.

Los menores asisten a cine foros como parte de las actividades pedagógicas.

Hoy cuenta con el acompañamiento de un equipo psicosocial conformado por una psicóloga, una trabajadora social y una psicóloga clínica.

El equipo se encarga de hacer un diagnóstico y una evaluación de su condición y generan las pautas para trabajar e involucrar a María con el grupo de menores.

Así es el proceso de atención


Los procesos de atención a estos niños y niñas consisten en hacer actividades de sensibilización sobre temas como el perdón, el respeto y los valores. Además, se vincula a la familia de cada menor.

Así mismo, hay un grupo de docentes que enseñan diferentes oficios, tales como la elaboración de artesanías, el tejido a mano de bufandas y otros accesorios.

De forma adicional, organizan foros, llevan a cabo charlas de educación sexual y salidas pedagógicas que sirven para liderar un proceso de resignificación del abuso al que fueron sometidos estos menores.

“En el caso de la explotación sexual a menores, no existen elementos que ellos puedan reconocer como amenazantes, tampoco pueden anticiparse a las situaciones y, frecuentemente, se enfrentan a la dificultad que representa decir no, denunciar o parar el abuso. Esto se debe a que el abusador acude a elementos como la manipulación emocional, la presión y, en ocasiones, las amenazas, para impactar de forma directa sobre la víctima”, afirma Viviana Ruíz, psicóloga clínica.


El Idiprón sabe que para reducir y detener este tipo de abuso y explotación a menores es clave garantizar el acceso a la educación.

Charlas de prevención del Idiprón


El Idiprón ha organizado charlas de prevención dirigidas a más de 860 jóvenes y sus familias. Se realizan en alianza con las alcaldías de las 20 localidades de Bogotá.

La iniciativa educativa se articula con la Secretaría de Seguridad, la Policía de Infancia y Adolescencia y el ICBF.

Las organizaciones mencionadas llevan a cabo operativos en los barrios de Bogotá en los que se registra mayor vulneración ante la situación de la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes, ESCNNA.

En los tres meses que lleva María vinculada a esta unidad de atención, ya tuvo la oportunidad de viajar en avión por primera vez, fue parte de una de las salidas pedagógicas, conoció otras culturas, tejió a mano un gorro que tiene preparado como regalo para el día que su mamá la visite, y es consciente de que no le gustaría ver sufrir a otras niñas o a sus hermanos menores como a ella le pasó.

“Con el Idiprón me di cuenta de que estuve experimentando mi niñez en el mundo equivocado. Me gusta el trato que me dan acá: tengo comida, estudio y un techo; entienden mi situación y me dan el apoyo que necesito. Cuando estaba afuera no tenía las mismas oportunidades”, señala.

“Quiero decirles a los menores como yo que se dediquen al estudio. De esa forma es más probable que eviten ser víctimas de abuso. También les pido a las niñas que valoren su cuerpo porque solo hay uno”, concluye.

Durante 2019, han ingresado 4 niñas voluntariamente a la Unidad de Protección Integral del Idiprón en Bogotá.