En la localidad 17 se encuentra un cucuteño que lleva más de 16 años trasportando en coche a miles de turistas deseosos de conocer la historia que guarda el centro histórico de Bogotá. Guarda cientos de anécdotas que lo han llevado de ser ‘cochero' a un cupido.
Rómulo Cárdenas de 58 años, estudia administración turística y hotelera y está realizando su tesis de grado sobre el uso del coche en la ciudad como un servicio para los turistas.
Desde 1992 el sueño que lo desvela es ofrecerle sus servicios de guía y conductor de coche a los visitantes de La Candelaria y para ésto Rómulo se prepara estudiando libros costumbristas de Tomás Rueda Vargas.
Cuando inició la aventura no contaba con el apoyo de su familia, pero su perseverancia y sus ganas de ofrecer un espacio de entretenimiento y esparcimiento a las personas pudieron más. Después de sortear varias dificultades en el 2001 consolidó su negocio como ‘cochero' gracias al apoyo de su compañera sentimental.
El recorrido con Don Rómulo empieza con un saludo de este personaje, en su muy marcado acento cachaco, invitando a los pasajeros a disfrutar de un placentero viaje en coche, ‘Mi rey y mi reina vamos por la calle real' es la frase que utiliza para anunciarles a sus invitados que van por la carrera Séptima.
La admiración de las personas que han usado sus servicios ha llegado a lejanas fronteras. Por ejemplo un grupo de turistas españoles y australianos le enviaron varios correos electrónicos agradeciéndole por su atención, por la grata experiencia de haber viajado en coche en esta urbe y que les hubiera mostrado una cara diferente de Bogotá.
Dentro de su historial de anécdotas recuerda que una turista colombiana se conoció con un francés en un trayecto y al cabo de un año volvieron a usar el servicio del coche para tener un paseo romántico por las calles bogotanas y luego comprometerse.
Otra grata experiencia fue haberle prestado sus servicios a un grupo de coreanos sordomudos. Rómulo recuerda que se comunicaba con el lenguaje de señas, lo cual fue un poco complejo, pero muy grato para él por haberles servido.
También llevó en su coche a unos turistas ciegos, a quienes tuvo que describirles detalladamente cada lugar y esquina de La Candelaria.
Muchas experiencias ha tenido en su coche este cucuteño enamorado de la ciudad, que cada día recorre las calles del centro histórico para mostrar a los turistas los sitios más destacados del centro de Bogotá.