La capital de Colombia también es un epicentro gastronómico bastante interesante. Aquí convergen platos de distintas partes del mundo, los mejores chefs y restaurantes del país y del continente ofertan un sinnúmero de opciones para los ciudadanos.
Sin embargo, también existe la comida propia, la que abarca mucho más que el famoso ajiaco. A continuación, te enseñamos cuáles son esos platos bogotanos que no podemos olvidar y que hacen parte de la urbe y su cultura.
El chocolate santafereño
Leche, crema, azúcar, clavos y canela… son algunos de los ingredientes que componen esta tradicional bebida caliente perfecta para las gélidas tardes bogotanas. Es el pretexto ideal para sostener una buena conversación o para simplemente mejorar el ánimo, se suele acompañar de queso y almojábana. Y, aunque las mamás y las abuelas son las expertas, también es una experiencia ir a tomarlo en la Puerta Falsa, el restaurante más antiguo de la ciudad, que queda justo frente a la Catedral.
La fritanga
La fritanga es un preparado popular de ascendencia hispánica, pero en Bogotá es el resultado de una mezcla de culturas. Sus ingredientes tienen dos orígenes: por un lado, los despojos del cerdo y la res, que vinieron de Europa, y por el otro los tubérculos como la yuca frita, el maíz, la papa criolla y los plátanos maduros fueron un aporte de América. Desde entonces, este plato compuesto de chorizo, morcilla, longaniza y Chicharrón es el ingrediente que ameniza las reuniones entre amigos y familiares sin importar clase social, origen o raza.
Changua
Esta sopa, emblemática como el Ajiaco pero menos conocida, es una preparación a base de huevo y leche. A esta se le añade mantequilla, cilantro, sal, mantequilla entre otros ingredientes. Se consume usualmente en el desayuno y su valor cultural es tal, que en el 2000 la palabra fue agregada al diccionario de la Real Academia de la Lengua.
El tamal santafereño
Aunque este bocadillo envuelto por hojas se comparte con varias regiones del país, lo cierto es que cada lugar le ha puesto sus propias características al plato. En la capital, por ejemplo, se cuece la masa de maíz hasta encontrar la consistencia ideal, y se mezcla con distintas carnes como pollo
y tocino. Hoy el tamal se relaciona con el cerro de Monserrate y es una parada obligada para turistas y bogotanos.
El puchero
Este caldo de pollo, derivado del cocido español, tiene un sabor muy particular por la conjunción de todos sus ingredientes. En él encontramos mazorcas tiernas y todos los tubérculos que tanto nos gustan en el altiplano: yuca, papa sabanera, arracacha, ibias. También aparecen orgullosos la longaniza, el cilantro, la cebolla, el tomillo. Es un emblema de la gastronomía cachaca.