Asómate a tu ventana para gozar en el barrio

Ciudad Bolívar, San Cristóbal, Kennedy, Usme, Suba y Bosa ya han disfrutado de Asómate a tu Ventana
Foto: SCRD.
Publicado:
15
Mayo
2020
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Laura Sofía, asomada tras la reja del conjunto residencial en el que vive, le pregunta a Isabel, su mamá, si la música que suena en su barrio a esa hora también se baila, mientras improvisa unos pasos sobre el césped. Enfrente suyo, a pocos metros de ahí, sobre el BibloMóvil de BibloRed —camión cargado de libros que recorre toda la ciudad para compartir historias—, el trombonista Germán Díaz deja escapar un breve fragmento de una sonata de Vivaldi.

Él es músico de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y ella una pequeña de 4 años que un día, casi de repente, se vio confinada en su casa con su mamá y otros dos hermanos por cuenta de una enfermedad que a su edad le cuesta pronunciar. Músico y niña no se conocen. Y esa mañana de sábado apenas cruzan algunas miradas por encima del tapabocas que la cuarentena les obliga a utilizar. Germán termina su interpretación y ella le regala algunos aplausos tímidos.

“Es música clásica”, contesta al fin su mamá. Pero para Germán, es mucho más que eso: “Es acercar este tipo de música a gente que te otra forma no podría escucharla; es tocar el alma de centenares de personas, así no necesariamente los tengas cerca, como en un teatro”.  

Es que, desde hace dos semanas, Germán y el violonchelista Carlos Ereú, recorren los barrios de la capital del país junto a expertos en patrimonio del IDPC y otros artistas de IDARTES, de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, FUGA; y del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud, IDIPRON, con una iniciativa de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, que invita a vivir en familia la cultura y la recreación en estos tiempos de cuarentena: ‘Asómate a tu ventana’.

Se trata de una estrategia que nació de la mano con la Alta Consejería para las Víctimas y que hoy visita especialmente los barrios que hacen parte de las Zonas de Cuidado Especial, declaradas por la Alcaldía Mayor de Bogotá, como consecuencia de la alta tasa de contagios de Covid 19 que presentan. La idea, lo saben todos los artistas que hacen parte de 'Asómate a tu ventana', es llevar arte y recreación, pero también un necesario mensaje de autocuidado:  evitar la expansión del virus es tarea de todos.  

Apostados en una esquina cualquiera, se instalan en el Biblomóvil, acondicionan el sonido de los parlantes (la iniciativa cuenta con el apoyo de Sayco) e invitan, micrófono en mano, a los vecinos para que dejen colar por las ventanas de sus casas las lecturas, la música y las actividades recreativas que les traen estos inusuales visitantes. Un par de horas para hacer más amables estos días de encierro preventivo.     

Ahí está Luis Miguel Platino, un joven de 24 años, que desde muy chico se formó como promotor de lectura en espacios no convencionales. Un oficio que lo ha llevado a rincones apartados del Magdalena Medio y el Urabá Antioqueño y le ha permitido compartir historias con niños, abuelos, víctimas del conflicto y comunidades campesinas.

Para ‘Asómate a tu ventana’ elige las historias de la colección ‘Bogotá en 100 palabras’. Breves relatos que dan cuenta de la cotidianidad de nuestra ciudad. Por sus páginas ‘caminan’ historias que bien pueden narrar las anécdotas de lo que es vivir cerca al relleno de Sanitario de Doña Juana, ser un hincha de las barras bravas o cómo es ganarse el pan de cada día en la Carrera Séptima.

Luis Miguel y el equipo de BibloRed escogen una lectura especial, según el sector en donde se desarrolle la jornada y lo propio hacen Germán y Carlos, los músicos de la OFB para hacer sonar sus instrumentos mientras se escuchan esas lecturas. Tras dos semanas, ‘Asómate a tu ventana’ suma ya recorridos por las localidades de Ciudad Bolívar, Kennedy, Usme, Suba, Bosa, San Cristóbal. También miles de rostros de felices y aplausos en la distancia.

“La gente, qué curioso, terminando asomando a la ventana hasta al perro de la casa. Como si nadie quisiera perderse lo que ocurre allá, abajo”, cuenta Luis Miguel.

Lo cree también Cristian Echavarría, el profe que lidera a los jóvenes artistas del programa ‘Titanes de cultura ciudadana’, del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud, IDIPRON. Hasta las calles de Kennedy llegaron Cristian Rubio, subido en sus zancos; Andrea Galindo, bailarina; y los percusionistas Alejandro Ordóñez y Ángel Cuéllar, chicos que encontraron en el arte su lugar en el mundo. Una vía para salvarse del extravío de una infancia vulnerable.

Llegaron a ritmo de samba, cumbia y mapalé. Y redoblantes y tambores fabricados con canecas industriales de agua en desuso, que suenan gracias a baquetas improvisadas con trozos de palos de escoba.  

En medio de ese alborozo, la gente termina asomada a sus ventanas. Los guardas de los edificios prestan sus megáfonos y se suman al llamado comunitario. “Invité a los vecinos a que incluso sacaran sartenes y cucharas y se unieran a nuestra música, mientras les enseñábamos sobre la importancia del autocuidado para prevenir más contagios de coronavirus”, cuenta el profe. Así, la jornada terminó en una sabrosa batucada que todos agradecieron. “Ya nos hacía falta diversión en medio de este encierro”, escuchó que gritaba un vecino a manera de despedida.

Algunas veces, los bogotanos que se asoman a sus ventanas disfrutan del montaje Mirlo y El Bosque, del programa Nidos de Idartes, especialmente dirigido a mujeres gestantes, niños y niñas de primera infancia para que invoquen, con música y canciones, bailes y arrullos, al Espíritu del Bosque y a Mirlo, un cóndor de los Andes.

Otras veces, se unen a las jornadas de recreación dirigidas por el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte; y otras más se animan a gozar con la música del altiplano cundiboyacense, de la mano del grupo de carranga Los Tigres de la Cobija, propuesta artística que rescata esta música tradicional campesina de la región andina colombiana.

Para Marisol Jordán, habitante de El Tintal, ‘Asómate a tu Ventana’ ha sido también una excusa para sentirse nuevo en comunidad: “Nos ha servido para volver a vernos las caras, así sea detrás de la ventana. Para reencontrarse con los vecinos, así estemos a metros de distancia; para celebrar que a pesar de que la enfermedad acecha a nuestras casas, seguimos vivos”.

Germán Díaz, el músico, piensa en esas miradas que alcanza ver desde la tarima, algunas de complicidad y otras de asombro, mientras interpreta su trombón: “Para mí son como aplausos. La demostración de que la gente está siendo feliz a través de la música. No cambiaría una jornada de estas ni por el más elegante concierto del Teatro Colón”.