Cada año el concurso de microrrelato ‘Bogotá en 100 palabras’ recibe miles de propuestas. No es para menos: ya sea por los premios, o por el gusto de narrar esta ciudad que nos sorprende, nos decidimos a escribir. Sin embargo, sabemos que en ocasiones no es fácil empezar, que ante la página en blanco de la libreta o el titilar del cursor en el computador nos sale desde el centro del pecho una especie de angustia, una preocupación, una frustración ligera que puede resumirse en una pregunta: “¿Y qué voy a contar?”.
Para que eso no te detenga y puedas escribir y enviar tu relato (recuerda que la fecha límite es el 23 de octubre y puedes inscribir tu texto aquí), te ofrecemos cinco posibilidades, cinco juegos narrativos que puedes explorar para vencer la parálisis ante la hoja vacía, cinco temas que pueden servirte de inspiración. Por supuesto, hay muchísimas otras ideas por explorar, sin embargo, esperamos que estas cinco despierten esa capacidad de crear historias que todos y todas llevamos dentro.
Lo común maravilloso. ¿Has notado en la ciudad algo que te asombra por su belleza y que pareces ser la única persona capaz de notarlo? ¡Felicidades! Tu mirada ha descubierto algo común maravilloso. Se trata de ese gesto amable entre desconocidos, de esa planta que se esfuerza en crecer entre las grietas del concreto, de esa forma que tiene el atardecer de detenerse en una ventana. Ahí hay un cuento: compartir la magia cotidiana es una gran historia.
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Una grieta en la realidad. ¿Y si ese recorrido de todos los días de repente revela que ocultaba algo más? El vendedor de relojes que en realidad tenía una máquina del tiempo, el árbol que de estar quieto siempre pasa a moverse despegando sus raíces del suelo, el bus que en lugar de seguir el tráfico empieza a flotar, la estatua que guiña casi imperceptiblemente un ojo. ¡Métele fantasía! Las historias que aparezcan así serán memorables.
Visitantes que no esperábamos. ¿Traemos a recorrer Bogotá al personaje que más te gusta? Pregúntate ¿qué haría Simba, el del Rey León, subiendo a Monserrate?; ¿cómo recorrería Campanita el Jardín Botánico?; ¿cuál es en la ciudad el laberinto perfecto para hacer perder al Minotauro?; ¿desempolvamos otra vez a Don Quijote para enfrentarlo a algún molino?; ¿Drácula en Teusaquillo? No hay límite para estos posibles juegos, elije tu personaje, tráelo junto a ti, dale forma al cuento.
Gotas de terror. Aunque tengamos que dormir con las luces encendidas, nos encantan las historias de miedo. No hace falta grandes monstruos ni escenas con tripas salidas: basta que algo se comporte como no debería comportarse. Una silla que se mueve sola en un salón de clases, un articulado de Transmilenio donde sólo hay una persona muy quieta y muy callada, una ventana que se enciende en el conjunto del frente todas las noches a la misma hora y parpadea tres veces… Encuentra el fantasma, nárralo, es también una forma de que deje de espantar.
Habitar otra mirada. Seguro te has preguntado, alguna vez, ¿cómo verá el mundo esa otra persona? Puede ser un compañero de trabajo, una señora que vende frutas en la plaza, el conductor de un bus del SITP, la malabarista que parcha en la Séptima, una paloma de la Plaza Bolívar. Imagina que ves el mundo desde sus ojos, y cuenta lo que te encuentres. Además de un cuento tendrás la experiencia de haber sido alguien más.
A continuación, te compartimos un tuit en el marco del "Laboratorio sobre microrrelato y su extrema brevedad" del concurso Bogotá en 100 palabras:
🤝Encuentro con el escritor y poeta John Galindo en el marco del "Laboratorio sobre microrrelato y su extrema brevedad" del concurso Bogotá en 100 palabras desde la Biblioteca Pública Rafael Uribe Uribe ✍🏻📚 pic.twitter.com/8AaY2BDd9z
— BibloRed Bogotá (@BibloRedBogota) September 30, 2022
Esperamos que estas cinco posibilidades te animen a participar. Puedes retar a tus amigos y amigas para que elijan la que más les guste y compartir sus relatos por WhatsApp antes de inscribirlos al concurso; puedes llevar estas ideas a tu colegio o a tu trabajo; puedes jugar a escribir un microrrelato por cada una de ellas. Lo importante es contarnos historias. Lo importante es que una vez escribas tu cuento y lo inscribas ya habrás ganado algo: la satisfacción de haber creado algo.