Los dos compositores Strauss que elevaron a clásico el cine de Stanley Kubrick

KubrickCinemateca de Bogotá
Escena de la película 2001: Odisea del espacio.
Publicado:
1
Jul
2023
Escucha la noticia

"Una película es, o debería ser, más como música que como ficción. Debe ser una progresión de estados de ánimo y sentimientos. El tema, qué hay detrás de la emoción, el significado, todo lo que viene después", dijo alguna vez el cineasta estadounidense Stanley Kubrick

Para el artista nacido en Nueva York y fallecido en el Reino Unido en 2003 la composición de los planos, los temas y los personajes complejos definen su cinematografía, pero más que nada, la importancia de su cine radica en la selección de la música, la banda sonora de sus películas, muy especialmente la escogencia de piezas de música clásica, que según muchos críticos y aficionados a películas como 2001: Odisea del espacio o La Naranja mecánica (A Clockwork Orange), elevaron los filmes a clásicos del cine.

Quizá sus películas no se hubieran convertido en lo que son ahora de no haber incluido piezas fundamentales de la música clásica, especialmente aquella de admirados compositores como  Richard Georg Strauss Johann Strauss II.

Muchos se preguntan qué sería de la majestuosa escena de 2001 donde un primate en los inicios de la humanidad da el 'salto evolutivo' de tener miedo a infundirlo con sus 'herramientas', acompañado por uno de los soundtracks más famosos de la historia: Así habló Zarathustra, de Richard Strauss.

 El compositor alemán, nacido en Múnich en 1864 fue un destacado director de orquesta, que hace parte de un romanticismo propio de la primera mitad del Siglo XX. 

Ocupa un lugar de gran relieve en la historia musical reciente, especialmente por sus óperas, sinfonías y lieder. Hijo de un solista de la orquesta de la ópera de Múnich, empezó a aprender sobre música a los cuatro años de edad. A los siete años escribía sus primeras composiciones. En 1875 tomó sus primeras lecciones de composición profesional.

Así habló Zaratustra (1895-1896) fue libremente inspirado en la obra del mismo título del filósofo Friedrich Nietzsche. Otras obras famosas del compositor son dos poemas sinfónicos más: Don Quijote (1896-1897), para violoncelo y orquesta, y Una vida de héroe (1897-1898), de índole autobiográfica.

Inaugurando el siglo XX, Strauss iba a centrar sus mayores esfuerzos en la ópera, convirtiéndose en uno de los más reconocidos compositores del género lírico. Entre 1894 y 1942 compuso 15 óperas, que van desde el 'wagnerismo' militante: Guntram (1892-1893) y Feuersnot (1900-1901), hasta llegar a 1905 con la que sería su primera obra cumbre dentro del género: Salomé.

O qué sería también de la escena del vals de las naves espaciales en 2001: una odisea del espacio sin El Danubio azul de Johann Strauss. Compositor nacido en Neubau, el 25 de octubre de 1825 y fallecido en Viena, el 3 de junio de 1899.

Johann es el más famoso de la familia Strauss, su padre y hermanos también fueron compositores, pero él, en el Siglo XIX, fue conocido como el 'rey del vals'. Lo revolucionó, llevándolo de una danza campesina a una de entretenimiento apto para la música de las cortes en el imperio Austro-húngaro.

Niño prodigio, compuso su primer vals cuando sólo contaba seis años. No obstante, su dedicación a la música encontró la firme oposición de su progenitor, que quería que fuese comerciante. Sin embargo, gracias al apoyo de la madre, pudo tomar lecciones de violín y composición en secreto y dedicarse a la música.

A los 19 años fundó su propia orquesta. Dio conciertos con gran éxito en las principales ciudades de Francia, Alemania, Inglaterra, Rusia y Estados Unidos. En 1863 fue nombrado director de la música de baile de la corte de Viena. 

A partir de esa década se consagró a la composición de operetas, con títulos como El murciélago (1874) y El barón gitano (1885), y de valses: El Danubio azul (1867), Rosas del sur (1880), El vals del emperador (1889) y Voces de primavera (1883) son algunos de sus más populares.

El Danubio azul es considerada como la más importante de las 498 composiciones que realizó.

 

Para el productor de las películas de Kubrick, Jan Harlan, la elección de la música siempre pasaba por la conexión emocional que la pieza lograba con el cineasta. "Nunca usó una pieza musical que no le gustaba. Idealmente, tenía que estar enamorado de ella. Para él, esta tenía que apoyar la estructura de la historia, y si lo hace o no, no es decisión de un comité. Es la decisión subjetiva del artista".

El próximo 26 de julio se cumplirán los 95 años del nacimiento de Stanley Kubrick, uno de los cineastas más influyentes del siglo XX. Enigmáticos e inquietantes, sus 13 largometrajes bastaron para consolidar una de las filmografías más referidas de la historia del cine. Sus películas se mantienen atemporales, permitiendo niveles de interpretación y disfrute a generación tras generación.