Una grúa se tomó la plaza de Bolívar para elevar a cerca de 100 personas a unos 50 metros de altura. Se trata de un grupo de voluntariado que sin esperar nada a cambio madrugó el 30 de septiembre a pintar las fachadas del barrio Belén y como recompensa recibieron por parte de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño (FUGA), una invitación para disfrutar de una comida típica en las alturas.
“Esto fue una gran sorpresa, que chévere que todos sigamos uniéndonos para recuperar la identidad del Centro Histórico, esto nos incentiva a ser mejores seres humanos. Estoy súper emocionada porque voy a ver la panorámica de Bogotá”, dijo Conny Medina, antes de subirse a la plataforma.
Una vez elevados, chefs de 10 restaurantes del centro histórico sirven los platos y explican de forma corta cuál fue su preparación y a qué región pertenecen. Los establecimientos donaron la comida y tiempo para hacer parte de esta premiación.
Emilio Beltrán, comerciante, disfrutó de un chocolate de ‘altura’. “Nunca olvidaré este día, es una experiencia que jamás había pensado vivir. Cuando uno ayuda a los demás sin esperar nada a cambio misteriosamente recibe sorpresas como esta”, expresó.
La noticia de este maravilloso regalo que recibirían por dedicar parte de su tiempo para cambiar la cara de Belén, fue comunicada al finalizar la jornada de embellecimiento.
“Este trabajo lo realizaron desinteresadamente, la verdad para ellos fue toda una sorpresa que FUGA los premiara con esta vivencia, la iniciativa fue de la entidad en cabeza de Mónica Ramírez”, expresó Yina Agudelo, gerente de Producción de FUGA.
Suben a #DinnerInTheSky, en la plaza de Bolívar, los voluntarios que entregaron su tiempo para recuperar el barrio Belén #DarParaCambiarpic.twitter.com/nng3H2i2Br
— FUGA (@FGAA) 6 de octubre de 2017
El proceso de logística para instalar la máquina que capturó la atención de visitantes del centro de la ciudad, duró cerca de dos días, gracias al trabajo de 60 operarios que durante toda la noche ultimaron detalles para que el evento fuera todo un éxito.
La grúa fue diseñada especialmente para sostener la plataforma que soporta el peso de 22 personas, más tres chef que se ubican en el centro. Ellos, por ir de pie van asegurados con un arnés.
Las sillas en donde se ubican los comensales son las mismas de un atractivo de parque de diversiones con líneas de vida. Minutos antes de subirse expertos aseguran las sillas y dan inducción para la experiencia.
Antes de alcanzar la altura máxima, hacen un ensayo a diez metros por si algún participante se quiere bajar.
Esta implementación que adelanta la Alcaldía Peñalosa es para impulsar el trabajo por los demás. “Estudios muestran que cuando una persona donan, las sociedades son más evolucionadas, están pensando en la ciudad, en el bien común y queremos impulsar este sentimiento de apropiación a todas las personas para transformar la ciudad”, concluyó la coordinadora.