El yacimiento arqueológico de la hacienda El Carmen, ubicado en la localidad de Usme, comprende treinta hectáreas y es muy importante para la memoria histórica de Bogotá porque ha marcado un hito que entrelaza la protección del patrimonio cultural de la ciudad y la contención de la expansión urbana. El predio podría narrar, al menos, cuatro siglos de experiencia vivida entre los años 1200 y 1600.
Ernesto Montenegro, Coordinador del proyecto Usme - Sumapaz del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) cuenta que en este lugar se encontró uno de los más grandes sitios de enterramientos que se encuentran sobre la sabana. “Algunos lo han denominado como una necrópolis, y es que se trata de un asentamiento habitado por cuarenta generaciones prehispánicas que, incluso, podría ser uno de los sitios más grandes de la cultura Muisca al contacto con los europeos.”
Montenegro afirma que uno de los motivos que hacen de la Hacienda un predio cultural y patrimonial invaluable es que “en este espacio tenemos evidencias de 800 años de enterramientos, dónde además de los procesos de inhumación podemos ver como los ajuares funerarios nos muestran relaciones de la comunidad que vivía en este espacio, con el páramo y más allá con el piedemonte de la Orinoquía y de la Amazonía, este es su valor histórico”.
Pero El Carmen es más que un complejo funerario, ya que también se han encontrado evidencias de arte rupestre, áreas de cultivo, terrazas y fuentes de agua. Incluso, hay hallazgos de fauna exótica, por ejemplo, de caracolas de mar, que indican intercambios a larga distancia y relaciones interregionales entre los pueblos andinos y de otras latitudes.
Este lugar además se conecta con el río Tunjuelo y abre una de las principales entradas a la región del Sumapaz, conectando sistémicamente el patrimonio material arqueológico con el patrimonio natural, el patrimonio inmaterial y la memoria histórica del territorio.
Proceso para convertirse en Área Arqueológica Protegida
El proceso de la Hacienda El Carmen empezó en 1999, cuando Metrovivienda inició el proyecto urbanístico Ciudadela Nuevo Usme en los predios de La Esperanza y El Carmen, pese a la resistencia de las comunidades campesinas y de algunas organizaciones sociales que desde años atrás defendían el carácter rural de este territorio. El proyecto se consolidó parcialmente con el Plan de Ordenamiento Territorial adoptado en el año 2000, el cual determinaba que los suelos rurales con vocación agrícola de la localidad fueran clasificados como terrenos de expansión urbana para generar oferta de vivienda.
Sin embargo, en 2007 se encontraron restos óseos y vasijas de cerámica en El Carmen, lo que obligó a Metrovivienda a suspender las labores de excavación en ese predio y le ayudó a las comunidades y organizaciones a continuar su proceso de resistencia, pues empezaron a jugar un papel activo en torno a la protección del yacimiento arqueológico.
Rápidamente, los líderes comunitarios lograron consolidar un proceso organizativo alrededor de la Mesa de Patrimonio Ancestral, Cultural y Ambiental Usmeka, que aumentó exponencialmente su poder de convocatoria y realizó actividades permanentes. Este proceso fue tan inspirador que muchos jóvenes del territorio integraron el patrimonio arqueológico como parte esencial de sus vidas, tanto que buena parte de ellos ha estudiado carreras afines al tema o ha realizado investigaciones inspiradas en este.
Frente a la presión comunitaria, y con la obligación de respetar la normatividad urbana, Metrovivienda contrató ese mismo año a la Universidad Nacional para adelantar labores de arqueología preventiva y proyectar un plan de manejo para el predio.
En 2008 se formuló el Plan Parcial, que incluía indicaciones para el Plan de Manejo Arqueológico del yacimiento y fue adoptado dos años después. Finalmente, con el trabajo articulado de las comunidades, las organizaciones y la administración distrital, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia declaró el predio como Área Arqueológica Protegida en 2014, algo inédito en Bogotá. Desde entonces se contempló la creación de un parque arqueológico, pero el proyecto se mantuvo quieto durante varios años.
#Diadelaraza Entablar relaciones horizontales con autoridades indígenas que trabajan por fortalecer la organización y el proceso social vinculado al hallazgo arqueológico de La Hacienda El Carmen, nos acerca a la Bogotá como una ciudad plural y diversa que queremos ser
— Patrimonio Cultural (@Patrimoniobta) October 12, 2020
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En este sentido, el yacimiento se ha convertido en un lugar estratégico para replantear el ordenamiento territorial del borde urbano-rural. Ello implica que se detenga el crecimiento desordenado e irracional de la ciudad sobre las áreas rurales del Distrito Capital en favor del buen vivir, especialmente de las comunidades campesinas de la región, que históricamente han sido fundamentales para nuestro sistema agroalimentario y han soportado las inclemencias del conflicto armado.
Proyecto del parque arqueológico en El Carmen
Hoy vuelve a ser un propósito compartido -entre la administración distrital, las comunidades y las organizaciones- crear el anhelado parque arqueológico en El Carmen. Con este proyecto se busca promover la apropiación y la salvaguardia integral del patrimonio, así como fomentar la memoria histórica, las buenas prácticas ambientales, la investigación participativa y la recreación pasiva.
Con el liderazgo del IDPC, el parque se convertirá en un centro de interpretación conformado por un museo de sitio, laboratorios y senderos ambientales, entre otros elementos, con la capacidad de albergar las piezas arqueológicas, profundizar la investigación, reconstruir el pasado prehispánico de Usme y conectar las tres quebradas que atraviesan el predio.
Le apostamos a restituir a las comunidades de Usme y Sumapaz el acceso a la Hacienda el Carmen, ubicada en la frontera de ambas localidades. Allí se encontró una necrópolis prehispánica que representa una #Memoria viva de ancestros muiscas de este territorio y desus descendientes pic.twitter.com/BitdylCBAT
— Patrimonio Cultural (@Patrimoniobta) February 29, 2020
De esta manera, el proyecto ayudará a reactivar la ancestralidad muisca y campesina, a fortalecer las redes comunitarias locales, a mejorar la calidad de vida de los habitantes del suroriente de Bogotá y a consolidar un lugar que sirva como referente investigativo, educativo, ambiental y cultural para toda la ciudadanía. El parque contribuiría también a la activación del borde urbano-rural, en articulación con el proceso de declaratoria del Páramo de Sumapaz como Patrimonio de la Humanidad, también liderado por el IDPC. La gestión integral del patrimonio en el borde Usme-Sumapaz permitirá comprender mejor el territorio, pues hará que la interpretación del pasado le dé un sentido más consciente al presente y proyecte un futuro sostenible con enfoque de derechos.