Sombras y objetos encantados, la historia no contada del Museo de Bogotá

La historia secreta de los museos Instituto de Patrimonio Cultural-IDPC
El Museo de Bogotá busca incluir en la historia de la ciudad voces que han sido históricamente invisibilizadas.
Publicado:
2
Oct
2022
Escucha la noticia

En el Mes del Patrimonio, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) tiene un plan cargado de historias secretas que se esconden entre salas, objetos antiguos, estatuas y casas de antaño. Acompaña a Portal a Bogotá a descubrir algunas historias inexplicables acerca de las voces que habitan en el Museo de Bogotá.

El testigo

Carlos Crofort parece que es una persona que ha pasado años en el Museo de Bogotá, como los maestros zen o de las artes marciales, que se ubican en los espacios con tan solo mirarse la palma de la mano. Pero no, Carlos Crofort tiene 34 años, lleva 16 trabajando en el área de seguridad y desde hace cuatro trabaja como celador en el Museo de Bogotá. Él tiene un Historia Latente que contar en el Mes del Patrimonio.

Carlos es serio, gentil y se toma el tiempo para decir la palabra indicada. Cuenta que le gusta trabajar en el museo porque se aprende mucho. Además narra su rutina, tantos días viendo personas entrar y salir, tantas noches viendo sombras entrar y salir, y hasta escuchar pasos y golpes.

Carlos ha sido testigo de las energías que se sienten en las dos casas del Museo de Bogotá, en especial en la Casa Siete Balcones, ubicada en calle 10 # 3 – 61. "Con tantos años que tienen estas paredes algo debe rondar", afirma. Pero Carlos no se estremece, dice que con lo que él ha oído cualquiera saldría corriendo pero que él entiende por qué puede suceder. No siente miedo, pues eso es parte de su trabajo, como en la película 'Una noche en el museo', donde todos los objetos se despiertan al caer la noche.

“No importa, me gusta trabajar acá. Uno ya empieza a acostumbrarse a todo lo que pasa. Se piensa en otras cosas y si siento algo extraño, lo evito, paso rápidamente por la sala, y ya está”, afirma Carlos

Sin embargo, hay una sala que todavía le inquietan a Carlos. Se trata de la sala dedicada a los hospitales de la ciudad, en especial la del espacio en donde están las fotografías y objetos del hospital San Juan de Dios. Dice que allí se siente una energía extraña y que han visto sombras que danzan en círculo por las paredes, las atraviesan y regresan.

“Hace un tiempo vinieron dos personas que saben de estos temas. Dijeron que en este museo hay dos presencias pero que no son malignas, son juguetonas, como si fueran niños.”, narra Carlos con una tranquilidad admirable, como si fuera un historiador más del museo.

Cuando Carlos está a punto de dormirse durante su jornada laboral varios golpes lo despiertan, como diciendo: ¡No se duerma! Los pasos también juguetean entre la una y tres de la mañana por el museo y cuando Carlos va por un tinto escucha que golpean en la puerta principal. Carlos abre y no ve a nadie en la calle.

“No creo que engañen tantos los sentidos. Las presencias no son tan fuertes. A veces se dejan ver cuando uno no las busca y si uno las busca, no se dejan ver. Pero si uno se pone a buscarlas demasiado, como que no les va a gustar mucho”, concluye Carlos Crofort, con una frase de una persona que ha aprendió a conversar con el Museo de Bogotá a su manera. 

Los hallazgos

Recorrer el Museo de Bogotá siguiendo sus coordenadas energéticas es distinto. Parece que las personas de las fotografías antiguas tienen movimiento y se conectan con los ojos de los visitantes. Isidro Gómez, mediador del Museo de Bogotá, hace más latente la sala del San Juan de Dios:

“Alguien que sabe de estos temas nos dijo que la energía está sobre todo en alguno de los objetos del museo, el microscopio."

Se trata de un microscopio dorado traído a Colombia a comienzos del siglo XX por el médico Roberto Franco, médico egresado de la Universidad Nacional y creador de la Cátedra de Medicina Tropical en 1904. ¿Qué tendrá este objeto de tinte opaco como sacado de un baúl de Sanalejo? Parece ser que los objetos tienen la carga del pasado.

En el jardín del museo se encuentra la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada, derribada por los indígenas misak y que luego hizo parte de un ritual fúnebre realizado por indígenas muiscas para que el alma del conquistador trascendiera.

“A la estatua de Gonzalo le despertaron las energías, esas energías negativas de conquistador, eso debe implicar algo para el museo”, afirma Isidro. Se ve un Gonzalo Jiménez de Quesada mutilado, en medio de los árboles, como un gigante perdido en el tiempo.   

Y todavía hay más. En la otra sede del Museo de Bogotá, exactamente en la Casa Sámano, se han encontrado objetos de dudosa procedencia y las bombillas eléctricas titilan sin ninguna explicación técnica. Cuenta Isidro que no es para menos, allí vivió por una noche Juan Sámano, el último virrey de la Nueva Granada, considerado un asesino que huyó después del triunfo de Simón Bolívar. 

¿Para qué contar historias escondidas?

Luis Carlos Manjarrés es el gerente del Museo de Bogotá, afirma que el museo está trabajando por incluir en la historia de la ciudad voces que han sido históricamente invisibilizadas. Esto implica salirse de los esquemas y buscar nuevas formas de contar la historia de la ciudad.

“Alrededor de las historias de Bogotá, incluidas en las mismas instituciones, hay unos saberes y unos oficios que no son valorados como conocimiento o como saber. Entonces buscamos tener un proceso de reconocimiento de esas prácticas que muchas veces pueden entenderse como especulativas porque no son científicas, pero son esenciales para su funcionamiento”, cuenta Luis con convicción.

Por este motivo el Museo de Bogotá ha decidido abordar tres enfoques: el espiritual con la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada, los objetos de dudosa procedencia para activar la imaginación y las memorias que sobreponen el pasado y el presente. Todos juntos nos enseñan que los museos son más que una exposición.

“Es importante hablar de estos temas de los museos para entender que las ciudades se componen de muchas cosas y que los que nos antecedieron están por ahí dando pasos y que sus energías nos cuentan historias. No reivindicarlos es eliminarlos de la memoria. Por lo tanto, esos temas misteriosos son parte del patrimonio de la ciudad," concluye Isidro.

Al salir del Museo de Bogotá se tiene la sensación de que esas historias seguirán rondando con fuerza. Como lo comenta Luis Carlos: hay que seguir buscando conocimientos, “necesitamos más expertos que nos ayuden a interpretar y generar más pistas sobre estos temas. Queremos convertir Casa Sámano en un laboratorio de interpretación”.

Otros museos por descubrir

En la actividad virtual La historia secreta de los museos, también se contarán historias asombrosas del Museo del Oro, la Casa Museo Quinta Bolívar y el Museo del Vidrio. ¡Estará fascinante! Recuerda que puedes conectarte el miércoles 28 de septiembre a las 7:00 pm vía Twitter en las cuentas de cada museo: @Patrimoniobta, @QuintaBolivar, @BanrepCultural y @Mevibo.

En este tuit el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural-IDPC invita a la ciudadanía a participar en la actividad:

 A continuación, algunas fotos de los objetos que hacen parte de las Historias Latentes que esconde el Museo de Bogotá:

El pasado miércoles 28 de septiembre @Museodebogota realizó una charla sobre este tema, escúchala aquí