Estudiantes apadrinaron dos parques ecológicos en Bogotá para proteger su ecosistema

Clase de ciencias naturales, colegio Brazuelos - Foto: Prensa Secretaría de Educación
Clase de ciencias naturales, colegio Brazuelos - Foto: Prensa Secretaría de Educación
Publicado:
19
Jul
2016
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Los estudiantes de un colegio de la localidad de Usme se pusieron la camiseta por el medio ambiente y en sus actividades escolares decidieron darse a la tarea de proteger a sus dos vecinos más cercanos: el parque ecológico Cantarrana y la Cuenca Media del Río Tunjuelo.

En la clase de ciencias naturales liderada por la maestra Flor Jiménez, en la institución educativa Brazuelos, descubrieron la importancia de cuidar el medio ambiente para un futuro mejor.

“Todos debemos poner un granito de arena para proteger este planeta que hoy más que nunca lo necesita, y nosotros somos privilegiados porque estamos rodeados de pulmones verdes, que en Bogotá cada vez son más escasos. Entonces, si no nos apropiamos de estos espacios ¿quién más puede hacerlo?”, aseguró la maestra.



Observar las características presentes en la fauna y flora de este río, caminar por los senderos verdes del Parque Ecológico Cantarrana, hasta medir la acidez del afluente son algunas de las actividades que se adelantan en este colegio de Usme.

Todas estas acciones en torno al río les han enseñado a este grupo de estudiantes la importancia de cuidar el agua y no contaminarla con basura.  Esta iniciativa hace parte  el Proyecto Ambiental Escolar PRAE, con el que se busca que los estudiantes del colegio Brazuelos se apropien de las zonas verdes que los rodean para desde allí incentivar en ellos el cuidado del medio ambiente.

“Dada nuestra cercanía con el río y el parque Cantarrana no podíamos desconocer la riqueza de este lugar, y por eso decidimos que nuestro énfasis escolar fuera el medio ambiente. Desde entonces no solo nos hemos convertido en guardianes del río sino también de todo lo que signifique vida, reciclaje y cuidado del medio ambiente”, sostuvo Flor.

Pero el trabajo por el medio ambiente no termina allí, en esta institución todo se recicla, empezando por las bolsas del refrigerio que limpian y recogen para que inicie el proceso de reciclaje.

“Hemos llegado a recolectar 140 toneladas de plástico porque las bolsas que no se recogen llegan al mar y allí las tortugas bebés se enredan con ellas y mueren asfixiadas. Eso es terrible por eso aquí nunca vas a ver un plástico en el piso”, expresó Jorge Alexander Rodríguez, estudiante de 12 años de grado séptimo.



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