Médicos especialistas del hospital Simón Bolívar realizaron una innovadora intervención quirúrgica para tratar a una niña de 5 años, diagnosticada con una enfermedad congénita conocida como Porfiria, que ocasiona lesiones en la piel cuando es expuesta a la luz.
La pequeña paciente fue remitida del Hospital de Yopal (Casanare), luego de presentar una pérdida importante de tejido en casi todo el cráneo, cuyas lesiones estaban infectadas y, además, registraba desnutrición.
Debido a las limitaciones de su cicatrización se descartó la posibilidad de trasplantar piel propia de otras áreas y se buscó alternativas que no implicaran mayor agresión a la piel. De este modo, se planteó el uso del cultivo in vitro de queratinocitos (células predominantes de la epidermis), entre otros tratamientos, para lograr una cobertura de las zonas afectadas.
“Fueron varios procesos. Utilizamos un apósito (injerto) fabricado de la dermis y el colágeno de los cerdos que sirvió como base o matriz de soporte para la piel y después de eso usamos el cultivo de queratinocitos, que comúnmente son usados en pacientes con quemaduras extensas”, explicó Natalia Santamaría, cirujana plástica reconstructiva y estética, de la USS Simón Bolívar.
La porfiria es una enfermedad con una prevalencia de un caso en un millón. En la literatura médica hay entre 280 y 350 reportes de casos, algunos de ellos duplicados; sin embargo, esta es la primera vez que se reporta el uso de injertos de queratinocitos en este tipo de porfiria (eritropoyética congénita).
“Tratándose de una patología con una baja incidencia, con repercusiones no solo locales sino sistémicas, su manejo representó un reto técnico y logístico para todo el equipo de trabajo, incluso utilizamos cortinas en el quirófano y operamos con luz direccionada a la pared y de baja intensidad para reducir los daños que esta le produce”, aseguró Héctor Guillermo León, cirujano plástico reconstructivo y estético, de la USS Simón Bolívar.
Actualmente la paciente se encuentra en una fundación para niños que requieren cuidados especiales y se le realiza seguimiento a través del programa de curaciones ambulatorias de pacientes quemados de la USS Simón Bolívar.
“Para nosotros los resultados fueron muy exitosos porque logramos una recuperación del 100% de las áreas dañadas, no fue una recuperación rápida, nos costó más de un año y medio llegar a ese punto. Hoy la niña puede tener una vida relativamente normal”, manifestó Santamaría.