Conoce cómo funciona el alumbrado público en zonas verdes y protegidas de Bogotá
Desde la UAESP con apoyo de otras entidades distritales, se trabaja para mantener el equilibrio entre zonas urbanas, rurales y áreas protegidas de Bogotá.
Karen Barrero
Bogotá tiene 15 humedales y cientos de áreas ambientales que son fronteras naturales entre lo urbano y lo rural. En estos espacios se evita la contaminación lumínica con el fin de salvaguardar flora y fauna que habita en estos ecosistemas naturales y espacios protegidos. Sin embargo, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos UAESP, atiende cientos de requerimientos ciudadanos en los que se solicita la instalación de alumbrado público en zonas verdes, humedales y hasta en espacios aledaños a bosques.
Frente a esto, la Subdirección de Alumbrado Público de la entidad debe ceñirse a las normas nacionales y al Plan Distrital de Ordenamiento Territorial que define limitaciones de iluminación pública en estos entornos.
“La Norma Técnica Colombiana 900 de 2011 es la que fija las reglas sobre el alumbrado público. Lo que dice esta norma rectora es que la iluminación o la infraestructura del servicio de alumbrado público solo puede ser instalada en senderos que estén totalmente definidos, canchas deportivas o recreativas y en juegos infantiles, cuando están en zonas verdes. También establece que no se puede llevar este servicio a áreas protegidas, zonas ambientales o de reserva”, indicó Tatiana González, gestora social y ambiental de la Subdirección de Alumbrado Público de la UAESP.
Las especies que viven en estas áreas mitigan los impactos de las lluvias, las altas temperaturas y las aves disminuyen la población de insectos. La tingua, el búho negruzco, el gavilán pollero, patos, mamíferos y otras especies habitan los 15 humedales, bosques y reservas de la capital.
“Se pueden generar impactos negativos por la intervención de obras civiles entre ellas la infraestructura de alumbrado público. La iluminación en áreas protegidas genera contaminación lumínica y se pueden alterar los ciclos naturales que tienen los organismos vivos y/o las especies que cohabitan en estos ecosistemas naturales”, explicó Tatiana González.
Desde la UAESP, con apoyo de otras entidades distritales, se trabaja para mantener el equilibrio entre las zonas urbanas, rurales y áreas protegidas de Bogotá.