“Nunca es tarde, todavía tengo mucho para dar y espero volver a actuar”: María del Pilar, ex habitante de calle

12·ABR·2019
María del Pilar, cuyo nombre artístico es 'Mariluna', hace parte de los 543 ex habitantes de calle que se graduaron en diferentes artes y oficios.
Marilú en su graduación en globoflexia y soldadura
Marilú en su graduación en globoflexia y soldadura

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Una mañana mientras María del Pilar Montoya dormía en la banca de un parque de la ciudad, fue abordada por los Ángeles Azules de la Alcaldía de Bogotá, ellos le ofrecieron comida y llevarla a uno de los Centros de Atención que tiene el Distrito para ayudar a que habitantes de calle mejoren sus condiciones de vida.

Esta caleña de 47 años, cuyo nombre artístico es ‘Mariluna’, decidió emprender un camino para cambiar su futuro y cumplir el sueño de retomar su carrera actoral.

“Hice de enfermera y secretaria en ‘Padres e hijos’, también de estudiante en ‘La otra mitad del sol’ junto a Robinson Díaz y Flora Martínez. Nunca es tarde, tengo muchísimo talento para dar y espero volver a actuar”, expresó Mariluna.

Desde hace tres meses ella está vinculada a los hogares de paso del Distrito y con el apoyo de la Alcaldía culminó este martes los cursos de sistemas, soldadura y globoflexia (arte de hacer figuras con globos).

Junto a María del Pilar otros 542 ex habitantes de calle también se graduaron en estos y otras artes y oficios, como uno de los pasos para recuperar su vida.

Hasta la fecha, 1.829 ex habitantes de calle vinculados a los centros de atención de la Secretaría Social han recibido formación en estos cursos.

La vida de ‘Mariluna’ ha estado marcada por altibajos. A los 18 años abandonó sus estudios secundarios para aprender actuación en Bogotá, para ese entonces todo marchaba bien, contaba con el apoyo económico de sus padres, lujos y una prometedora carrera como actriz.

“Tuve que regresar a Cali y en ese tiempo conocí al que era mi novio, él consumía drogas, pero me ofreció hasta cuatro años después de estar juntos. Desde ahí empecé a vender todas mis pertenencias para poder comprarlas”, contó María del Pilar.

La adicción la llevó a perder la custodia de sus dos hijos. Ahora, está decidida a empezar de nuevo: en diciembre recibirá el grado como bachiller y sigue asistiendo al Hogar de Paso Carreteros y Animales de Compañía, uno de los tres centros que abrió esta Alcaldía en 2018 para esta población.

“Fue muy doloroso que me quitaran a mis hijos, estuve deambulando durante un año y llegué a pedir comida en las panaderías, hasta que conocí los hogares”, explicó.

Para ‘Marilú’ estos cursos son el ‘trampolín’ para avanzar en su nueva vida. Asegura que el cariño y la comprensión que recibe por parte de los funcionarios de los hogares la alientan para no desfallecer. “Reitero mi agradecimiento al alcalde Enrique Peñalosa por todo lo que hacen por nosotros”, agregó.

Retomar la actuación y encontrar nuevas oportunidades para demostrar su talento son sus planes.

“Cuando uno interpreta un personaje deja de ser uno mismo y como se dice ya está en los zapatos de otra persona. Es meterle psicología a un personaje. Me gusta porque no soy yo en esos momentos, me desdoblo y hago de otra persona con diferente estilo de vida y me encanta, por eso me encanta la actuación”, explicó María del Pilar.

Sobre los cursos

Los graduandos tuvieron una intensidad de estudios entre 20 a 40 horas, con contacto directo con herramientas, maquinaria y espacios de práctica.

Y los ex habitantes de calle que estaban adelantando a la vez, el proceso personal para la inclusión social, también reciben formación socio ocupacional con el objetivo de potenciar las habilidades, aptitudes y capacidades cognitivas.

“Cada proceso de aprendizaje logró no solo el contacto con otras personas, que es una acción muy relevante para los procesos de recuperación individual, sino también la superación de cada uno”, destacó la secretaria Social, Cristina Vélez.

Así mismo, tenían la opción de aplicar dichos conocimientos a través de la experiencia con talleres de belleza, que incluían contacto directo con personas del común, en donde se adelantaron prácticas en manicure, pedicure y corte de cabello.

Ellos contaban con los espacios, herramientas y elementos necesarios para adelantar técnicas de soldadura y reparación de electrodomésticos, entre otras tareas.

La oferta académica también ofrecía talleres de globoflexia, material reciclado, papel artesanal, construcción y mantenimiento de motos.