Los Mártires, el alma profunda del centro de Bogotá

26·NOV·2012
Una localidad donde el patrimonio arquitectónico habla del espíritu de épocas durante las cuales se creía en la libertad como el bien supremo, en las qu...

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Una localidad donde el patrimonio arquitectónico habla del espíritu de épocas durante las cuales se creía en la libertad como el bien supremo, en las que era importante pensar y construir una identidad nacional.

Es sobrecogedora porque, además de llevarnos y traernos de la mano por la infancia de la ciudad motorizada, con la imagen nostálgica del tren en la Estación de la Sabana, nos enfrenta, tan sólo pasando un carril de la calle 13, con la actualidad del transporte masivo y a un costado, con la historia idílica de los viejos molinos y los pasajes habitacionales como el Pasaje Gómez, en la calle 16 con carrera 16, precursores de los conjuntos multifamiliares actuales como el de Colseguros, en la misma localidad.

Es una de las más complejas del Distrito Capital. Grandes deficiencias económicas y marginalidades sociales conviven con su enorme riqueza histórica, patrimonial, cultural, educativa, industrial y comercial. La historia republicana y la Bogotá moderna tienen referentes protagónicos en esta localidad.

Pero con frecuencia las percepciones negativas asociadas con realidades altamente problemáticas, como la zona de alto impacto, el habitante de calle y los altos niveles de informalidad, configuran un sombrío imaginario que desconoce todo lo que de pujante, productiva y positiva tiene la localidad.

Pero hay que atreverse a caminarla. Hay que caminar esta localidad para saborear despacio su patrimonio vivo en la memoria de personas que cuentan cómo desde allí ha evolucionado esta ciudad; para descubrir con asombro la belleza de estructuras arquitectónicas que sobreviven milagrosamente, en medio de la precariedad de edificios y casas deterioradas por el abandono o por el abuso.

Hay que perderse y encontrarse en el laberinto de sus calles, en las dichosas direcciones del Samper Mendoza y del barrio Santa Fe.

Caminando Los Mártires hemos experimentado la emoción del reencuentro, o mejor, los rincones profundos del alma del centro de Bogotá.

Su nombre tiene que ver con los mártires de la Independencia en cuya memoria se erigió El obelisco, monumento vecino a la Basílica del Voto Nacional, memoria sagrada del acuerdo que le puso fin a la Guerra de los Mil Días, en los albores del siglo XX.

En este sector, entre las calles novena y once, en el costado occidental de la avenida Caracas, la historia se recrea en las sólidas figuras de la otrora Quinta de Segovia, hoy Batallón de Reclutamiento, el Hospital San José y la renovada plaza España.

A escasas dos cuadras de todo, el famoso «Bronx», nombre con el que se conoce al sórdido, complicado y crítico sector que antes fue El Cartucho, y cuyos habitantes migraron como consecuencia de la construcción del parque Tercer Milenio. Pero no hay que asustarse, Los Mártires es una localidad de contrastes, ésta es su gracia y su encanto.

No se puede hablar de la localidad 14 sin hacer referencia a su actividad educativa.

En el barrio Eduardo Santos se encuentra la bien llamada «manzana educativa», que concentra en un pequeño cuadrante cuatro instituciones. En la calle 11 con carrera 19, se encuentra un monumento histórico en peligro, el Colegio Agustín Nieto Caballero, construido en la década de los años veinte. Sobre la calle 13 con carrera 16 se erige con grandeza y modestia -y no es contradicción- el Instituto Técnico Central La Salle, donde funcionó la primera Escuela de Artes y Oficios de Bogotá y se instaló la primera escalera de hormigón de la ciudad. Para completar, en la calle 19 con carrera 19 se levantan majestuosas las torres estilo neogótico del claustro de Sans Façon, en cuyos predios funciona el Colegio de Nuestra Señora de la Presentación, en su sede del centro.

La creación y desarrollo de los medios de comunicación en Colombia también tuvo asiento en Los Mártires: el Teatro San Jorge, en el barrio San Victorino, vio nacer el radioteatro en Colombia y fue el sitio de referencia del cine mundial en Bogotá, a partir de 1939.

Diagonal a este escenario, se encuentra la casa de quien compuso la música de nuestro himno nacional.

Además del potencial turístico, fuertemente ligado a su riqueza histórica, arquitectónica y patrimonial, Los Mártires es también una localidad con una gran actividad productiva en el comercio de bienes y servicios, así como en la producción industrial para el consumo interno y la exportación.

Se lo decimos en una frase: si usted no conoce Los Mártires no nos diga que conoce el centro de Bogotá.

Tomado de: Periódico Ciudad Viva, publicación de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte
Por Patricia Roncancio* y Otty Patiño
Observatorio de Culturas
Fotos Rafael Caro Suárez