La Universidad de los Andes recibió Sello de Calidad Oro de la Secretaría Distrital de Movilidad por la implementación de nuevos estacionamientos para bicicletas ubicados en sus edificios Julio Mario Santo Domingo y Mario Laserna.
Esta, sin duda, es una oportunidad para reflexionar sobre cómo llevar a la práctica los cambios culturales a los que hace referencia la academia en las aulas de clase cuando se habla de sostenibilidad, y también para preguntarse cómo avanza Bogotá en su propósito de facilitar la movilidad en bicicleta.
Según el subsecretario de Movilidad, Juan Esteban Martínez, el sello de oro “es un estímulo que le entregamos a las entidades públicas y privadas para que sigan implementando este tipo de iniciativas que impulsan la movilidad en bicicleta de manera segura y eficiente”.
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En total, en la ciudad se han entregado 120 sellos de oro a diferentes instituciones y organizaciones privadas, todas reunieron los requisitos de practicidad, comodidad, e infraestructura de fácil uso; también lockers y duchas. Las universidades y centros comerciales lideran la promoción de infraestructuras para la movilidad limpia de la bicicleta.
Se espera llegar a 50.000 cupos de cicloparqueaderos en el cuatrienio y en este momento la cifra va en 17.000 con una promoción dedicada de la administración distrital, llegando al punto de ofrecer incentivos tributarios para los empresarios e instituciones que contribuyan a avanzar definitivamente en este propósito.
Formar los liderazgos resulta ser el gran desafío de la academia para impulsar la sostenibilidad, y fortalecer desde un conocimiento profundo de las ciudades y para el paso de la teoría a la acción, son los retos a los que enfrentan las aulas. Por eso es justamente desde allá, en los campus, dónde se debe dar el gran paso para que la bicicleta sea el punto de partida para una movilidad limpia.
Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de los Andes, reflexionó sobre los retos de la academia en la formación de liderazgos y el impulso a las prácticas sostenibles.
Portal Bogotá: ¿Cuál es la meta de la Universidad de los Andes con respecto a la bicicleta?
Alejandro Gaviria: La universidad ha sido líder con el tema de la bicicleta, es un cambio cultural que toma tiempo, es incremental. Vivimos antes de la pandemia un momento importante, estaban llegando más de 500 estudiantes; pero la idea es que la Universidad de lo Andes tenga en la bicicleta el medio de transporte principal. Que tengamos 2.000 o 3.000 estudiantes, un poco más, llegando todos los días en ese medio de transporte.
Ya tenemos 960 parqueaderos de bicicletas en las mejores condiciones. Hay un grupo en la facultad de ingeniería que promueve ese cambio cultural. Que tratemos de generar confianza. Eso es lo que tiene este tema, que hay círculos virtuosos: a medida que más gente use la bicicleta, más gente lo va a hacer.
Nos estamos preparando para que, cuando podamos regresar, la universidad, tenga 10.000 o 12.000 estudiantes todos los días en el campus y un porcentaje importante de viajes en bicicleta.
P.B: ¿Cuáles son las contribuciones de la academia para la sostenibilidad en las ciudades?
A.G: Tenemos dos tipos de apuestas con la sostenibilidad: una que es académica con la promoción de políticas públicas; yo participé el año pasado en una cátedra que se llama Nuestro Futuro y que convoca a todo los que quieran venir, para presentar la situación de sostenibilidad a escala nacional, entender lo que está ocurriendo, porque el cambio no solo involucra al Estado y los privados, sino también a los ciudadanos, las familias y hogares. Eso es lo que se hace en la academia desde la investigación y la generación de conocimiento.
Pero para que tenga sentido, tenemos que dar ejemplo internamente, es decir, aplicar lo que tengamos hacia afuera para nuestros cambios al interior y, para eso, los temas de economía circular aquí en el campus son muy importantes. Tenemos una política de cero plásticos que empezaremos a implementar en el segundo semestre de este año si la pandemia lo permite. Es importante dar ejemplo internamente y yo por eso me muevo en un carro eléctrico.
John Arias Calvo · Alejandro Gaviria sobre las prácticas sostenibles y cicloparqueaderos
P.B: ¿Cómo analiza el liderazgo para la sostenibilidad en el país?
A.G: El liderazgo es muy importante porque no solo les da un énfasis, sino también un tono a las instituciones. Tiene la oportunidad de detonar los cambios culturales y por eso soy bastante explícito y claro con el compromiso de esta institución con la sostenibilidad.
Los años de la tercera década del siglo XXI, hasta el 2030, año en el que supuestamente vamos a alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible, son fundamentales. Si no cambiamos en los próximos años habrán muchos procesos irreversibles y el cambio va a ser muy difícil.
Con esto se requiere un compromiso institucional desde arriba y el liderazgo es eso: repetir y reiterar ese compromiso todo el tiempo; estar en los espacios académicos llevando el mensaje y en estos espacios que no son académicos y que se refieren a lo que hacemos para construir comunidades de bienestar o saludables. No puede haber comunidades saludables si no hay un compromiso con la sostenibilidad.
P.B: ¿Cuál es la dimensión ética del compromiso con el desarrollo sostenible y con el bienestar?
A.G: El compromiso con el bienestar en el fondo es una apuesta ética porque nuestras acciones tienen un efecto sobre los demás y sobre las generaciones futuras. Esa reflexión normativa y sus principios son algo muy importante. Sin predicar demasiado y hablando con las acciones. Las acciones que implican acción colectiva requieren tarde que temprano una reflexión ética.
Para David Gaona, estudiante de Ingeniería Civil y Arquitectura, la pandemia fue un pretexto para empezar a usar la bicicleta a la hora de movilizarse por la ciudad. “Llevo cinco años estudiando aquí y hasta este semestre empecé a venir en bicicleta y me parece muy chévere el aporte a mi autonomía y economía que representa la bicicleta”, aseguró.
Los estudiantes reconocen en la bicicleta la oportunidad para replantearse su lugar como actores de la movilidad y también vivir la experiencia de estos héroes viales que contribuyen a mejorar la calidad del aire y descongestionar las vías: “La bicicleta ha cambiado mis hábitos, me ha hecho una persona más saludable y me ha hecho más consciente de muchas cuestiones urbanas”, afirmó Gaona.
El reto se mantiene y cada paso que dé la ciudad hacia una movilidad donde la bicicleta esté en el top de los medios de transporte, es un motivo para celebrar. El gran propósito debe ser poner un gran sello de oro sobre el mapa de Bogotá.