En 2014 Linda Chacón fue agredida en el rostro con agentes químicos. Fue su expareja quien le ocasionó este daño, dejándola 4 meses en el hospital, con problemas respiratorios, dificultad para hablar y con una discapacidad que no sabía si sería temporal o para toda la vida.
De inmediato sus proyectos de vida cambiaron. Empezó una lucha para estudiar, trabajar y salir a la calle con el rostro transformado, “con una cara que sientes que ya no hace parte de tu personalidad”, aseguró Linda.
“El rostro es la parte del cuerpo que a menudo escogen quienes atacan con agentes químicos. El rostro simboliza la belleza, y quitársela a una mujer equivale a quitarle su valor en la sociedad. Es también una forma de borrar la existencia contra las mujeres”, dice Linda.
No se equivoca, según cifras de la Secretaría de Salud, el año pasado seis mujeres fueron agredidas con agentes químicos en Bogotá, siendo el torso y la cara los puntos más frecuentes en este tipo de ataque.
No era la primera vez que el agresor y padre de su hija la maltrataba física y emocionalmente, pero sí fue la última. “Yo había normalizado muchas situaciones de violencia y consideraba que las promesas que él me hacía eran ciertas. Para mí, era más importante seguir con él que salvaguardar mi propia vida”.
Incluso, en ese momento, Linda pensaba que debía protegerlo, pero con el apoyo de su familia tomó las decisiones que cambiarían su vida y la de su pequeña. “Rompí con todos los esquemas e ideologías con las que crecemos alrededor de la violencia”.
Aunque para esta sobreviviente, la lucha no ha sido fácil, logró superar este episodio y hoy su testimonio conforta a otras mujeres víctimas de ataques con ácido y las impulsa a seguir adelante. Y fue por esta labor que, junto a su equipo, recibió un reconocimiento por parte de la Secretaría de Gobierno y la Policía.
Un nuevo comienzo…
La ayuda que le brindó el Distrito ha sido fundamental para transformar su vida. De trabajar en mercadeo pasó a promover los derechos de las mujeres, “un cambio drástico”, como dice ella.
Ha sido una de las beneficiarias de la estrategia de atención a mujeres víctimas de ataques con agentes químicos. De hecho, actualmente trabaja con esta apuesta.
“En mi caso, conté con una dupla de acompañamiento psicosocial, una psicóloga y una trabajadora social, además me asignaron una abogada, esto ha sido fundamental en mi proceso de avance. Es crucial que se continúe fortaleciendo la respuesta institucional”, aseguró Linda.
Afirma que después de darle vuelta a la situación surgieron reflexiones que hoy comparte con otras mujeres que han vivido situaciones similares y de esta manera aporta a que puedan ejercer el derecho de tener una vida libre de violencias.
“Seguramente me falta mucho. Aún tengo muchas cosas por aprender, pero esto me ha dado la posibilidad de ser autónoma, de tomar el control de mi vida, de comprometerme con mis procesos, y cada paso que doy lo doy aprendiendo de quienes me rodean, y aprovechando el acompañamiento que nos brindan las instituciones”, concluyó Linda.