Se está sembrando un futuro mejor para Bogotá y su entorno

13·JUL·2018
En las obras entregadas o que están en proceso de ello, predomina el rigor técnico y el lineamiento de la actual administración....
Foto: Alcaldía Mayor
Foto: Alcaldía Mayor

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Centros de Atención Prioritaria (CAP), colegios, jardines infantiles, redes de acueducto y alcantarillado, parques, canchas de futbol, vías, CicloRutas, aceras y espacio público de calidad son obras que la ciudad ya está empezando a recibir y que fueron planeadas, diseñadas, construidas o renovadas con un solo fin: mejorar la calidad de vida de los habitantes de Bogotá y de los municipios vecinos.


El alcalde Enrique Peñalosa y su equipo tienen muy claro que en Bogotá, un hogar, independientemente de su nivel de ingresos y de la localidad donde se encuentre, debe tener acceso a un centro de salud cercano, a un colegio con cómodos espacios y dotación de calidad, a un jardín infantil donde niños y niñas puedan jugar y aprender en un entorno propicio para su desarrollo, a vías de acceso, a sistemas de movilidad donde el carro particular no le rasgue espacio al transporte público, a amplios andenes, a la bicicleta y en general al espacio público donde todos puedan compartir.
 

Pero esto solo se logra si se planea, se diseña y se hacen las obras que hoy ya están siendo una realidad en lo que el alcalde y su gabinete han llamado “la Nueva Bogotá”.  Y es que obras en plena ejecución son las que representan bienestar para quienes habitan la ciudad, ya que la gente podrá tener más tiempo para estar en familia, estudiar, hacer deporte, vivir, ser feliz... Algunos ejemplos son la Avenida Bosa, que próximamente será entregada y que cuenta con calzadas de tres carriles, CicloRutas y andenes para los peatones; el TransMiCable que con sus 163 cabinas permitirá que en solo trece minutos los habitantes del barrio el Paraíso en Ciudad Bolívar lleguen al portal de TransMilenio de El Tunal ahorrándoles hasta 47 minutos por recorrido; la ampliación de la calle 183 que reducirá los tiempos de viaje entre la carrera 7° y la Autopista Norte, por mencionar algunos.


Actualmente más de ocho millones de habitantes y la sabana ya está llegando a un millón y medio de personas que viven en Bojacá, Cajicá, Chía, Cota, Facatativá, Funza, Gachancipa, La Calera, Madrid, Mosquera, Sibaté, Soacha, Sopó, Tabio, Tocancipa y Zipaquirá, municipios que dentro de su autonomía y descentralización comparten con la capital del país retos regionales como un solo territorio. Esto demanda una planeación articulada para ser competitivos social, ambiental y económicamente.


Hacia una ciudad bien pensada


En las obras entregadas o que están en proceso de ello, predomina el rigor técnico y el lineamiento de la actual administración de hacer una ciudad agradable para la comunidad, en armonía con el medio ambiente y sentando bases para dejarles a las generaciones futuras una Bogotá que soñamos.


Pensar y ocuparse de hacia dónde y cómo va a crecer la ciudad y su entorno es un compromiso de gobiernos municipales y de todos los actores de la sociedad. Según Planeación Distrital, aunque el número de habitantes crece, el tamaño de los hogares disminuye, por razones como el aumento de hogares unipersonales. Se estima que para el año 2030 Bogotá – Sabana tendrá alrededor de 11 millones de habitantes de 2,7 personas por hogar, razón por la cual se requerirán 1 millón 200 mil viviendas adicionales a las que tiene hoy la ciudad.


Los desplazamientos; el número de viajes que deben hacer las personas para ir a sus sitios de trabajo, a estudiar, o a sus diferentes actividades; la necesidad de contar con espacio público de calidad (Bogotá tan solo cuenta con 4,4 m2 de espacio público efectivo por habitante, cuando la meta nacional es de 10 m2); los trancones y la escases de suelo para vivienda son algunas de las razones que motivan a esta Administración, no solo a pensar en dar soluciones reflejadas en la ejecución de las obras que necesita la ciudad, sino también en concertar y ejecutar proyectos que fomenten el crecimiento ordenado de la ciudad y su entorno para dejarles un futuro promisorio a las nuevas generaciones.


Ese futuro demanda un equilibrio entre una planificación de crecimiento de ciudad de manera densa, compacta y cercana, y programas de renovación urbana en los sitios donde la infraestructura de transporte y espacio público lo permitan.