En el marco de las reuniones virtuales que se vienen realizando con distintos actores, en la fase de Diagnóstico del Plan de Ordenamiento Territorial - POT, el sector de las universidades expuso una primera visión de este plan a través de inquietudes relacionadas con la planeación de la ciudad a largo plazo y propuestas en temas claves como el espacio público, el futuro del relleno Doña Juana y Corabastos, y la creación de un sistema de transporte que integre a la región y se acomode a las necesidades de los ciudadanos.
Aportes, observaciones y retos
Los representantes de las diferentes instituciones de educación superior del Distrito expresaron sus comentarios sobre los diferentes tratamientos urbanísticos de la ciudad, como los de mejoramiento integral y renovación, en los que consideran hay reto grande en términos de intervenir la ciudad con un enfoque de revitalización.
El relleno sanitario Doña Juana abarcó una amplia discusión, pues algunos participantes hicieron referencia a la expansión urbana y la inclusión de proyectos para rellenos sanitarios y plantas de tratamiento residual en la ciudad. Igualmente, se trató reiteradamente el tema ambiental y de protección de la Estructura Ecológica Principal, sobre el cual se planteó la necesidad de generar suelo para la recuperación ambiental y devolución de servicios ecosistémicos a áreas urbanas consolidadas. Se habló también de ponerle lupa a la delimitación de los páramos Cruz Verde y Sumapaz.
En cuanto al tema de movilidad, se plantearon inquietudes sobre la planeación de vías principales y medios de transporte que se acomoden a las necesidades de los ciudadanos, como es el caso del corredor férreo que viene del norte y que se ubica paralelo a la carrera séptima, el cual, propusieron, puede convertirse en la alternativa al Transmilenio que ya no va por esta vía. También sugirieron fortalecer un pensamiento en torno a la necesidad de un Sistema Integrado de Transporte en Bogotá desde los puntos de vista funcional (líneas de Metro, Transmilenio, SITP, Regiotrams, intermunicipales, cables), físico (portales, intercambiadores, patios y talleres, paradas de estaciones de Metro y de Regiotram) y tarifario (abono integrado de transporte, intermodalidad).
Además, se pidió revaluar el concepto de espacio público en algunas localidades en las que hay déficit, tales como Kennedy y Bosa, teniendo en cuenta los escenarios de contingencia del COVID-19. Según los asistentes, hay que revaluar los conceptos de ciudad y de viviendas, especialmente en los sectores de mayor contagio.
Frente al tema de equipamientos, se pidió incluir estrategias dentro del Sistema de Cuidado, para que estos respondan a la multiescalaridad y jerarquía de la ciudad. Por otro lado, al hablar sobre la relación de Bogotá con la región, indicaron que se debe pensar en un balance entre el ordenamiento urbano y el rural para que las relaciones con otros municipios en términos del intercambio de diferentes productos y servicios sea efectiva.
Asimismo, la situación actual de Corabastos fue analizada, coincidiendo muchos de los asistentes en su descentralización, aprovechando la infraestructura de las periferias de la ciudad o la creación de otras nuevas en sitios estratégicos.
Diagnóstico del POT
De acuerdo con el diagnóstico, la concreción de una apuesta territorial de la ciudad se ha logrado de manera parcial hasta el año 2020 por factores como la falta de una red de nodos proyectada en las centralidades, así como la escasa ejecución de proyectos que incluyan necesidades relacionadas con la movilidad y el espacio público. El lento desarrollo de los acuerdos con los municipios de la sabana, también obstaculizaron la concreción de objetivos en el ámbito regional.
En cuanto al componente ambiental, no se formuló un proyecto a largo plazo, sino uno en el que la inversión se centra en la infraestructura y en el que la Estructura Ecológica Principal es tomada como determinante y no como estructuradora. De los 125 proyectos planteados, solo hay ejecutados o en ejecución el 66%.
Se conoce que, según proyecciones del DANE, mientras que Bogotá creció un 0.62% promedio anual entre 2005 y 2018, los 16 municipios que conforman el primer anillo, crecieron un 3.29% en promedio. Este crecimiento de la región se hizo de manera acelerada, sin un planteamiento integrado, en medio de un alto deterioro de fuentes hídricas, con transporte masivo desorganizado y alta desigualdad entre municipios.