David Ricardo Parada Quimbayo, enfermero de la Subred Sur Occidente fue contagiado por COVID-19 cuando tenía la misión de identificar usuarios con sintomatología de fiebre, dolor de cabeza y malestar general en el aeropuerto El Dorado de Bogotá.
Pese a utilizar todos los elementos de protección personal durante sus jornadas laborales, jamás pensó que se podría enfermar. Su teoría de contagio fue el no uso del tapabocas en los desplazamientos en transporte público que realizaba hacia su casa.
“Saliendo de turno recuerdo que me monté al bus y había un señor tosiendo mucho, abrí la ventana y los otros pasajeros protestaron ya que estaba haciendo mucho frío, volví a cerrar la ventana y al llegar a casa inició mi pesadilla”, contó David.
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Jamás pensó que iba ser uno de los casos positivos del nuevo virus, menos cuando en donde trabaja fueron muy enfáticos con el uso de los elementos de protección personal. Incluso cuando todo empezó, tuvo la oportunidad de explicarle las medidas de prevención directamente al presidente de Colombia, Iván Duque.
Conoce la forma correcta de quitarte el tapabocas una vez llegues a tu casa. Recuerda que #LaPrendaDeLaVida debes usarla todo el tiempo cuando estés fuera de tu hogar. pic.twitter.com/mUkxdIH4rc
— Secretaría Distrital de Salud (@SectorSalud) July 22, 2020
Al llegar a su casa, comenzó a sentirse mal de inmediato. Se elevó su temperatura, sentía mucho cansancio, fatiga y un insoportable dolor de espalda y de cabeza. Cuando comenzó a sentir dificultad de respirar se dirigió a su EPS a una cita prioritaria en la que le ordenaron la prueba PCR y al día siguiente ya estaba hospitalizado, con el resultado positivo de COVID-19.
El llanto y la angustia se apoderaron de él, ya que siendo enfermero sabía de las enfermedades crónicas que poseía: diabetes, hipertensión, obesidad y apnea del sueño, que agravaban el dictamen médico y las posibilidades de seguir viviendo.
La pesadilla para David duró 18 días en la unidad de cuidados intensivos y otros 13 en hospitalización en la Clínica Colombia. Tuvo dos infecciones en los pulmones y requirió de diálisis, ya que sus riñones fallaron.
“Fue una experiencia horrible, mi orgullo se va al piso, todos ven tu desnudez. En su momento era una enfermedad desconocida, los médicos no sabían que medicamentos me podían poner, vi enfermeras llorando porque les tocaban de turno conmigo. Había miedo”, agregó David.
Al tiempo, comenzó su recuperación paulatina, pero tuvo secuelas que le exigieron aprender a caminar, comer, hablar, vestirse y bañarse, de nuevo.
Perdió 40 kilos y ahora continúa con un tratamiento psicológico y psiquiátrico. También permanece en aislamiento su familia, aún no ha podido ver a su madre y hermanos, por evitar el contagio.
"Milagrito” fue como lo llamaron los médicos y enfermeras que lo atendieron, apodo que él reafirma, ya que dice que clínicamente debería estar con diálisis y con oxígeno permanente.
David hizo un llamado a la comunidad, ya que frecuentemente ve personas sin tapabocas, sin mantener el distanciamiento social y compartiendo alimentos, “es mejor aguantar las molestias ocasionadas por el tapabocas, que tener que soportar un tubo endotraqueal”.
Cuando le preguntan si cambiaría de profesión, después de esta experiencia, no vacila en decir: “yo soy un testimonio del poder y la soberanía de Dios, estudié para salvar vidas y seguiré haciéndolo y sirviéndole a Dios y la comunidad. Siempre en mis oraciones está todo el equipo de la Secretaría de Salud y de la Subred Sur Occidente”.