Servidores públicos que trabajan desde el anonimato para que la vida sea segura

15·ABR·2020
Estos servidores públicos deben salir a trabajar para que la salud, la atención de emergencias y el bienestar de todos esté asegurado
Carolina la mujer que se la juega por los bogotanos desde la Línea 123
Carolina la mujer que se la juega por los bogotanos desde la Línea 123

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Mientras los bogotanos están en casa durante este aislamiento preventivo, otros ciudadanos deben salir a trabajar para que la salud, la atención de emergencias y el bienestar de todos esté  asegurado. Muchos de ellos deben arriesgar sus vidas, pero la convicción de servicio y ayuda a los demás hacen parte de su ADN. 


En esta saga les presentamos tres ejemplos de esas personas que salvan vidas desde su trabajo: 


Carolina Moreno, de 25 años es operadora del 123 y debe dejar a sus padres en casa para ayudar al resto de bogotanos para que puedan estar seguros y tengan la atención que requieran.


José Luis Rey es Gestor de Convivencia y aunque en muchos casos su labor se concentra en mediar diferencias entre las personas, esta vez su rol cambió y ahora acompaña y realiza entrega de mercados a los más vulnerables y lo hace aunque tenga que alejarse durante días de sus hijos.


Ómar Cutiva es sargento y trabaja en la Cárcel Distrital. En los últimos meses ha tenido que aprender temas de bioseguridad  para poder cuidar de su vida, la de su familia y la de sus custodios. 


Carolina la mujer que se la juega por los bogotanos desde la Línea 123


“Papá y mamá por favor cuídense mucho, en un par de horas regreso a casa. Cualquier cosa, estoy atenta. Por mi trabajo y convicción ustedes saben que debo ir a ayudar a los otras personas que lo requieren en esta emergencia”, estas son las palabras que Carolina Moreno le dice a sus seres queridos cada vez que sale de su vivienda desde el pasado 20 de marzo cuando se decretó el aislamiento preventivo para evitar el contagio del coronavirus. 


Ella es una de las 100 personas que laboran como operadoras de la línea de emergencias 123 y que atienden los casos auxilio y los redireccionan a la secretaría en donde pueden ser atendidos por profesionales.


“Ha sido una experiencia de reflexión y aprendizaje porque he interiorizado la importancia de la vida en sociedad, todos somos una cadena enlazada, todos necesitamos de todos y más en estos momentos de crisis sanitaria”, asegura Carolina mientras ingresa a una de las cuatro salas que se adecuaron en el Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo de Bogotá (C4), no sin antes tomar todas las medidas de prevención: tomarse la temperatura, lavar sus manos y desinfectar su diadema de sonido, usar guantes de látex y tapabocas y cada tres horas lavar nuevamente sus manos o desinfectarlas con gel.


Para ella salir a la calle y enfrentarse a una ciudad como Bogotá tan solitaria en estos momentos ha sido abrumador, pero la reconforta que siempre que sale de su hogar tiene la convicción que con su trabajo aporta para que se salven vidas y se tenga más seguridad en momentos de emergencia. “Todo esto lo hago para que los ciudadanos se sientan seguros en sus casas”, destaca la mujer que trabaja en la Línea 123 desde octubre de 2016. 


“Nuestra labor dentro de la escala de ayuda es primordial, desde el C4  se direcciona la ayuda a quien corresponda: Policía, Bomberos, Movilidad, Idiger, Salud, etc”, destaca la mujer mientras recibe una llamada de auxilio.


Cifras de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia señalan que por coronavirus, en la Línea 123 se pasó de recibir 30 mil llamadas diarias a más de 125 mil al día. 


Carolina asegura que muchas personas dan mal uso a esta línea de emergencia y se reciben llamadas que son bromas aún estamos en este momento de crisis sanitaria. Aclara que la mayoría de estas las realizan niños y en otros casos son adultos los que llaman para realizar acoso.


“Les digo a estas personas que piensen por un momento que mientras se está haciendo mal uso de la línea 123, detrás de esa llamada puede estar una persona que requiere de verdad un servicio para salvar una vida”, describe Carolina.


Recuerde que según el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana (Código de Policía artículo 35) este tipo de comportamientos pueden generan una multa de 32 salarios mínimos legales vigentes ($ 936.320 hoy) y participar en un programa comunitario. 


A pocos minutos de terminar su día de trabajo frente a la Línea  de emergencias, Carolina debe regresar a su vivienda y aunque ha tomado todas las medidas de seguridad no desconoce que el riesgo del contagio está latente. “Soy un ser  humano igual a todos y ese temor de contraer el virus o de llevarlo a casa no deja de existir,  por eso trato al máximo de cuidarme y seguir adelante con mi vida y mi labor y esta vocación de servicio me ayuda a perseverar todo en medio de la adversidad”, concluye.

 

https://scj.gov.co/es/noticias/esta-la-historia-la-primera-voz-se-escuch%C3%B3-la-l%C3%ADnea-emergencias-123