Por la ventana se cuela la luz del día, baila por las paredes, el piso y el techo. A veces refleja un trozo de mar en los dedos, es rojo, azul, verde y amarillo. Algunos reflejos aparecen y se distorcionan por las paredes. En esta casa parece que la distorsión dichosa se mueve. Aquí niños, niñas y adultos su reflejo remueven y en una amalgama de colores se entretienen.