Las mujeres hoy no queremos flores o promesas, queremos hechos ¡Paridad ya!

Discurso Alcaldesa, Claudia López, en conmemoración Día de la Mujer
La alcaldesa, Claudia López, dedicó un discurso a las mujeres, en medio de la conmemoración del Día de la Mujer, en donde se lanzó el programa 'Vecina, trabajemos juntas'. -Foto: Alcaldía de Bogotá
Publicado:
9
Mar
2022
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Discurso de la Alcaldesa Mayor de Bogotá, Claudia López, en el Día Internacional de la Mujer 2022.

Feliz día de la mujer a todas las mujeres presentes de Bogotá y de Colombia. Muchísimas gracias por todo lo que hacen cada día, por la buena vibra, por el amor, por el cuidado, por el liderazgo que tienen las mujeres. Yo no me canso de decir –soy una absoluta convencida, Sara, Camila, María Nelcy, Ximena, Diana, todas– que el cambio más importante y beneficioso para toda la humanidad en este siglo es el cambio de roles de las mujeres.

Es nuestro empoderamiento, es nuestro liderazgo social, es nuestra mayor representación política, es nuestro empoderamiento y autonomía económica. Ese es un cambio profundísimo. Me parece difícil encontrar un cambio más profundo en la historia de la humanidad.

Desde que existe la humanidad, las mujeres habíamos tenido roles de cuidado –siempre atrás, nunca al lado, nunca adelante–. Eso cambió en el siglo XX. Nos tomamos mucha historia, miles de años para cambiar los roles de las mujeres, y no ha sido fácil romper estereotipos y prejuicios, eso ha producido discriminaciones, ha producido violencias contra las mujeres.

Romper ese cambio de roles, tener nuevas protagonistas. Nadie nos hizo la vida fácil y nadie nos ha regalado nada. Aquí no nos trataron como princesas, no nos abrieron la puerta con un tapete rojo, aquí cada cosa nos ha tocado ganárnosla, cada respeto, cada afecto, saber decir: ¡A mí no me gritas, a mí me tratas con respeto! ¡Claro que puedo hacer este trabajo! ¿Por qué no puedo hacer este trabajo? ¡Si me enseñan, cambio el mundo!

No ha sido fácil llegar hasta aquí y falta mucho camino por recorrer, ciertamente. Pero tal vez nos tocó vivir una era profundamente emocionante, porque otras mujeres no pudieron vivir ese cambio. Otras mujeres no pudieron protagonizar ese cambio. Nosotras, en cambio, podemos protagonizar, vivir, contar y alcanzar a disfrutar ese cambio –y esa transición es un privilegio enorme en la historia de Bogotá de Colombia y de la humanidad.

Hasta aquí hemos llegado fruto de muchas luchas, que eso no se nos olvide nunca y que siempre honremos, agradezcamos el rol de mujeres que conocemos, de mujeres protagonistas y de mujeres que tal vez no conocimos y que, tal vez, la historia no recuerda. Pero cada acción de vida de una mujer, cambió la vida de las mujeres.

Desde Policarpa Salavarrieta empezó a cambiar la vida de las mujeres de Colombia. Antonia Santos –tantas protagonistas de nuestra Independencia de la construcción de nuestra Nación–. María Cano, que les enseñó a las mujeres trabajadoras –hoy, que hablamos de trabajo, de autonomía económica, de oportunidades, que organizarse y reclamar igualdad en las condiciones laborales era una condición esencial, que organizarnos, hombres y mujeres para defender los derechos laborales era una condición esencial para avanzar–.

Ni qué decir de las mujeres que lucharon por que tuviéramos derecho a votar. Gracias a las sufragistas que lograron convencer, curiosamente, al gobierno más autoritario que ha tenido Colombia, a la única dictadura militar que ha tenido Colombia, a la de Gustavo Rojas Pinilla. Que si quería hacer un referendo que construyera paz para salir de la violencia del Frente Nacional, tenía que contar con el voto de las mujeres. Posiblemente no lo hizo por convicción, sino por interés para pasar su referendo, pero lo cierto es que esa lucha sirvió para que las mujeres tengamos no solo voz, sino también voto.

Y nos tomó desde 1957 participar en elecciones para empezar a tener candidatas mujeres a la Presidencia de la República –por allá en los cincuenta, sesenta, setenta, empezamos a tener ya no solamente mujeres en cargos de gobierno, sino mujeres ministras–. Yo no me canso de repetir: ¡todas las mujeres sufragistas son maravillosas! Pero, si se quieren leer un libro que las inspire, léanse la biografía de Esmeralda Arboleda, ¡qué mujer! ¡Qué privilegio! Creo que fue la primera ministra, la primera senadora, embajadora, en fin, una enorme trayectoria.

Mujeres como Socorro Ramírez que luego fue candidata a la Presidencia de la República, mujer sindicalista, afro, maestra –no le tocó nada fácil a Socorro, pero nos abrió un camino–. Hay elección popular de alcaldes en Bogotá desde 1988 y solo hasta el 2019 –por primera vez– una mujer es electa a la Alcaldía de Bogotá. Y tengan la plena certeza de que esta fue la primera, pero en ningún caso va a ser la última mujer en esta ciudad y en muchas ciudades de Colombia y del mundo.

Cuento todo esto para que nunca se nos olvide que ese orgullo que sentimos por lo que hacemos hoy cada una de nosotras, es fruto de las luchas de muchas otras y que una es eso: un paso más en el camino, un ladrillito más en construir sobre lo construido. Porque esa es la única manera de lograr inclusión, de lograr equidad y de lograr representación.

Hoy que celebramos nuestro Sistema del Cuidado –desde 1988 se eligen alcaldes por voto popular– y tuvieron que pasar casi 20 años para que se creara por primera vez una Consejería de temas relacionados con la mujer en Bogotá, y tuvieron que pasar otros 4 o 5 más para que esa Consejería pasara a ser la Secretaría de la Mujer, y tuvieron que pasar 10 más para que esa Secretaría pasara a ser el Sistema Distrital del Cuidado para todas las mujeres de Bogotá. Y después de nosotras vendrán más logros, no tengan la menor duda, porque de eso se trata: de abrir caminos, de traer innovación, de construir sobre lo construido y de aportar mucho más.

Nos sentimos muy orgullosas de lo que hemos logrado construir con las mujeres de Bogotá, con el Consejo Consultivo de Mujeres que ha tenido esa representación social permanente de la voz de las mujeres de Bogotá –de sus causas, de sus luchas, de sus propuestas dentro de las cuales estaba que se reconociera la economía del cuidado, de que se construyera un Sistema del Cuidado–.

Aspirábamos y todavía aspiramos, apreciadas y apreciados candidatos a la Presidencia de Colombia, las mujeres hoy no queremos flores, no queremos chocolates, no queremos promesas: queremos hechos, paridad ya, ¡es los menos que esperamos del próximo Congreso y del próximo Gobierno!

Aquí llevamos desde 1910 celebrando el 8 de marzo. ¿Como cuánto creen que tenemos que esperar más para la paridad? No vamos a esperar ni una elección más. Y les quiero proponer a las mujeres de Bogotá y a las mujeres de Colombia: candidato o candidata al Congreso y a la Presidencia que no esté comprometido y comprometida con paridad ya –somos la mitad de la población, merecemos la mitad de la representación– y que no tenga compromiso con las mujeres. No queremos ser más que nadie, pero no vamos a aceptar nunca más, y ni una más, ser menos que otro, tener menos derechos que ninguno otro.

Ha sido tal la discriminación histórica en contra de las mujeres, que se necesitan medidas contundentes, claras y afirmativas como la paridad, como ser la mitad de la representación, por diseño institucional, porque probado está –estamos votando desde 1957– que con solo votar no tenemos paridad. Que con solo candidatizarnos no tenemos paridad. No estamos tratando de superar una discriminación de años, de decenas ni centurias: estamos tratando de superar una discriminación de milenios, y por eso necesitamos diseños institucionales que nos den equidad en la vida. No solo en las normas sino en la vida.

Segundo, claro que es un orgullo tener el Sistema Distrital del Cuidado y más que plata –que siempre se necesita–, más que recursos institucionales –que siempre son muy importantes–, lo que hacía falta era voluntad. Solo hasta que hubiera una mujer alcaldesa, aparecieran los recursos, los aliados, las aliadas, porque siempre han estado ahí, pero había que poner esa prioridad en el primer lugar. Bogotá y todas las ciudades de Colombia siempre han tenido colegios, siempre han tenido jardines, muchos tienen centro de desarrollo comunitario, pero todos esos servicios están pensados para los niños que, por supuesto también hacen parte de nuestras prioridades, pero no habían estado pensadas para las mujeres.

Crear un Sistema de Cuidado a escala local de una ciudad solo requiere la decisión política de reorientar los recursos, los servicios, los horarios, de toda la infraestructura local de las alcaldías; educación, en jardines, en primera infancia, en cuidado, en trabajo, en empleo, en emprendimiento hacia las mujeres. Tan simple como suena. Pero aquí llevamos más de 30 años de elección de alcaldía y eso no había pasado.

Aquí se hacen jardines para los niños, colegios para los jóvenes, parques para todos, qué nos cuesta usar toda esa infraestructura para el cuidado de las mujeres, para las mujeres cuidadoras para que las revelemos de esa carga cuidado, que vayamos hasta sus casas si es necesario –como estamos haciendo con los relevos–, que tengamos estas manzanas móviles por los barrios.

Muchas mujeres, ¿cómo se enteraron? Porque las vieron pasar, por la voz a voz, porque a Adriana la amiga le dijo: “Mira, yo vi esto, vamos que no perdemos nada” y, como nos contaba nuestra amiga que terminó graduándose de bachiller, “¿y de todo esto sí dan tanto? ¿Esto sí es gratis?”.

No es gratis porque no me cueste, es claro, Ximena, que esto es gracias a Dios, pero sobre todo gracias a los impuestos de los bogotanos y bogotanas que con sus impuestos podemos contratar mujeres maravillosas como María Amelia para que les cuenten a otras mujeres que aquí está el Sistema del Cuidado –para que tengan 4 o 5 servicios muy simples pero muy poderosos para transformar su vida–, para que tengan derecho a descansar, a estudiar.

No solo para que estudien sus hijos, pero también para que estudien ellas y, por si cualquier razón no pudieron terminar su bachillerato, lo terminen y para que sigan después del bachillerato con la carrera técnica, tecnológica o profesional que escojan y que les sirva.

Tercero, para que puedan, con ese conocimiento, con ese tiempo de descanso, con esa educación tener autonomía económica porque las mujeres tampoco las mujeres esperan que les regalen nada, lo que quieren es vivir de su talento, vivir de su conocimiento y de lo que saben hacer, eso es tener autonomía económica, poder conseguir un buen empleo o generarse uno, o tener un emprendimiento y nadie nace aprendido y la necesidad no nos hace emprendedoras, no nos equivoquemos con eso.

Todo en la vida hay que aprenderlo. Yo no sé si Ximena sabía hacer estas camisas y estas chaquetas tan bonitas pero aprendió no era sino darle la oportunidad y brindarle el conocimiento enseñarle a hacer el diseño, un plan de negocio, conseguirle una platica porque toca comprar materiales, aliarse con otras amigas, comprar una máquina de coser, aprender a montar la página web para ofertar lo que vendemos –no solo tenerlo en un puesto físico ahora tenemos un puesto de venta al mundo que son las redes sociales, a todo eso podemos aprender–.

La inmensa mayoría de las mujeres, las 70.000 mujeres que hasta el día de hoy han llegado a las Manzanas del Cuidado no sabían ni siquiera cómo manejar su celular, pero aprender es fácil: ese aparatico tiene muchas funciones y muchas oportunidades, y del teléfono pasan al computador; y del computador a las redes; y de las redes a las maquinas al emprendimiento, y empiezan a generar sus propios ingresos y a generar ingresos a otras mujeres.

Cuarto servicio, muy importante, y este servicio es para todas, para todos los miembros de las familias bogotanas que es ‘A Cuidar se Aprende’. Aprendamos todos y todas. Las mujeres no nacimos con un curso de cocina incorporada en el ADN, no nacimos aprendiendo a tender la cama ni a cuidar los niños, ni a cuidar a los adultos mayores. Así que, apreciados niños, niñas y hombres, bienvenidos, ¡porque a cuidar se aprende!

Bienvenidos, porque a cuidar se aprende, bienvenidos a aprender a cocinar, a cuidar, a llevar al niño al colegio, a sacar una cita al médico. ¿Saben cuánto vale todo ese cuidado? Vale el mayor aporte a la economía de Colombia. Lo producimos las mujeres cuidando. Vale el 20 por ciento de toda la riqueza de Colombia. Eso vale, eso vale. Otra cosa es que no lo paguen, pero eso vale. Y nos enorgullece mucho producir tanto valor, pero nos agota profundamente producirlo solas. Así que bienvenidos a compartir ese cuidado.

Así como nosotros vamos a aprender a descansar, a estudiar a trabajar, a ser emprendedoras, a ser conductoras de los nuevos buses eléctricos de TransMilenio. ¿Sabíamos? No. Y, ¿por qué los conductores tienen que ser en su mayoría hombres? ¿Por qué? No, nosotras también podemos ser conductoras de los buses de TransMilenio, también podemos ser mecánicas, y también podemos ser electricistas.

Tenemos una enorme deuda de empleo con las mujeres, hoy profundizada por la pandemia. El sector que más genera empleo en Bogotá es el de la construcción, pues mujeres bienvenidas al sector de la obra pública y la construcción.

Nuestra Secretaría de Hábitat ha duplicado el número de mujeres que trabaja en el sector de la construcción, porque a eso también podemos aprender. Podemos aprender a diseñar, podemos aprender a ingeniería, podemos aprender arquitectura, podemos aprender a empañetar, podemos aprender a pintar, podemos aprender a hacer las conexiones eléctricas de una vivienda. Claro que podemos. Nos vemos unido con el Sena para que les enseñe a las mujeres este tipo de trabajos, de sectores muy masculinizados, pero muy generadores de empleo, para que las mujeres también tengamos chance de competir ahí.

Entonces dicen las constructoras: “No, yo encantada, alcaldesa, yo súper comprometido con las mujeres”. No. Lo que pasa es que no se consiguen muchas mujeres, pues obvio, si no las forman no las van a conseguir, queridos, obvio. No les van a salir de un sombrero con magia, queridos. Bienvenidos y las formamos, no pasa nada. ¿Cuánto nos vamos a demorar formándolas? Uno o dos años. Y si lleva la practica en la obra con usted, otro año.

Entonces en dos años está lista, querido, y así como unos aprenderán que a cuidar se aprende, otras aprenderemos que a tener ese tipo de trabajos también se aprende, y aprendiendo esto –porque el sistema del cuidado no solamente pone estas cuatro cosas al servicio–, se nos ocurrieron, la montamos, del Sistema del Cuidado no había una hoja en la ciudad Bogotá. Nada, nada.

Nosotros no teníamos sino la convicción con Diana, y con todo el equipo maravilloso la Secretaría de la Mujer, pero una cosa es tener toda la convicción y la teoría, y otra cosa es pasar a la vida de verdad, y en estos dos años hemos aprendido haciendo, y hemos aprendido con las mujeres de Bogotá. Hemos aprendido con las Jimenas y las María Nelcy, y todas las mujeres de Bogotá, y de las 70.000 mujeres que se han acercado al sistema y nos han enseñado, nos han enseñado, qué se necesita, nos han dicho: “Ay, poder descansar, qué dicha, tener un domingo libre para ir a un parque y comerme un helado, ay, qué maravilla, alcaldesa, muchas gracias”.

Poder terminar el bachillerato, sin duda, les va a cambiar la vida a muchas mujeres, ya se las está cambiando. Poder formarse con el Sena y con otras universidades, poder conseguir trabajo, poder poner una denuncia, aquí, parte del Sistema del Cuidado, por supuesto, es lo que ya venía haciendo Bogotá, tal vez era lo que más avanzado, en todas las líneas de atención, para prevenir violencia o para atender a mujeres víctimas de violencia.

Bogotá había creado la Línea Púrpura, había creado duplas de mujeres abogadas y psicólogas para atender a mujeres violentadas, había creado Casa Refugio para poder trasladar a mujeres que, de otro de otro modo, si no las sacamos de ese contexto de violencia corremos el riesgo de que nos las maten y terminamos en un feminicidio.

Colombia ya hace muchos años tiene Comisarías de Familia, a las que acuden mujeres, niños, también hombres, por supuesto, cuando son violentados, en violencia intrafamiliar, todo eso ya venía. Y por supuesto, lo hemos potenciado. En la pandemia nos pasó que, estando más mujeres en la casa con sus niñas, hubo menos violencia sexual, porque es que son niñas solas en su casa las que terminan siendo agredidas sexualmente, pero, subió la violencia intrafamiliar durante la pandemia.

Bajó la violencia sexual, pero subió la violencia intrafamiliar y, cuando llegamos a la Alcaldía, nos pasó que, además, muchas mujeres, por cuenta la cuarentena, tuvieron que quedarse en una casa con su agresor, y no era fácil ir hasta ahora Comisaría de Familia que, entre otras cosas también estaba con personas que tenían que cuidarse y, por lo tanto, estaban virtualmente.

Muy rápidamente nuestra Secretaría de la Mujer cuadruplicó el equipo de personas que atienden la Línea Púrpura, al 65 por ciento las llamadas que entraban a la Línea Púrpura de mujeres pidiendo ayuda por violencia no se contestaban por pura falta de equipos. Incrementamos los cupos en Casa Refugio: no podemos tener mujeres en lista de espera. Una mujer violentada en lista de espera es un feminicidio a la vuelta de la esquina.

Nos aliamos con muchos establecimientos comerciales del sector privado –con Farmatodo, con D1, con Justo y Bueno, con Las Gatas, con Terpel, en fin, muchos establecimientos afiliados Fenalco– que están muy cerca la casa de las mujeres, y sus trabajadores y trabajadoras aprendieron un protocolo muy sencillo para que en cualquier punto de esos una mujer que llegue, que necesite ayuda, la pueda pedir e inmediatamente la contacten con la Secretaría de la Mujer.

Así que multiplicamos por 1.000 la capacidad de recepción de solicitudes de ayuda y, por supuesto, nos tocaba responder igualmente con la capacidad de respuesta a esa solicitud de ayuda. Todo eso es lo que hemos hecho estos dos primeros años.

Increíble, para venir de cero –porque el sistema del cuidado no existía y hemos tenido que cambiar– y nuestras secretarías han tenido que cambiar, la Secretaría de Cultura Recreación y Deporte tuvo que cambiar para poder usar sus centros felicidad, a sus instituciones, sus programas, para el servicio de las mujeres, para que podamos por ejemplo, con arte y cultura, cuidar a los niños, mayores, personas en condición de discapacidad, que ellas tienen a cargo para que ellas puedan estudiar y descansar.

Nuestra Secretaría de Educación, es una gran alidada en este proceso, es quien organiza todo el programa de Educación Flexible, para que las mujeres puedan terminar el bachillerato o en las Manzanas del Cuidado, o en los colegios más cercanos a las Manzanas del Cuidado que hacen parte de las Manzanas del Cuidado. Ni que decir de nuestra Secretaría de Integración Social, que, por supuesto es la base fundamental, es quién más cuida.

Es la institución que más cuida niños, adultos mayores, personas vulnerables, personas en condición de discapacidad, quién cuida esa población institucionalmente en Bogotá, la Secretaría de Integración Social sin Secretaría de Integración Social no hay sistema del cuidado, pero necesitábamos que ellos ampliaron sus servicios, los cambiarán, los modificaran, no solamente reciben al niño del jardín.

Qué bien, maravilloso, pero también estamos que te quedes con esa mujer, para que esa mujer pueda descansar, pueda estudiar, y aprender a trabajar, pueda hacer un emprendimiento, entonces era como pensar, bien, aquí al niño ¿y a la mujer dónde?

Muy bien aquí, al niño y a la mujer donde, por eso las Manzanas del Cuidado, por eso usar los CADE, las escuelas, los Centros de Desarrollo Comunitario, todo lo que tengamos a la mano lo hemos usado para poder integrar esos servicios para poder integrar esos servicios para cuidar a las que nos cuiden y cuidar a los que ellas cuidan esa dupla al tiempo esas dos caras de la moneda es lo que hace que el Sistema del cuidado realmente pueda relevar a las mujeres de la sobrecarga de cuidado no remunerado que tiene sobre sus hombros para que ellas solitas, con tiempo y con oportunidades, van salir adelante, y una mujer que sale adelante nunca sale adelante sola: siempre sale adelante con los suyos, con su familia, con sus más cercanos, con sus vecinas.

Esa es una distinción fundamental entre el liderazgo de las mujeres y el liderazgo de los hombres. Está probado: es de género, no de país, donde sea que estemos, las mujeres tenemos un liderazgo mucho más colectivo, mucho más empático. Siempre miramos al lado y atrás, y eso está bien, eso es parte de la herencia que tenemos.

Hoy estamos, entonces, dando un nuevo paso porque, claro, en estos dos primeros años hemos logrado que 60.000 mujeres consigan diferentes tipos de empleo gracias a la intermediación laboral del Sistema del Cuidado. Hemos logrado que 25.000 mujeres empresarias –como Jimena, con negocios y con emprendimientos– se salven, no se quiebren, sino que puedan salir adelante.

Pero, ¿qué pasa en las Manzanas del Cuidado? Que llegan muchas mujeres muy diversas: hay mujeres que pueden emplearse, hay mujeres que tienen habilidades o adquieren habilidades y pueden generar emprendimientos –incluso emplear a otras–. Hay mujeres que vienen de un paso aún más atrás les queda difícil, les queda muy difícil, son mujeres cuidadoras llevan muchos años, incluso décadas en su casa.

No tienen suficientes habilidades, por mucho que tengamos un sistema de relevo, si le decimos: “Mira, te puedo relevar dos veces a la semana, 4 horas”, no le alcanza para generar ingresos, no es suficiente, así que nos tocó sentarnos a pensar cómo diseñamos oportunidades económicas para mujeres cuidadoras de ese tipo, en general adultas, mayores de 40 años, con bajo nivel educativo, que no van a poder salir muy fácilmente de su casa, pero que lo que tienen es una red de cuidado natural sus familias, sus vecinas, son su red de cuidado natural, es con la que se turnan naturalmente cuando alguna tiene que salir, cuando alguna tiene una cita médica, cuando alguna tiene una emergencia, esa red de solidaridad está ahí, cómo usarla para que, además de cuidado y solidaridad, puede hacer de generación de ingresos.

Bueno, pues eso fue lo que nos sentamos a pensar con ONU mujeres con el PNUD con USAID, que muy generosamente nos ha prestado no solo sus recursos, y sobre todo su capacidad, su conocimiento, su capacidad para innovar.

Innovar en el sector público es muy difícil: la burocracia está hecha para no innovar. Está hecha para repetir lo que ya sabe hacer. Innovar en el sector público es muy difícil, tomar riesgos en el sector público es muy difícil. Por eso apreciamos mucho a todos y a todas las que nos ayudan a innovar hacer cosas que no sabemos hacer pero que, si no tomamos el riesgo de empezar a hacer de alguna manera, de ensayar quizá cerrar, pero corregir, medir, mejorar y continuar, es fundamental sobre todo en algo que apenas está empezando y eso es ‘Vecinas, trabajemos juntas’.

Es un nuevo servicio dentro de las Manzanas del Cuidado –dirigido especialmente a mujeres cuidadoras, mujeres que tienen dificultad para salir de su casa, pero que ya tienen una red de amistad de solidaridad y cuidado con sus vecinas–. Eso que les ha servido para cuidarse, para relevarse cuando no había Sistema del Cuidado y relevos, que ahora les sirva para formarse, para generar ingresos y para hacer un emprendimiento juntas, y para eso van a tener apoyo, asistencia, conocimiento y, por supuesto, recursos: plática en efectivo, pues porque eso no se hace solamente con buenas intenciones también se necesita un poquito de capital para poder arrancar, eso es ‘Vecinas, trabajemos juntas’.

De manera que ya tenemos la Línea Púrpura, las Casas de Igualdad de Oportunidades, las Casas Refugio, todo el sistema de protección contra violencias que ya venían de atrás –que fue por dónde empezó Bogotá, lo ha hecho bien y siempre seguimos mejorando porque es necesario mejorar hasta que erradiquemos la violencia contra las mujeres y la hagamos sancionar–.

El Sistema del Cuidado, además de sus servicios de protección contra la violencia, generó entonces los de descansos y por eso, por ejemplo, cosas tan prácticas –no van a creer que fue a nosotros se nos ocurrió– como poner lavadoras y secadoras en las Manzanas del Cuidado para que las mujeres no se gasten todo un sábado pegadas a un lavadero lavando la ropa de la semana.

Si eso ya lo puede hacer una máquina desde hace más de 100 años, que vengan a los Manzanas del Cuidado, que nos deje su ropa y allá se la lavamos, se la planchamos y se la devolvemos a las 3 horas que la máquina se va a demorar haciendo eso. Sumerced descansa o estudia, o hace lo que quiere, cosas tan prácticas como esas relevan cargas de cuidado de las mujeres. Ya tenemos 8 Manzanas del Cuidado este año aspiramos a tener 7 o 8 Manzanas más y, sin duda, cuando termine nuestro gobierno aspiramos a tener por lo menos 20.

Aquí nos reímos, mi pobre secretaria de la Mujer, divina Diana Rodríguez, se ríe con risa nerviosa, cada vez que yo salgo a hacer un recorrido por una localidad. Yo salgo tres veces a la semana, religiosamente, por Bogotá. Me encuentro una nueva Manzana del Cuidado y le escribo: “Diana, tenemos una nueva Manzana del Cuidado, acabo de estar este sábado, por ejemplo –ustedes sabes que cada semana vamos a trabajar con los Alcaldes y Alcaldesas de una localidad y le metemos un empujón al tema de mantenimiento vial, de seguridad, de mejora de espacios públicos–.

Una de las cosas que a mí me hacen muy orgullosa, y aprovecho para mencionarlas especialmente, es a las mujeres rurales de Bogotá –el 75 por ciento de Bogotá es su suelo es rural, tiene campesinos y campesinas que cuidan nuestros páramos que cuidan nuestra estructura ecológica, que nos permiten tener agua, siembran nuestra comida, que nunca nos olvidemos de ellos y de ellas, al igual que las mujeres afro, que las mujeres indígenas, que las mujeres que vienen de esas diversidades y también de exclusiones–.

Una de las decisiones que nos hace muy orgullosas en estos dos años, además del Sistema del Cuidado, es que el Sistema del Cuidado empezó siendo la propuesta de la entonces candidata Claudia López, es hoy la realización de la alcaldesa, Claudia López, pero será patrimonio Bogotá porque quedó institucionalizado en el Plan de Ordenamiento Territorial –no de la candidata, no de la Alcaldesa, sino de la ciudad de Bogotá, quedó en su plan institucional de obras e inversiones para los próximos 15 años.
Pero las cosas hay que cuidarlas, queridas mujeres. Las cosas no solamente las leyes los decretos las cosas las cuidan. Las elecciones, el voto libre. Que a ningún candidato o candidata en el futuro se le olvide, ni se atreva siquiera a cuestionar la necesidad de seguir incrementando y creciendo. Si vienen a hacer más, que dicha, si vienen a hacer menos, no.

Porque mucho nos ha costado llegar hasta aquí para que nos devuelvan un paso. ¡Ni un paso atrás, ni uno solo! Por el contrario, siempre avanzar en el caso de las zonas rurales de Bogotá.

Por qué surgieron las manzanas móviles, las unidades móviles pensando justamente en las mujeres en la ruralidad, en la ruralidad que tiene enormes distancias no nos iba funcionar un sitio fijo, eso sirven en los barrios de Bogotá hay transporte público, donde hay alta densidad pero en la ruralidad ahí surgieron las unidades para poder llegar a la zona rural de Usme, para llegar a la zona rural de Suba, para poder llegar a Sumapaz nuestra maravillosa localidad rural y hoy Bogotá en su Plan de Ordenamiento Territorial se plantea pasar de 20 a 33 localidades para poder tener estos servicios de educación, de primera infancia, de cuidado, de transporte público, de empleo a 30 minutos de cualquier bogotano o bogotana.

Bogotá es una ciudad en promedio dos horas, dos horas para acceder al colegio, dos horas para acceder al empleo, dos horas para moverse de un lado a otro lado, no demasiado desperdicio de vida. Lo que quiere el Plan de Ordenamiento Territorial es una ciudad de 30 minutos. Que cualquier mamá tenga el jardín de sus niños a máximo 30 minutos de su casa, el colegio de sus hijos a máximo 30 minutos de su casa, la Manzana del Cuidado para ella y para su familia a máximo 30 minutos de su casa, no a dos horas.

De esas 33 localidades, 30 serán urbanas. 3 de ellas rurales; una, además de Sumapaz hay una nueva que suma la parte rural de Ciudad Bolívar y de Usme y la tercera es todos los Cerros Orientales qué son gran patrimonio ecológico y ambiental de Bogotá, pero además que tiene una ruralidad muy importante que tenemos que preservar. Estamos haciendo una inversión, nunca nos olvidemos de ella.

Si fuera por representación electoral, los votos de los colombianos rurales pesan muy poquito, por eso es que están en el olvido, porque las mayorías estamos en las ciudades. Basta con el voto de las ciudades, con eso se dice cualquier candidato o candidata por eso es tan importante que tengamos diseños institucionales que nos obliguen a representarlos porque por la vida de la mayoría de electoral nunca estaban suficientemente representados.

En Bogotá, hoy estamos haciendo en Sumapaz la mayor inversión pública en la historia de Sumapaz y de Bogotá, porque eso es construir Paz territorial, no es solamente hablar de paz. Sumapaz por primera vez tiene 72.000 millones de pesos de inversión en vías, 43.000 millones de pesos en conectividad porque son parte de Bogotá, este es un barrio que está a 3 horas y no tiene internet y cerca de 8.000 mil millones en acueductos rurales porque es que allá como aquí donde estamos paradas tenemos derecho al agua limpia y potable por lo tanto había que montar acueductos no solamente rurales, sino que potabilizaran bien el agua.

En los Cerros, en El Verjón por ejemplo en la zona entre chapinero Santa Fe estamos pavimentando la vía, se llama el kilómetro 11 la vía el Verjón, el kilómetro 11 son literalmente 11 km; 4 estaban destruidos, justo en la mitad de no se podía pasar de la zona de Santa Fe hacia la zona chapinero, ni de la zona de Chapinero hacia Santa Fe.

¿Ustedes sabían, por ejemplo, que todavía en mula cada fin de semana los campesinos de El Verjón y las campesinas de El Verjón montan en mula sus productos para bajarlos a vender cada fin de semana en Monserrate? Eso pasa hoy, hoy. De manera de facilitarles esos senderos, esa vía, emprendimientos campesinos como Campesino Local, por ejemplo, es parte fundamental de que sean parte como lo son, de Bogotá. Todo eso es lo que hemos logrado.

Este año tenemos metas muy concretas. En los dos primeros años generamos 60.000 empleos para mujeres y logramos que esos 60 mil empleos la mayoría estuviera en el sector de la construcción que es el que genera más empleo pero que también empleara mujeres. Y que de esos 60.000, cerca de 500 sean mujeres conductoras que sean conductoras que entraran a Transmilenio a conducir buses eléctricos a hacer otra historia, no solamente para las mujeres sino para el transporte público y para la calidad del aire en Bogotá.

Y apoyamos 25.000 negocios o emprendimientos de mujeres como Ximena. Este año tenemos una meta ambiciosa, en dos años hicimos 60 mil empleos, en este queremos hacer 48.000. En dos años hicimos el apoyo a 25 negocios, solo este año queremos hacer el apoyo a 29.000, parte de esos con Vecinas Trabajemos Juntas, pero sobretodo apreciadas mujeres de Bogotá, tenemos un gran reto, y es que como ustedes vieron en las historias de los videos, en la historia de María Nelcy, en la historia de Ximena, el instrumento más poderoso para ampliar los servicios del cuidado no es la pauta, ni la radio, ni la televisión; sino el voz a voz y el WhatsApp de las amigas, eso es infalible.

Por eso nos hemos propuesto un reto como Alcaldía Mayor y las invitamos a todas ustedes a que asumamos ese reto juntas que es como hemos logrado salir adelante. El 31 de diciembre de 2023 por lo menos un millón de mujeres de Bogotá va a hablar del Sistema del Cuidado, va a conocer el Sistema del Cuidado, va a haber pasado por alguna Manzana del Cuidado y va haber usado al menos uno de los 4 servicios que ofrece el sistema porque ese millón de mujeres que conocen el sistema y que lo usaron y que le pueden contar a los otros 3 millones y medio de mujeres de Bogotá que existe y que es para ellas, es lo que va a asegurar que el Sistema siga, que crezca, que mejore, eso no es con pauta ni con cuñas, no eso es con el voz a voz de las mujeres, con que un millón de mujeres de aquí al 31 de diciembre del 2023 lo conozca, 8 millones de bogotanos se van a enterar.

Y 50 millones de colombianos en otras ciudades de Colombia van a aprender que eso existe y que, así como se hizo en Bogotá, puede estar en Montería y puede estar en Pasto y puede estar en Bucaramanga.

Y con un millón de mujeres que conozcan el Sistema del Cuidado de Bogotá y que lo usen podremos lograr que el próximo Congreso y que quien gane la Presidencia en este año logren, en mi opinión, al menos 3 cosas que son fundamentales para las mujeres de Colombia no solo para las de Bogotá: lo primero es paridad, queremos ser la mitad no solamente en la vida, sino en la representación política y por eso necesitamos paridad ya en todas las listas de las corporaciones públicas.

Lo segundo es que hay que conformar cuando todas las ciudades por lo menos las ciudades capitales de Colombia, tengamos un Sistema de Ciudad del Cuidado uniendo nuestras infraestructura y servicios, lo que le corresponde al Gobierno Nacional es integran un sistemas nacional del Cuidado con una renta básica y con servicios que sean parte del Sistema de Seguridad Social, la mitad de 10 mujeres, la mitad del empleo de la Colombia y de Bogotá es informal; es decir, que no tiene un salario mínimo, no tienen seguro para la salud distinto del Sisbén, no tiene un seguro para la vejez, no tiene pensiones, ah pero todos somos niños y necesitamos cuidado, verdad? ¿Y todos nos enfermamos alguna vez y necesitamos cuidado y todos llegaremos a viejos y necesitamos cuidados y entonces quien es la seguridad social de esa mitad de Colombia informal?

Las mujeres, las mujeres somos la seguridad social, pero ese es un enorme peso sobre los hombros de las mujeres, por eso es que las mujeres no pueden terminar de estudiar y no pueden descansar y no pueden ser emprendedoras y no pueden conseguir un empleo porque se les va la vida literalmente, se les va la vida en pobreza por cuidar gratis a otros para ser su seguridad social, no más, no más, semejantes inequidad se tiene que superar en Colombia en Colombia y en toda América Latina.

La manera de superarlo es empezar por Sistemas de Cuidado en lo municipal articulados con sistema de seguridad social en lo nacional y eso es lo menos que esperamos del próximo Congreso y la próxima presidencia y por supuesto autonomía económica porque una mujer formada, representada y con trabajo e ingreso es una mujer que cambia su mundo y cambia el mundo. En cambio, una mujer sin autonomía económica es una mujer mucho más expuesta a violencias, mucho más expuesta a discriminaciones. Es desde la autonomía económica que conseguiremos una vida libre de violencias, no tengamos la menor duda de eso.

Así que son tres avances muy concretos que tenemos que lograr y que podemos lograr desde el próximo domingo con nuestro voto libre, consiente, informado y por las mujeres de Bogotá y por las mujeres de Colombia.

Un gran abrazo para todas y feliz Día Internacional de la Mujer.