El crítico especializado en arquitectura, Alex Bozikovic explica en el medio canadiense The Globe and Mail cómo y por qué las ciudades pospandémicas necesitarán más espacio abierto, “La pandemia ha hecho que el espacio abierto sea más valioso. Ciudades de todo el mundo están abriendo sus calles para permitir que la gente camine, ande en bicicleta y simplemente se relaje a una distancia segura”.
Bozikovic propone la modificación del Paseo Marítimo en Toronto, hoy un espacio atestado por tráfico vehicular, a un Corredor Verde. El experto cita los siguientes casos exitosos en los que algunas ciudades, alrededor del mundo, han implementado estrategias del uso del espacio público como respuesta a la contingencia de la COVID-19:
Paris: La alcaldesa Anne Hidalgo aceleró la transición, para cambiar el uso de carros, por la opción de desplazarse caminando o en bicicleta. Esta estrategia ya permitió que se eliminaran 70.000 de sus 140.000 plazas de aparcamiento en la calle.
Nueva York: El programa de la ciudad, "Streateries" permitió a más de 10.000 restaurantes neoyorquinos tomar el espacio de la calle y la acera para hacer un uso creativo y productivo del espacio público.
Vancouver: Siguiendo el ejemplo Montreal y Milán, la ciudad ha adoptado políticas de "calles lentas", calmando el tráfico de vehículos para fomentar la actividad peatonal, el ciclismo y la recreación.
La nota destaca la ampliación de la ciclo-infraestructura de Bogotá, “La capital colombiana, que ya contaba con 550 kilómetros antes de la pandemia, ha sido líder; en marzo añadió 84 kilómetros de carriles de emergencia. La alcaldesa Claudia López ha señalado que la ciudad tiene previsto crear un total de 280 kilómetros, y aspira a que el 50% de todos los viajes de la ciudad se realicen en bicicleta”.
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