El tiempo en casa puede ser una excelente oportunidad para ayudar al planeta, es decir, a mitigar los efectos del cambio climático y ayudar al ambiente de la ciudad. Puede verse como algo difícil de hacer y uno podría pensar que se requieren grandes esfuerzos a nivel agrario. La buena noticia es que, con la agroecología en casa, prácticas tan sencillas como tener un jardín o una terraza, pueden disminuir el impacto de los efectos negativos en el ambiente de una manera considerable y a mejorar la salud de las personas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dice que la agroecología nació como una disciplina científica de producción agrícola sostenible con el medio ambiente. Es una iniciativa para sembrar alimentos más saludables aprovechando los recursos naturales.
Según Julián Ernesto Ramírez, Ingeniero Agrónomo y Coordinador del Equipo de Investigación en Agricultura Urbana del Jardín Botánico de Bogotá, la agroecología también tiene que ver con ciertas dinámicas sociales, económicas y políticas, “entonces más allá de cómo producir o de cómo generar alimentos, se relaciona con una visión un poco más humana, es decir, de cómo me relaciono con el ambiente, con los otros y demás”.
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El objetivo número 17 de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 de las Naciones Unidas, “Producción y Consumo Responsables”, plantea “el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente, la mejora de acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos”.
Es por eso que la práctica de la agroecología, además de realizarse a nivel rural, se ha ido trasladando a espacios urbanos con las llamadas huertas comunitarias, y a los propios hogares de las personas, transformando su manera de consumo y motivando a la producción de sus propios alimentos.
Los beneficios que trae la agroecología en casa están haciendo que cada vez sean más las personas que se estén pasando a este sistema de producción, pues además de ofrecer alimentos más saludables, también reduce su gasto.
Ivón López, técnica del Aula Ambiental Soratama de la Secretaría Distrital de Ambiente, explica que la agroecología en casa nos da la posibilidad de tener alimentos más sanos, libres de químicos, herbicidas, y funguicidas lo que impacta en la salud humana porque, advierte, “muchos de esos químicos que se usan con la agricultura tradicional pueden desarrollar cáncer o en algunos casos gastritis severa”.
Por su parte, el ingeniero Ramírez, afirma que entre los beneficios de la agroecología está la de relacionarnos de una mejor manera con las otras personas de nuestro entorno, “valorar más la dinámica de los otros agricultores que también producen, sean urbanos o sean rurales”.
Recomendaciones para iniciar un huerto en casa
Para realizar el proceso agroecolológico en casa es necesario tener un espacio adecuado en donde se pueda organizar una pequeña huerta, puede ser una terraza, un balcón, un jardín o un lugar donde haya suficiente luz solar.
Sin embargo, no es necesario tener un espacio muy grande. “Se puede adecuar un área de un metro cuadrado aproximadamente”, explica Ivón.
Es recomendable tener un espacio luminoso en el cual llegue luz directa del sol, “por lo menos más de cuatro horas al día, y si tengo ya muy buena disposición de sol puedo sembrar una mayor diversidad de plantas”, comenta el ingeniero.
En cuanto al riego de las plantas, va a depender mucho del tipo de plantas y espacio. Si se tiene, por ejemplo, una planta sembrada en una matera dispuesta en una terraza, el riego debe ser constante, unas dos veces al día porque va a haber una incidencia muy fuerte del viento y de la luz del sol. Así mismo, hay plantas que solo requieren agua una vez cada dos días.
Según Ramírez, “plantas como el romero, salvia o lavanda, que son muy rústicas en cuanto al consumo de agua, pueden estar sin agua durante un buen tiempo y van a estar bien. Pero plantas como la lechuga y otras hortalizas van a necesitar un riego más constante”.
Ivón, por su parte, recomienda revisar la tierra en cuanto a la humedad. “Se introduce el dedo en la tierra para saber si hay suficiente humedad. Si el dedo sale seco, significa que a la planta le hace falta agua, si sale con tierra es porque hay buena humedad”.
Así mismo, Ivón recomienda hacer seguimiento de las fases lunares. “Si vamos a sembrar, es mejor hacerlo en luna creciente o en luna nueva, mientras que, si vamos a trasplantar, se recomienda hacerlo en luna menguante, en luna llena se recomienda hacer nutrientes para las plantas, es decir, con cascaras de huevo o residuos orgánicos, el llamado compost”.
¿Qué tipo de especies se pueden sembrar en la casa?
Las plantas que más se recomiendan para sembrar en la casa son:
Hortalizas como acelgas y lechugas, pimentón, tomate de guiso, tomate cherry, plantas medicinales o aromáticas como hierbabuena, caléndula o limonaria, cebolla, cilantro y cebollín entre otras especies.
En espacios más grandes se puede sembrar maíz o papa.
El jardín botánico tiene un listado de 120 especies que ha identificado desde hace varios años y que son usualmente cultivadas en huertas urbanas de diferente tipo. Según el ingeniero Ramírez, “se encuentran algunas especies con frutos como, la uchuva, el tomate, la fresa y también especies de tubérculos como las tibias y la papa”.
“Especies de flores comestibles, como la flor de la borraja, la flor del mismo calabacín y la caléndula que es medicinal”, añade.
Sin embargo, el Jardín Botánico se encuentra en una actualización porque son más especies las que realmente hay en las huertas debido al aumento de la práctica de la agricultura urbana en los últimos años.
¿El compost, para qué sirve y cómo puedo hacer el mío?
El compost, también conocido como sustrato, es una mezcla de residuos orgánicos que se usan para fertilizar la tierra. Así mismo, también es usado para contribuir al control de los residuos que van a los rellenos sanitarios.
El compost se puede hacer con todos los residuos orgánicos que tengas como, cáscaras de frutas y verduras, de huevos, posos de café, hierba húmeda entre otros. Los desechos se deben dejar descomponer y a medida que esto suceda se deben ir intercalando en capas alternas los desechos húmedos y secos.
Siempre tiene que estar húmedo porque si se seca generará malos olores. A partir de este drenaje y de estar revolviendo se puede llegar a tener un abono muy similar a la tierra después de unos meses.
“Es clave también, tener presente que dependiendo del contenedor donde yo lo haga, una caneca de plástico, una matera de barro o contenedores de madera, voy a tener que pensar en el drenaje y en las barreras para otros organismos que pueden llegar como los moscos, por ejemplo, entonces yo puedo utilizar los residuos orgánicos, picarlos, revisar el drenaje y estar revolviendo”, explica el ingeniero Ramírez.
También existe la posibilidad de hacer lombricompost, que es un proceso similar pero facilitado por las lombrices, proceso que requiere cuidados adicionales para que las lombrices no se salgan.