En una ciudad como Bogotá, en la que todo mundo va de afán, —corriendo de un lado para otro— Juan de Dios Bonilla tiene el don de ‘detener el tiempo’ y quedarse literalmente como una estatua, sin siquiera pestañear, durante varias horas y sin importar lo que hacen o dejan de hacer los cientos de personas que pasan frente a sus ojos que parecen de cristal.
Él hace parte de un grupo de artistas de la calle que se ganan el pan diario con el estatuismo, un arte que era usado, entre otros, en la época del Imperio Romano por soldados que se ubicaban en los campos, simulando estatuas pintadas con cal, para vigilar quien entraba o salía de los territorios que defendían.
En Bogotá, el Instituto Distrital de las Artes, Idartes, tiene programas como el Festival de Arte a la KY, que en septiembre tendrá su segunda versión para visibilizar y dignificar la labor de los artistas que, como Juan de Dios, ejercen su oficio en las calles.
Contenidos relacionados
Encuentra a continuación, un tuit con un video de Idartes y el programa Arte a la KY.
20 artistas que hacen parte de nuestro Programa #ArteALaKY 🎭👌🎼🖌 estarán en las Ferias Locales de Arte #FLA2022 en la localidad de Kennedy los días 22, 23 y 24 de julio.
— Idartes (@idartes) July 19, 2022
📍 Lugar: Biblioteca El Tintal.
🕗 Horario: Desde las 10:00 a.m. hasta las 5:00 p.m. pic.twitter.com/kqOCX4rWqd
Juan de Dios lleva 24 años haciendo estatuismo
Juan de Dios Bonilla tiene 62 años y lleva 24 de ellos caracterizándose como una estatua humana. La primera vez que lo hizo fue en Manizales, la capital caldense, luego de ver a un amigo que se paraba en las esquinas y se maquillaba como la Estatua de La Libertad. “A mí me inspiró, no tenía trabajo y vi que se hacían en los semáforos, de mimos. Entonces yo me inspiré a hacer algo más avanzado”, dice y se lamenta porque “no había con qué grabar” por lo que no conserva registros de esa época inicial.
Por vueltas de la vida, muchas de las cuales las dio en buses de Bogotá, —vendiendo maní en un canasto—, conoció a Fanny Mickey quien lo acercó al arte de una manera más formal y desde entonces se tomó más en serio su nueva profesión. “En Corferias, en los festivales que ella hacía, hice de pirata del Caribe”, cuenta.
A continuación, una foto de Juan de Dios, caracterizando al personaje de la película Piratas del Caribe.
Apuestan para saber si es una estatua
Justo allí, en Corferias, vivió una de las anécdotas que más recuerda desde cuando empezó a inmortalizar por horas a figuras históricas, del arte o el cine. “Un señor apostó 400 mil pesos con la persona que iba, que sostenía que yo era una estatua de verdad. Él se me acercó y me dijo: ‘Le doy 100 mil y después de que cacemos la apuesta usted se mueve’. Y así fue. Yo me moví, y el que perdió dijo: ‘¡Uyyy nooo, es que es increíble!’. Yo me quedo demasiado quieto”, resalta y agrega: “Todavía hay gente que no lo cree”.
Y es que, para lograr esa quietud de mármol, don Juan de Dios echa mano de los recursos que ha ido aprendiendo y practicando con el paso del tiempo y que resume en tres claves: relajar el cuerpo, concentración y meditación.
Esta es una foto de Juan de Dios Bonilla en el proceso de maquillaje.
“Aquí estoy normal— dice mientras termina el proceso de maquillaje que dura cerca de una hora—, pero allá donde voy a ubicarme, lo primero que hago es empezar a concentrarme. Después de concentrarme, meditar y luego relajarme totalmente. Usted tiene que desconectarse de todo. Usted queda ahí flotando, simplemente uno ve”.
Algunas personas buscan desconcentrarlo
Esa mirada en el infinito, llamada punto fijo, le ha servido no solo para controlar el hambre, las ganas de ir al baño y el cansancio; también para evitar caer en las provocaciones que a veces le hacen los viandantes para hacerle perder su rigidez. “Hay mujeres que a veces se pasan: lo tocan a uno, lo besan por desconcentrarlo. Me ha pasado como en unas tres ocasiones, que se ponen en poses sugestivas, con minifalda y dicen: ‘Uyyyy, pero es que ni siquiera lo voltean a mirar a uno’. Y yo nada, nada”, sostiene.
A continuación, una foto de Juan de Dios Bonilla en la carrera séptima de Bogotá.
Hoy en día, gracias a un permiso que le otorga Idartes y que debe renovar cada 45 días, se para en la esquina sur de la carrera Séptima con avenida Jiménez. Allí llega tres o cuatro días por semana, caracterizado como Pancho Villa, el líder de la Revolución mexicana, que ha sido todo un éxito. “La gente pasa y le dice: ‘¡Uy miren, Pancho Villa!’, entonces lo bonito es que uno lo caracteriza como artista profesional. Me da alegría, me da felicidad porque es algo que me gusta”.
Claro que también ha habido días en que las lágrimas han resbalado por sus mejillas teñidas de bronce oro, conmovido por las personas que se acercan buscando un poco de compañía. “Me ha dado sentimiento cuando veo personas inválidas y me cogen la mano y quisieran abrazarme. Eso le aporta bien a uno, que valoren el arte y sientan lo que uno transmite”.
Se gana al día 25 o 30 mil pesos
Tal ha sido la acogida de este personaje que, hace unos años recibió una oferta para trabajar en un restaurante mexicano, al norte de la ciudad, donde le pagaban 250 mil pesos diarios por cuatro horas de estatuismo. Pero esos tiempos dorados ya son cosa del pasado y hoy solo junta unos 25 mil o 30 mil pesos diarios, con los que suple las necesidades de su casa y compra la pintura para caracterizarse que "por estos días está más cara por la subida del dólar", asegura.
Foto de Juan de Dios Bonilla, una estatua humana que se beneficia de los programas de Idartes.
Por esa razón no deja de agradecer al Distrito por las oportunidades que les brindan a los artistas de la calle con programas como el Arte a la KY y otras presentaciones en las que reciben un buen reconocimiento por su oficio.
“Queremos posicionar la labor de los artistas del espacio público como actores fundamentales para la construcción de territorio, la creación de relatos de ciudad y la dinamización de las relaciones entre la ciudadanía y las artes. Por eso invitamos a todas las personas que ejercen sus prácticas artísticas en las calles de Bogotá para que se animen a presentar sus propuestas y de esa manera podamos hacer posible la segunda versión de nuestro Festival Arte a la KY”, señala Daniel Sánchez, el coordinador de este programa.
"Hasta que el cuerpo aguante"
Don Juan de Dios Bonilla, lleva ya 9 años —seis horas diarias— caracterizando a Pancho Villa, por lo que su traje, que entonces le costó unos 800 mil pesos, ya se nota un poco ajado por el sol y la lluvia, esta última su principal preocupación a la hora de ejercer su arte. Por ahora su traje tendrá que esperar mejores vientos para hacer la remodelación, por lo pronto seguirá viendo pasar la vida, sin inmutarse y como una estatua humana, “hasta que el cuerpo aguante”, como él dice.
Video del Idartes en el que se muestra cómo es el proceso de maquillaje de Juan de Dios Bonilla para caracterizar a Pancho Villa.