‘’La clave para durar en una relación de pareja, en un matrimonio, es aguantar, porque uno se casa, y es una nueva vida: la de uno y la de ella. Debemos aceptar a la pareja como es, no querer cambiarla y que ella lo acepte también a uno como es’’, sostiene Humberto Delgado, quien lleva 60 años de casado con Carmenza Vélez.
‘’Yo era de muy mal genio, como santandereano que soy y ella me aceptó así’’, confiesa don Humberto, quien hace 6 años llegó de la mano de su esposa al Centro Comunidad de Cuidado Bello Horizonte del Distrito, donde como adultos mayores han recibido todos los servicios y cuidados, centrados en la persona, atendiendo las particularidades e individualidades que trae la vejez.
Con 86 años recién cumplidos, don Humberto y su esposa, de 82, encontraron en el Centro Bello Horizonte un espacio de respeto y aceptación para que extendieran su relación como pareja, estando juntos y sintiéndose acompañados.
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A continuación, una foto panorámica del Centro de Autocuidadado Bello Horizonte donde viven don Humberto y su esposa.
Un matrimonio sostenido por la paciencia
‘’La relación de ellos, de una forma u otra, es un ejemplo de protección al amor, que es lo que dice Humberto. La paciencia es la virtud general para mantener 60 años de relación’’, asegura Gustavo Andrade, gerontólogo del Centro Bello Horizonte, quien ha visto de cerca el proceso de la singular pareja.
‘’Humberto siempre dice que ellos nacieron para estar juntos. Es como una relación natural desde el amor y él decidió estar con ella y Carmenza también decidió estar con él y eso es lo que los ha mantenido a pesar de todas las circunstancias que se presentan en el transcurso de vida’’, agrega.
Esta es una fotografía de Humberto Delgado y Carmenza Vélez en el Centro Bello Horizonte.
Humberto nació en Santiago, Norte de Santander, el 17 de septiembre de 1936, y llegó a Bogotá cuando tenía 22 años. En la capital se dedicó al oficio de zapatero, que había aprendido en Cúcuta.
Humberto y Carmenza mantuvieron su noviazgo a través de las cartas
Hasta la zapatería en la que trabajaba un día llegó Carmenza, quien vino de Pereira de vacaciones y a pesar de que había otros 5 soladores que competían por su amor, al octavo día de conocerse, ella lo escogió a él y empezaron una relación de novios que fue solo presencial una semana, pues ella tuvo que regresar a su casa.
Forzados por las circunstancias, pero con el amor en sus corazones, empezaron una extensa relación epistolar que mantuvo viva la atracción. ‘’Yo duré escribiéndole como 2 años. Era por cartas. No era personal. Después me llegaban las cartas. Ahora con la tecnología uno se puede ver todos los días con la dama o con la joven y puede hablar y puede verla; en ese tiempo no’’, dice con cierta nostalgia y como deseando haber tenido por entonces las redes sociales que hoy facilitan toda comunicación.
El momento más feliz fue cuando se casaron hace 60 años
Decidido a poner fin a esa permanente incertidumbre, viajó a Cali, donde le propuso matrimonio a su amada, que aceptó encantada. La boda fue en Manizales, porque era donde vivían los familiares de ella y luego retornaron a Bogotá. Era 1962.
Desde entonces han estado juntos, inseparables y fieles, sin cansarse, a pesar de que el momento más feliz de su vida fue, justamente, cuando se casaron. ‘’Cuando nos casamos porque al menos ya la tenía a ella, aunque no tuviera ese amor intenso que dicen las personas, que están muy enamoradas, al casarme con ella entonces ya la tenía a ella’’, reitera y añade: ‘’Ese fue el momento más feliz de mi vida y aún la tengo aquí’’.
A continuación, una fotografía de Humberto y Carmenza en el comedor del Centro de Autocuidado Bello Horizonte.
Por culpa de las paperas no pudieron tener hijos
Una felicidad que querían traducir en hijos, pero que no se dio porque cuando era pequeño Antonio tuvo paperas -una infección viral que afecta principalmente a las glándulas salivales que se encuentran cerca de los oídos-, y según le dijo el médico al que acudió después de 10 años de casado, eso habría afectado su fertilidad.
Tampoco pudieron adoptar un niño, ‘’porque no teníamos casa, ni tampoco trabajaba en una empresa. Eso fue lo primero que me dijeron’’, se lamenta.
Alguna vez tuvo la oportunidad de comprar un lote en el barrio Diana Turbay, pero a su esposa no le gustó mucho la idea. ‘’Me pedían 300 mil pesos por el lote que ya tenía paredes construidas. Y le dije que ayudara con 100 mil y me dijo: ‘Cómprelo, constrúyalo y váyase a vivir allá porque yo no me voy con usted’’, dice y se ríe. ‘’Al decirme así no compré, porque cómo me iba a separar de ella, si yo me casé para vivir toda la vida con ella’’.
Carmenza está perdiendo la memoria
Esa paciencia, esa sabiduría y ese amor están viviendo un reto mayor por estos días debido a que Carmenza, de 84 años, está empezando a sufrir demencia, posiblemente tipo Alzheimer, un síndrome que, según la Organización Mundial de la Salud, OMS, implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria. La OMS calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento.
‘’Entonces, por eso, a veces, ella no participa a través de un diálogo, como tal, pero si se identifica y reconoce las acciones de afecto, de cuidado, de protección; tanto de Humberto como del equipo de atención. Siempre está acompañándola, siempre está con ella al lado y le dice: ‘Carmenza vamos a almorzar, vamos al refrigerio; Carmenza, vamos allí a la actividad; Carmenza vamos a ver televisión; Carmenza vamos a tomar el sol’’, refiere Gustavo Andrade, el gerontólogo del Centro Bello Horizonte donde atienden a otros 49 adultos mayores.
En Bogotá, durante el 2021, fueron atendidos 23.933 personas mayores en los Centros Día (Casas de la Sabiduría), a través de procesos interdisciplinarios en salud física, cognitiva y nutrición; cultura y recreación, participación social y redes de apoyo, fortaleciendo su autonomía y el disfrute del envejecimiento a través de procesos ocupacionales y de desarrollo humano.
A continuación, un video de la Secretaría de Integración Social sobre la Política Pública Social para el Envejecimiento y la Vejez.
“Ayudar a las personas mayores que no cuentan con una red familiar que los pueda apoyar no tiene precio. Tener a Humberto y a Carmen y a los restantes 49 participantes es, además de un privilegio, una gran responsabilidad para monitorear y controlar sus patologías y poder así brindar calidad de vida”, afirma Claudia Conrado, la coordinadora del Centro Bello Horizonte.
Un ejemplo de amor 'eterno'
Gracias a ese apoyo, Carmenza y Humberto disfrutan de una vejez tranquila, cultivando una relación ejemplar desde la profundidad de los vínculos y el afecto, hasta que la muerte los separe, como dice el santiaguero. ‘’A mí me gustaría morirme primero, o sea, que la muerte me llevara primero a mí, porque si se la lleva primero a ella, pues yo voy a sufrir mucho porque son muchos años de estar con ella’’.
Un amor ‘eterno’ e incondicional que se ha fortalecido con los 60 años de matrimonio, en el que con mucho o con poco, han permanecido juntos y felices.
‘’Sí, yo he sido feliz y ella conmigo…’’, concluye don Humberto.