En el Centro de Formación Crea La Campiña, un grupo de jóvenes apasionadas por el break dance desafía los estereotipos de género y encuentra un espacio de empoderamiento y expresión personal.
Esta es la historia de un grupo que se reúne dos veces por semana para explorar el movimiento, la creatividad y la identidad a través de la danza urbana.
“Este espacio es demasiado importante y muy chévere para nosotras”, comparte Dezhiref con entusiasmo. “Aquí buscamos descubrir nuestras propias virtudes y talentos, rompiendo los paradigmas de género impuestos por la sociedad. Es decir, no nos limitamos a bailar, desafiando las expectativas que la sociedad tiene sobre nosotras como mujeres. El break dance es nuestra forma de expresar lo que somos. Nos da fuerza para ser nosotras mismas”.
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“Las jóvenes buscan en ese espacio una especie de emancipación, una búsqueda personal de su movimiento”, añade el artista formador Carlos Augusto Ortiz Zamora, conocido como Tuto. “Tratamos de comprender ese sentir detrás del movimiento, más allá de la mera estética. Buscamos que cada una descubra su virtud y talento, y cómo pueden aportar al grupo desde sus habilidades únicas”.
A lo que otra participante, Daniela, agrega: “El break dance es nuestra voz, nuestra libertad. Aquí podemos ser auténticas, experimentar con movimientos que hagan hablar a nuestro cuerpo, sin miedo a ser juzgadas”.
“He encontrado mi voz y mi fuerza a través del baile” dice Sara Sofía: “Aquí no se trata solo de aprender movimientos, sino de explorar quiénes somos realmente y qué podemos lograr”.
Para Tuto, la individualidad es fundamental en un entorno colectivo como este. “Estamos rompiendo los paradigmas que le imponen a la mujer”, enfatiza. “Generar esa reflexión es crucial, especialmente en esta etapa de la vida donde están explorando su identidad”.
Tuto se esfuerza por ofrecer a sus estudiantes un espacio donde puedan desarrollarse personalmente y encontrar su voz a través del arte. “No buscamos el movimiento estético”, enfatiza. “Buscamos herramientas para que cada uno pueda apropiarse técnicamente y proponer desde su propia esencia”.
La práctica artística, en este caso el break dance, no solo ofrece una forma de expresión y creatividad, sino que también puede ayudar a los participantes a reconocerse y encontrarse a sí mismos. A través del movimiento, la música y la comunidad, estos jóvenes exploran su identidad, superan los desafíos y encuentran su voz en un mundo que a menudo les silencia.
En el Impacto del break dance en la identidad y el bienestar psicológico: un estudio longitudinal, la reciente publicación de John Smith, reveló que la estigmatización del break dance como una actividad exclusivamente masculina puede limitar el acceso de las mujeres a este arte urbano. Sin embargo, la inclusión de mujeres en espacios considerados masculinos puede fomentar la diversidad y el empoderamiento femenino, como lo sugiere Alice Jones en su publicación en Journal of Urban Dance Studies titulada Estigmatización de género en la danza urbana: un análisis cualitativo.
Además, investigaciones lideradas por María García en el 2018 han demostrado que la práctica artística puede tener un impacto positivo en la autoestima y la confianza en sí mismo de las mujeres, ayudándolas a superar los estereotipos de género y a reconocer su propio valor, como quedó registrado en la publicación del International Journal of Dance Sociology. A través del break dance, estas jóvenes encuentran una vía para expresarse, desarrollarse y reivindicar su espacio en la sociedad.
El Programa Crea ofrece talleres de formación en danza para todas las edades, con el objetivo de promover la inclusión, el empoderamiento y el desarrollo personal a través de la formación artística.
Quienes deseen ser parte de esta experiencia transformadora, pueden inscribirse en los talleres de danza del Programa Crea dirigiéndose al centro de formación más cercano. Más información en www.crea.gov.co