Atisbar, busté, chagualo, dotor, guarapazo, misiá, puaquí, sumercé, taita y zumbático son apenas diez de los cientos de expresiones campesinas que Yerson Stiven Daza, un estudiante de artes de la Universidad Distrital, no quería que por el paso del tiempo terminaran refundidas por el olvido y el avance de la urbanización, desapareciendo la memoria campesina.
A continuación, una foto de Stiven Daza, estudiante de la Universidad Distrital.
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Como ganador de la ‘Beca de Profesionalización de Artistas’ de la Secretaría Distrital de Cultura Recreación y Deporte en este 2021, el joven estudiante logró el respaldo necesario para salvar e inmortalizar en el papel 650 palabras de esas incunables que hacen parte de la tradición oral del campesino colombiano y en particular de los oriundos y pobladores de la vereda Los Soches, en el suroriente de Bogotá, muy cerca a Usme, donde nació hace 20 años.
“Ha surgido como una aculturación del campesinado. Los campesinos tenemos una forma propia de vida y una forma propia de relacionarnos con el territorio y al estar tan cerquita a todos los barrios y a la Bogotá urbana, eso se va perdiendo cada vez más”, dice Stiven con un dejo de nostalgia y de preocupación en su voz.
Orgulloso campesino
Con un orgullo campesino que viene cultivando desde muy pequeño, Steven estudió su primaria en la escuela los Soches y el bachillerato en el colegio rural El Uval, IED, que queda en la vereda adyacente y una de las 14 que integran la ruralidad de Usme, que, como un cinturón verde de cultivos de cebolla, papa y arveja se resiste a dejarse avasallar por el ladrillo y el cemento que jalonan la construcción de nuevos entornos. Ese miedo y todas esas vivencias fueron las que despertaron en él esas ganas de hacer un diccionario que rescatara la tradición oral de sus ancestros.
Armado de un lápiz y una libreta, desde hace cuatro años, empezó a recolectar todos esos términos que oía circular de boca en boca de sus paisanos, ya fuera en el medio de los cultivos, las reuniones sociales, o en su casa. “Eran tardes de chocolatear, de ir al tajo a escuchar, a hablar con los obreros. Era como una inmersión para captar esas formas en las que ellos hablan, en un diálogo que va saliendo muy natural de manera muy orgánica y fluida”, dice y agrega que también se valió del WhatsApp porque las palabras aparecen cuando menos se esperan.
En seguida, un tuit de la Universidad Distrital con motivo del lanzamiento del 'Diccionario de Jerga Popular Campesina':
📣¡Viernes cultural!📣
— UniversidadDistrital (@udistrital) October 8, 2021
Conoce más sobre el campesinado colombiano 👨🌾👩🌾 con el Diccionario de Jerga Popular Campesina, de la autoría de Yerson Stiven Daza Villalba, estudiante de quinto semestre de la Licenciatura en Educación Artística. Conéctate a las 3 p.m. 📖✍ pic.twitter.com/uE6k107kbL
Una investigación que inició en el colegio El Uval
En ese 2018 recopiló 70 palabras que le dieron cuerpo al que se convirtió en su proyecto de grado como bachiller. El mismo que como una semilla fue germinando, día a día, para que en la Universidad Distrital, como estudiante de educación artística, ganara la beca que este año le permitió cristalizar su deseo de hacer el 'Diccionario de Jerga Popular Campesina', que empieza con la palabra ‘Abrochar’ (cerrar un bulto después de haberlo pesado, o castigar a alguien), y termina con ‘Zumbático’ (desvirolado, loco).
Sumercé y Agüela, de las más bonitas del diccionario
Son decenas, centenas de palabras que le han apasionado siempre y entre las cuales destaca algunas como las más bonitas del habla campesina, entre ellas sumercé, que casi siempre usa para responder a cada pregunta; “sí, sumerce, no, sumercé, y solo superada por ‘agüela’, por una razón muy especial: “Por acá generalmente no dicen abuela, sino 'agüela' que me parece hermosa, no solo por la forma de pronunciarlas, sino porque las agüelas han sido quienes han transmitido estas palabras y quienes mantienen a flote las familias campesinas”, dice reconociendo esa labor invaluable que por siempre han cumplido.
Otro vocablo que rescata, aunque con todos ha establecido como una relación muy especial, es ‘Pontiar’ (Sinónimo de maniar, Amarrar la vaca al ponte). “El ponte es en los establos o en los corrales. Cada vaca tiene un lugar, un sitio para asegurarlas, aquí no se dice guardar las vacas. Entonces por la tarde cada vaca se amarra a un ponte para que pueda descansar ahí, segura”.
'Ponerse la casa de ruana'
El Diccionario de Jerga Popular Campesina, también trae expresiones de uso cotidiano como ‘Buena como la hija y amarga como la suegra, frase usada para describir dos cualidades de la cerveza. Se dice a grito completo mientras se pone en la mesa y después de zamparse un sorbo’; ‘Se le corrió la teja. Frase usada para decir que alguien enloqueció’ y ‘Ponerse la casa de ruana. Frase usada en situaciones en las que se rompen algunas reglas, impuestas por la figura de autoridad’.
Para completar su investigación Stiven Daza, incluyó 7 leyendas campesinas, que aspira sobrevivan a la avanzada urbana que pareciera querer espantarlas de los terrenos rurales.
“Por toda esta dinámica y el contacto directo que se tiene con todos los procesos de urbanización y sobre todo, porque ya los abuelos y las abuelas, muchos han fallecido y las generaciones jóvenes deciden irse y dejar el campo o estando en el campo, digamos que toman otro tipo de labores, o sus vidas enfocan hacia otros puntos”, dice Stiven, quien todavía tiene la suerte de contar con sus abuelos, incluso una bisabuela, por los que siente una infinita admiración.
“Contaban mi papá y mi mamá
que en noches de neblina los
animales principiaban a no
caminar, no andaban las bestias.
Cuentan que cuando se veía el
diablo movían las orejas pa'lante
y pa'atrás, el demonio aparecía
en el Boquerón”. (Fragmento de El Diablo)
El diablo, que tiene dos versiones, El guando, Las brujas, Los tunjos, El currucuy y Las luces son los 7 relatos que resumen un poco las vivencias y el imaginario campesino que se ha ido trasladando de generación en generación gracias a las cálidas voces de los ‘taitas’ y los ‘agüelos’, en noches cargadas de suspenso e iluminadas por la palidez y la debilidad de la luz de una vela. Unas leyendas, unas expresiones y unas palabras que seguirán siendo la razón de ser de Stiven Daza Villalba, un joven ‘berraco’ (el que se echa dos bultos al hombro) que espera que está no sea ni la primera ni la última edición del “Diccionario de Jerga Popular Campesina”.
En seguida, la entrevista en YouTube concedida a la emisora de la Universidad Distrital.