La Secretaría de Educación del Distrito (SED) y Maloka crearon esta estrategia con la finalidad de fortalecer habilidades y actitudes científicas en niñas y niños de educación básica primaria promoviendo la apropiación social de la ciencia y la tecnología en la escuela.
Los colegios participantes son El Jazmín (Puente Aranda), El Libertador (Rafael Uribe Uribe), Aguas Claras (San Cristóbal), El Salitre (Suba), Instituto Técnico Industrial Piloto (Tunjuelito), Saludcoop Norte (Usaquén), Diego Montaña Cuellar (Usme) y Ofelia Uribe De Acosta (Usme).
“Materializamos con la declaratoria de Bogotá Territorio STEM en 2021 y que nos permite promover experiencias de aprendizaje con enfoque STEM en los colegios de Bogotá. Además de los Clubes, tenemos las Olimpiadas STEM, Saber Digital, Academias para la Cuarta Revolución Industrial, entre otros, que llevan a estudiantes y docentes a desarrollar las capacidades, competencias y habilidades necesarias para resolver los grandes desafíos del siglo XXI”, comenta la secretaría de Educación Edna Bonilla.
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Los Clubes STEM son un programa de formación complementaria museo – escuela, dirigido a niños y niñas de 4º a 5º de primaria, que se implementa por medio de sesiones semanales en aula, lideradas por mediadores del museo que promueven su desarrollo del pensamiento científico.
Además de los estudiantes y docentes, los Clubes llegan para innovar en el aula y seguir promoviendo la transformación de la calidad educativa en las instituciones educativas beneficiadas.
Para María Cristina Díaz Velásquez, presidenta ejecutiva de Maloka, los Clubes STEM son una necesidad para Bogotá. “Nos emociona hacer parte de esta iniciativa y fomentar habilidades y actitudes científicas en los estudiantes de nuestros colegios. El impacto de los Clubes está en el reconocimiento de los intereses de niñas y niños, y desde allí proponer actividades de exploración, experimentación y creación, que articulen lo que aprenden en la escuela, y lo que hacemos como Museo”.
Algunos de los principios de los clubes giran en torno a pensar en las y los estudiantes como actores centrales del proceso, promover que niñas y niños puedan aprender, tener oportunidad de hablar y ser escuchados (as) y que todo el conocimiento sume.
Se fortalece su capacidad de escucha, se valoran los diferentes puntos de vista sobre una situación, asunto o problema, se promueve el cuidado propio y colectivo, se estimula la observación de las realidades y los entornos partiendo de la curiosidad para plantear preguntas sobre los fenómenos, situaciones u objetos observados en su entorno y, adicionalmente, se trabaja en torno a la tolerancia para proponer soluciones con el intercambio de perspectivas y el trabajo en equipo.
Esta iniciativa da gran valor a la curiosidad y vitalidad de las niñas y niños de Bogotá con la idea de formar ciudadanías para el siglo XXI en el pensamiento científico y tecnológico.
