Peñalosa le puso el acelerador a la obra del sendero a Monserrate

11·NOV·2016
Los trabajos en el sendero que conduce a Monserrate avanzan a toda marcha. Decenas de obreros trabajan mientras haya luz del día en este camino y, aún c...

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Los trabajos en el sendero que conduce a Monserrate avanzan a toda marcha. Decenas de obreros trabajan mientras haya luz del día en este camino y, aún con los problemas por el mal tiempo que afecta a Bogotá en las últimas semanas, la obra podría estar lista entre finales de diciembre y mediados de enero de 2017.

La rapidez en esta entrega dependerá definitivamente de que llegue pronto el tiempo seco a Bogotá, pues la neblina espesa y la lluvia afecta los trabajos que los obreros llevan a cabo en este sendero.

Las obras en el sendero que conduce a Monserrate, y que miles de peregrinos extrañan desde hace 11 meses en Bogotá, ya están en su fase final, según confirmó el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (Idiger), a cargo de las obras.

“El 20 por ciento de la tercera fase ya está listo”, confirmó Jorge Rojas, líder de las obras de mitigación en el sendero a Monserrate y quien ha estado al frente de la obra desde marzo pasado.

Los trabajos iniciaron en enero del 2016 después de que un incendio, el 16 de diciembre de 2015, obligó al cierre del sendero. Entre enero y marzo de este año, el Idrd taló y retiró los árboles calcinados producto del incendio, que terminó afectando 8.000 metros cuadrados del cerro de Monserrate.

Además del desastre natural que implica la pérdida de tantas especies de esta reserva natural, la tragedia para los bogotanos fue mayor porque el sendero tuvo que ser cerrado. ¿La razón? La caída inminente de rocas sobre el sendero podría causar heridas o incluso la muerte de cualquier caminante. Aún hoy, con las obras casi listas, existe un riesgo demasiado alto y por eso el camino sigue cerrado, y permanecerá así hasta que la obra esté lista en un 100 por ciento.

“Después de que se termine la obra, el camino a Monserrate será el mismo que los bogotanos conocen”, aseguró Rojas.

Para lograrlo y evitar la erosión por falta de árboles, el Idiger instaló una geomalla permanente, que evitará derrumbes futuros en este punto del sendero.

La segunda fase incluye la instalación de un sistema de barreras dinámicas que bloqueen la caída de rocas. Este proceso cuesta 950 millones de pesos.

En este momento el Idiger avanza en la tercera etapa, que incluye la instalación de mallas estructurales para la estabilización de los taludes rocosos y anclajes en zonas de grandes bloques.


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