En ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’ ayudamos a que las personas tengan su propia casa. María del Carmen, una mujer de 76 años oriunda de Bogotá, ha vivido una vida marcada por sacrificios, trabajo incansable y grandes pruebas. Hoy, gracias a su esfuerzo y perseverancia, ve uno de sus más grandes sueños hacerse realidad. Madre de doce hijos, María del Carmen es un claro ejemplo de fortaleza. De su primer matrimonio nació José Francisco, su único hijo sobreviviente, con quien vive hasta hoy. En su segundo matrimonio tuvo otros once hijos, pero lamentablemente, todos ellos, al igual que su compañero por 50 años, fallecieron. A pesar de estas duras pérdidas, María del Carmen nunca permitió que el dolor truncara sus sueños.
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En 1978 se mudó a la localidad de Santa Fe, al barrio El Rocío, un lugar que marcó el inicio de su incansable lucha por construir un hogar digno para ella y su familia. El predio en el que se estableció había sido propiedad de su padre. Tras el fallecimiento de él, su abuela le permitió mudarse allí. Esta oportunidad coincidió con su necesidad de encontrar un lugar donde vivir, ya que no conseguía arrendar debido a su condición de madre de varios hijos.
A lo largo de los años, su vida ha sido un constante esfuerzo por mejorar su hogar. Comenzó desde lo más básico: poner los servicios en la casa, lo cual era fundamental para garantizar el bienestar de su familia. Con el tiempo, su dedicación la llevó a poder finalmente colocar la plancha en su vivienda, un logro alcanzado gracias a su arduo trabajo. María del Carmen nunca se detuvo ante ningún desafío: vendió frutas, chuzos con mazorca, tuvo un restaurante en San Andresito y, más tarde, en su casa. Además, trabajó en la Lotería de Boyacá, donde un golpe de suerte le permitió vender el premio mayor. Con la bonificación recibida, tanto de la Lotería como de los ganadores, pudo ponerle la tan esperada plancha a su casa.
A su edad, y junto a su hijo José Francisco, emprendió un negocio de pasteles de yuca: un proyecto familiar que nació durante la pandemia. Ella se encarga de la elaboración de los pasteles, mientras su hijo se ocupa de la distribución y venta bajo el nombre de “Pacho Pasteles”.
Su historia es un ejemplo de resiliencia, demostrando que a pesar de las dificultades siempre hay esperanza y posibilidad de seguir adelante. María del Carmen expresó: “La felicidad que siento al saber que mi sueño se hará realidad es inmensa, porque más que por mí, esto es por mi hijo, mi herencia para él, por acompañarme a cada instante, y de corazón agradezco al programa de Urbanización y Titulación, porque lo logramos”.
Aunque solo pudo estudiar hasta el quinto de primaria, María del Carmen es una auténtica guerrera de la vida. En 2017, inició el proceso con la Caja de Vivienda Popular (CVP) para obtener su título de propiedad. La CVP trabaja incansablemente para cumplir los sueños de los bogotanos y recuperar la confianza de la comunidad, jugando un papel crucial en este proceso. Para María del Carmen, este título no es solo un papel, sino la culminación de años de esfuerzo y la confirmación de que algunas cosas tardan, pero llegan.
El proceso de titulación de predios es fundamental para muchas familias, especialmente aquellas que han vivido durante años en predios informales. Mira el siguiente video con la historia de María del Carmen Rodríguez y las de otras familias beneficiarias:
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El título de propiedad que ahora posee María del Carmen no es solo un documento; es la materialización de un esfuerzo constante. Es el reconocimiento a una mujer que, a pesar de las dificultades, nunca perdió la esperanza de tener un hogar digno. Este logro no solo representa una victoria personal, sino también un ejemplo de que la perseverancia, el amor y el trabajo incansable pueden transformar cualquier adversidad en una oportunidad para empezar de nuevo. Para María del Carmen, este título es más que un bien material, es el legado de una vida llena de sacrificios y enseñanzas, que deja a su hijo como herencia y que sirve como inspiración para todos aquellos que aún luchan por sus sueños.