“¿Cuál es el animal, que después de tener hijos, piensa en tener casa?", pues nosotros, los seremos humanos, porque primero nos casamos y cuando ya estamos ahorcados por criar a los hijos, no tenemos la posibilidad de ahorrar para comprar una casita”.
La pregunta y la respuesta son de don Jorge Rodríguez, quien, con 76 años, es uno de los adultos mayores de la capital que aspiran a integrar el Consejo Distrital de Sabios y Sabias, un espacio autónomo de participación que ejerce un control social y adicionalmente es asesor permanente en políticas frente a la vejez y a la toma de decisiones que se traducen en acciones dirigidas a personas mayores en Bogotá.
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Por un mejor trato y respeto por el adulto mayor
Habiendo tenido 10 hijos, seis mujeres y cuatro hombres, de los cuales ya fallecieron dos, el señor Rodríguez se considera con suficientes méritos y experiencia para aportar sus conocimientos y sabiduría para que los adultos mayores se beneficien de las políticas públicas que les permitan unas mejores condiciones de vida en sus últimos años y, en particular, en el trato que hoy en día reciben de los jóvenes.
“Nos han inculcado derechos y deberes. Nosotros sabemos que tenemos que respetar a la juventud. También exijo que la juventud nos respete. Que, no por el hecho de estar viejo, canoso, usando un bastón o una muleta, lo vayan a ultrajar a uno. Porque desafortunadamente les cogimos ventaja y ellos nos están cobrando a nosotros el, el hecho de haberlos engendrado”, argumenta.
Inscripciones hasta el 15 de agosto
Por eso, esa, la del respeto mutuo, será una de las propuestas que presente como candidato del sector de Pardo Rubio, en el oriente bogotano, a integrar el Consejo de Sabios y Sabias, cuyas inscripciones estarán abiertas hasta el 15 de agosto en la página www.participaciónbogota.gov.co.
“Aquí en la comunidad hay muchas personas mayores a las que las gritan los hijos, las maltratan: que camine rápido, que lo jalan, ¡que no se qué, que si se más¡-cuenta don Jorge- . Entonces yo pienso que debe haber más protección para nosotros”.
La tecnología ha afectado el compartir en familia
Además, considera que esos hijos, nietos y sobrinos, entre otros, deben prestarles más atención porque, aunque ve a la tecnología como algo muy bueno, considera que está desbordando los límites de la responsabilidad y afectando los entornos que antes eran para compartir en familia: “Un muchacho se sienta con usted a comer y no le pone cuidado. Primero está el celular. No comen en paz por estar mirando el bendito celular y si uno les dice algo lo amenazan con que lo van a demandar”.
Tras haberse iniciado a los 8 años en la construcción y vivir de ella; ya sea como pañetador, pegador de ladrillos, etc., este líder comunal tiene en su plan de trabajo el pedir que no los arrumen y los tengan en cuenta porque muchos todavía se sienten útiles: “Para que se den cuenta que somos seres vivos, que nosotros, si nos ponen un oficio, así sea despacio lo podemos hacer. Podemos barrer, podemos hacer muchísimas cosas todavía. Mientras no esté tullido ni nada de esas cosas” afirma poniendo un énfasis especial en cada una de sus palabras para que ninguna se quede en el aire.
El 13.7% de la población de la ciudad es adulta mayor
En Bogotá, según el Dane, viven 1’058.209 personas mayores de 60 años lo que representa el 13.7% de la población total de la ciudad, razón por la cual la Alcaldía Mayor, a través de la Secretaría de Integración Social y otras entidades, ha puesto especial interés en la atención de sus necesidades.
“Como entidad rectora de la política pública de envejecimiento y vejez, desde la Secretaría de Integración Social y a través de la Subdirección para la Vejez, hemos logrado con esfuerzo mantener los apoyos económicos y el fortalecimiento en nuestros servicios: los Centros Día, los Centros Noche y los Centros De Protección, enfocados en la atención a persona mayor”, indica Xinia Navarro, la directora de Integración Social del Distrito.
Gracias a estos programas especializados en el adulto mayor, don Jorge recibe $125.000 mensuales, que “hace estirar como un cauchito”; también se ha beneficiado de eventos lúdicos y de recreación por lo que ha hecho parte de grupos de danza y baile, en los que ha mostrado sus dotes artísticas.
“Hicimos varias presentaciones: bailamos en el Parque Nacional, en el de los Hippies, en el de Lourdes, en el Simón Bolívar. Bailamos música colombiana y también hicimos una revista brasileña”, recuerda con alegría a la vez que se muestra esperanzado de volver pronto a la pista, pues quedó “como para echarse una bailadita”, después de que recientemente le aplicarán la segunda dosis de la vacuna contra la COVID-19.
Políticas en favor del adulto mayor
Sin su esposa, que murió hace 15 años, ni la lozanía de la piel de cuando era, como se describe “un picaflor”, pero con la experiencia y la sabiduría adquirida en su larga vida, quiere llegar al Consejo de Sabios y Sabias, ondeando su bandera por el respeto, para aportar en la toma de decisiones de la política pública que permita que la vida cobre mayor sentido en la construcción de acciones que redunden en favor de los adultos mayores.
“Así sea despacio, pero lo podemos hacer, y bien hecho”, enfatiza y concluye don Jorge Rodríguez, despidiéndose con la formalidad y las buenas maneras que lo han distinguido entre su comunidad: “No señor, para servirle, con el mayor de los gustos. Buena tarde, que esté muy bien. Muy cordial”.