En la localidad de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá, con el apoyo de las familias y en alianza con el Jardín Botánico, se materializó la idea de conformar una huerta urbana para que los niños, niñas y adolescentes potencien sus habilidades agrícolas.
La huerta Sembrando Futuro nació por iniciativa de niños, niñas, adolescentes y docentes en 2016. Está ubicada en la terraza del Centro Amar, lugar en el que se percibe un ambiente de tranquilidad y se contemplan las montañas de la bella y diversa localidad de Ciudad Bolívar.
Los niños, niñas y jóvenes empezaron con la siembra de plantas aromáticas en botellas plásticas acondicionadas y pintadas y, luego, el interés por la naturaleza se hizo extensivo a participantes profesores, profesoras y familias que paulatinamente se enamoraron del proceso.
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Una huerta con el apoyo del Jardín Botánico
En articulación con el Jardín Botánico consiguieron madera, costales, tierra y gracias a la experiencia de los padres, madres, tías y abuelas pudieron armar las camas de siembra.
Cada puntillazo en la madera fue la cuota inicial para convertir en realidad el sueño de tener una huerta; cada puñado de tierra sirvió como abono a las semillas que cumpliría el propósito de ver crecer vegetales, verduras y aromáticas en las huertas.
Su construcción logró el intercambio de saberes. Entre otros, los de mantener las plantas de sábilas, tomates, lechugas, espinacas y la siembra con el método de esquejes, un proceso que consiste en que una parte viva de la planta se injerta en otra o en un recipiente para que se desarrolle. Después de unos meses, la huerta fue creciendo y sus frutos se empezaron a ver. Posteriormente, con la recolección y venta de la cosecha se compraron plántulas, permitiendo que fuera una huerta sostenible y variada en especies.
Fomento del trabajo en equipo
Son muchas las bondades que brinda la naturaleza, no solo por sus frutos, sino porque permite que haya disciplina por el cuidado diario que se requiere con el riego y desyerbe, además de que fomenta el trabajo en equipo entre niños, niñas y adolescentes, quienes aprenden a convivir en paz, a tolerar y despierta en ellos la admiración por el proceso de sembrar las plantas, ver su crecimiento y la responsabilidad de cuidar a un ser vivo.
Nicolás Hidrobo es un participante del Centro Amar y afirma sobre este proyecto: “es un lugar muy hermoso, es bueno para el ambiente porque es donde las plantas no se procesan, no se pasan por máquinas que le quitan el organismo. La huerta es un lugar donde uno puede compartir con sus amigos, hablar, jugar, entretenerse y saber más sobre los vegetales, cuidar el ambiente, el agua y cómo uno puede ahorrar agua, recolectándola de la lluvia y uno puede sacar lo natural de la tierra. Entonces les digo a todas las personas que hay que aprender a cuidar el medio ambiente”.
De igual manera, la huerta fomenta hábitos alimenticios sanos como el consumo de ensaladas, pues se conoce su origen y su valor nutritivo; además estos ejercicios unen familias, gracias al entorno en que se cultivan, pese a que están inmersas en la parte urbana de Bogotá.
“Para mí la huerta es algo muy importante para nosotros ya que hemos aprendido sobre las plantas, sobre la manera de sembrar, sobre las diferentes formas de cuidar las plantas. El control de las plagas, el cuidado de cosechar bien las plantas y pues me trae recuerdos sobre diferentes fincas o partes de naturaleza que no se ven tanto acá en la ciudad. El cuidado del agua nos brinda un espacio para compartir con nuestros compañeros y ayudarles a los niños a que cuiden bastante y a mejorar las relaciones con el medio ambiente”, asegura Yurani Camila Sánchez, participante de Centro Amar.
A continuación, una foto con el trabajo de las niñas, niños y jóvenes en la huerta:
Después de la pandemia recibieron ayuda de la Subred Sur a través de un profesional que les enseñó los biopreparados con los cuales podían dar control a plagas, usando diferentes productos que brinda la naturaleza. Así las cosas, sus participantes conocen de primera mano el valor de la comida saludable e identifican los productos orgánicos.
Ingrid Vanegas, una de las profesionales de Centro Amar, señaló que “es un proyecto muy bello además en el lugar donde se encuentra (en la terraza) se ve un paisaje muy hermoso, se ven las montañas de ciudad bolívar. Los niños, niñas y adolescentes aprecian, se sienten partes de una colectividad, se sienten parte de una comunidad. Los padres también vienen a ayudarnos en la huerta; en ocasiones hay participantes de años anteriores que nos saludan y lo primero que preguntan es ¿Todavía está la huerta? Suben y riegan las plantas, se creó el vínculo. A través de la huerta se fortalecieron muchas cosas es una red muy grande que se trabaja no solo la parte de cultivos, sino en la emocional”.
¿Qué es un Centro Amar?
Centro Amar, es uno de los servicios que brinda la Secretaria Distrital de Integración Social para la atención de niños, niñas y adolescentes en situación o riesgo de trabajo infantil. Actualmente se atienden aproximadamente 95 participantes en las diferentes jornadas de atención: mañana, tarde, noche y los fines de semana.
El centro cuenta con un equipo interdisciplinario de profesionales que trabajan en la prevención, erradicación del trabajo infantil y la garantía de sus derechos. Desde la localidad de Ciudad Bolívar, el Distrito continúa trabajando por los más vulnerables, fortaleciendo redes de apoyos y generando mayores habilidades entre sus beneficiarios.