Montadas en patines de cuatro ruedas de 64 milímetros, Isabel y Gabriela combinan elementos técnicos y artísticos con pasión y estilo, dibujando con su propio cuerpo siluetas en el escenario del coliseo del Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) de Usaquén.
Este lugar de entrenamiento, de la Secretaría Distrital de Integración Social, se convirtió en el epicentro de una travesía extraordinaria para estas dos jóvenes patinadoras que estarán compitiendo en los Juegos Panamericanos en Ibagué, el próximo 12 de julio.
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Isabel Sofia Neisa tiene 18 años y desde los tres años empezó a patinar como hobby, y a nivel profesional desde los ocho. Su amor por el patinaje ha sido una constante en su vida. “Patinar es para mí como respirar, porque yo patino desde muy, muy pequeña. Es algo inherente a mí y creo que forma parte de mi personalidad. Siento que soy como otra persona cuando estoy patinando, todas mis inseguridades se desprenden y puedo hacer cosas que jamás había pensado hacer. Por ejemplo, a mí me da mucho miedo estar en un público, pero cuando estoy en patines siento que puedo ser cualquier otra persona”, relata Isabel.
Gabriela Suárez, con 10 años, encontró su camino al patinaje de una manera más inesperada. Inspirada por la serie de televisión ‘Soy Luna’, le pidió a su madre que la inscribiera en clases. “Con el patinaje tengo una conexión que me gusta y me ayuda como a soltar cosas que no, digamos, pasó algo malo, pues me ayuda a soltar y tratar de olvidarlo”, dice.
Los sueños de estas dos jóvenes no han dejado de avanzar, aunque el camino no siempre ha sido fácil, ellas luchan por seguir rodando hasta llegar a la clasificación más alta en competencias mundiales. Aquí un post publicado en X sobre ellas:
👧🏼👧🏻Esta es la historia de Isabel y Gabriela, dos patinadoras artísticas que empezaron a buscar sus sueños sobre ruedas. 🛼 Una de 18 años y la otra de 10, se preparan para competir en los Juegos Panamericanos en Ibagué.
— Secretaría Distrital de Integración Social (@integracionbta) July 4, 2024
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Superando obstáculos sobre ruedas 🛼
Isabel desde muy pequeña enfrenta un desafío particular: la lateralidad cruzada. “Mis dos hemisferios están cruzados, lo que me dificulta la coordinación y la dimensión de espacios”, explica. Sin embargo, lejos de ser un impedimento, esta condición ha sido un motor para su creatividad y resiliencia. “El patinaje me ha dado herramientas para solucionar eso. A veces es frustrante, pero se logra”.
Gabriela ha aprendido a transformar las dificultades en oportunidades. Su mamá con gran sacrificio ha buscado miles de formas para poder comprar todo lo que este deporte requiere en cuanto materiales, uniformes, salidas y competencias.
En el CDC de Usaquén de la Secretaría de Integración Social Usaquén, el patinaje artístico no solo transforma a los deportistas, sino también a sus familias que la mayoría son de sectores vulnerables como el barrio El Codito y La Mariposa. La participación en competencias es una lucha constante por recursos, pero también una demostración de la voluntad de cambiar la mentalidad de pobreza.
“Aquí, la falta de recursos no es una barrera insuperable; las familias buscan alternativas, se unen y encuentran formas de apoyar los sueños de sus hijos. Este deporte impacta profundamente a las comunidades vulnerables, cambiando el ‘no tengo y no se puede’ por un ‘vamos a lograrlo’”, cuenta Norma Benavides, profesora de patinaje y también mamá de Isabel.
¿Cómo llegaron a los Panamericanos?
Luego de varias caídas, de búsqueda de recursos, Isabel y Gabriela llegaron a ser escogidas para los Juegos Panamericanos gracias a su constante esfuerzo, muchas horas de entrenamiento y dedicación.
“El proceso de selección no es sencillo; cada competencia distrital o nacional es una oportunidad para ganar un lugar entre los mejores. En este caso, las chicas alcanzaron el puntaje necesario y pasaron a las avaladas para los Panamericanos en sus respectivas categorías. Ambas competirán como profesionales, pero en la categoría de novatos también viajarán otros niños que ya están destacándose en este deporte. La meta de estos jóvenes es seguir los pasos de Isabel y Gabriel, y representar a Colombia en eventos internacionales”, destacó la profesora.
Para Isabel, la noticia de su selección fue un impacto positivo. “Todavía no lo asimilo. Es algo totalmente nuevo para mí, no sé qué esperar”.
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Gabriela siente una mezcla de emoción y expectativa. “Me sentí súper feliz porque luchaba bastante. En las últimas tres competencias no había ganado medalla, pero en la última, que era para avalar a los Panamericanos, logré clasificar”, recuerda.
Isabel y Gabriela no son las únicas que surgieron en el CDC; más niños y niñas viajarán a conseguir su primer galardón.
“Cuando llegamos al CDC enseguida nos abrieron las puertas, abrimos la convocatoria para los niños y empezamos, eso fue un ‘boom’, los niños llegaron con sus patines en línea, y desde ese momento luchamos por ganarnos un espacio”, cuenta la profesora Norma.