¡Aquí sí pasa! En ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’ impulsamos el aprendizaje. Sopa azteca, arroz a la mexicana, tacos de pollo y carne, frijol refrito, totopos, nachos, burros, pico de gallo, guacamole, soda de frutos verdes y crepe de galleta como postre adornaron la mesa principal. Este banquete fue el resultado y destreza de las manos de 25 personas que culminaron un curso de 60 horas en gastronomía.
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La iniciativa se llevó a cabo en el Centro de Desarrollo (CDC) María Goretti, en la localidad de Barrios Unidos, gracias a la alianza entre la administración del alcalde Carlos Fernando Galán y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). Aunque los cursos están abiertos a mayores de 14 años, en esta ocasión todos los graduados superan los 50.
José Eliseo Guzmán, profesional en gastronomía del SENA, explica que no es solo el cierre de un curso de comidas, sino “la evolución de un grupo de personas mayores que demuestran interés, trabajo y que vienen a lo que vienen, con una gran ganancia como la de integrarse entre ellos mismos. Muy rico, la verdad que es muy enriquecedor”.
De acuerdo con el profesional, sus alumnos mostraron tener mentes abiertas, curiosidad y ganas de experimentar: “Quieren replicar lo aprendido con sus familias, eso es muy chévere, muy dignificante para nosotros porque les encanta la comida de otras culturas. Nosotros estamos trabajando cocina americana, o sea la comida rápida, Búfalo Will, costillitas wafles y crepes de la cocina francesa”.
Aurora Peña Herrera, ama de casa de la localidad, calificó como “súper chévere” lo aprendido. “El profesor nos ha explicado muy bien todo, cómo utilizar bien la materia prima, yo aprendí muchas cosas, por ejemplo, hacer pizzas, las salsas, panzeroti, costillitas de cerdo y a cómo manejar un emprendimiento, porque de esto se trata de inclusión social”.
Otro de los participantes es Andrés Julio, publicista de profesión, quien asegura haber logrado una gran experticia para ejercer la actividad. “Maravilloso, porque fue una hermosa oportunidad para aprender, de untarse uno las manos, de que uno definitivamente sienta lo que el profesor nos transmite. Ha sido la verdad muy enriquecedora y hemos aprendido lo suficiente”, indicó.
Andrés viaja los martes y miércoles desde la calle 274 en la localidad de Usaquén hasta el CDC de Barrios Unidos, con el fin de no perder el curso. Según él: “no puedo perder esta oportunidad que me brinda la opción no solo de aprender, sino de ver en un futuro lo que será mi propio emprendimiento”.
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