Estudiantes de Ciudad Bolívar crean primer museo escolar de historia natural

6·ENE·2016
La cabeza de un dinosaurio asomándose por la carrocería de un camión, informa que viene el museo itinerante del Colegio Confederaciones Brisas del Diama...
Museo Escolar - Foto: educacionbogota.edu.co
Museo Escolar - Foto: educacionbogota.edu.co

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La cabeza de un dinosaurio asomándose por la carrocería de un camión, informa que viene el museo itinerante del Colegio Confederaciones Brisas del Diamante de Ciudad Bolívar, cocodrilos, cóndores y hasta dinosaurios en tamaño real conforman el primer museo escolar hecho con residuos, que recorre la ciudad para hacer reflexionar sobre las consecuencias de la mano del hombre en la naturaleza.

Del vehículo se baja el profesor Johny Sánchez, el director de este museo de historia natural, que recorre colegios y exposiciones para llamar la atención sobre las consecuencias de no cuidar el medio ambiente.

Con voz de mando, el maestro organiza la ‘desempacada’ de cada una de las piezas que componen su exposición viajera. Por el tamaño de las figuras y la calidad en los detalles, cuesta creer que estos modelos están hechos en papel y pintura, por lo que el proceso de embalaje y empacado debe ser riguroso para evitar accidentes al transportarlos.

El poderoso Ultraraptor, primo hermano del letal Velociraptor, con sus imponentes 4.20 metros de largo, encabeza la legión de animales, algunos ya extintos, otros en vía de extinción, algunos pequeños y desconocidos como la rata canguro y el diablillo espinoso australiano, y otros de gran tamaño como el rinoceronte y el cocodrilo, pasando por el autóctono Cóndor de los Andes que impresiona con la envergadura de sus alas.

Desde el tronco del gigante rinoceronte y el caparazón de la tortuga, hasta el detalle de las delicadas plumas del cóndor andino, todo fue diseñado y modelado por los estudiantes utilizando como principal insumo el papel, las cajas de cartón y las bolsas plásticas en las que vienen los refrigerios escolares, que se apilaban por montones en las cafeterías de la institución al terminar la jornada escolar.

Porque, como dice el profe Johny, “sería ilógico hacer un museo que exalta la naturaleza gastando recursos y desperdiciando materiales. Por eso usamos material reciclable, y mire, con un poquito de trabajo, convertimos esos ‘desechos’ en figuras para nuestro museo. Entonces, cualquier cartelera que sobre, venga; cualquier caja, tráigala para acá que nos sirve. Nosotros mismos seleccionamos el material que queda aquí en los salones y en la cafetería del colegio y lo reutilizamos para nuestras obras”.

Los asistentes empiezan a agolparse alrededor de la exposición, los grandes se impresionan con el tamaño de las piezas y los pequeños se asustan con los afilados dientes de los depredadores. Unos hacen fila para tomarse una selfie con el rinoceronte y otros tratan de meter la cabeza en las fauces del cocodrilo, mientras Andrés Vargas, uno de los expositores, explica el origen de cada una de estas especies y el fatídico destino que le correspondió por culpa de los excesos del hombre contra la naturaleza.

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